Símbolo de Industriales Agustín Marquetti HIZO PÚBLICO lo que quiere que pase con él en Cuba

Por Yasel Porto

El carismático jugador Agustín Marquetti Moinelo estuvo de visita por su tierra natal tras varios años de ausencia. Allí aprovechó para compartir con amigos y periodistas en su hogar del Casino Deportivo, en el municipio habanero del Cerro.

En uno de sus encuentros cuyo video fue compartido con Swing Completo gracias al colega Gianfranco Alvariño, el veterano exprimera base de Industriales y la selección nacional compartió varios temas que incluso trascendieron el contexto intrínseco al terreno de juego.

Uno de los puntos que salieron a colación fue el relacionado con su decisión de vivir en Miami desde hace casi diez años y sus sentimientos por su país de origen a pesar de la distancia física.

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«Decidí irme para Miami porque ahí donde quiera hay cubanos. Unos me conocen, otro no me conocen pero me siento como aquí porque Miami es la segunda Cuba. Allí tengo desde el punto de vista material lo que no tenía aquí (en Cuba), desgraciadamente, porque son cosas que hacen falta para vivir mejor la vida», dijo el héroe del Mundial de 1972 y la final de 1986, y luego bromeó con que a veces pasaba tiempo sin comerse un bistec.

«Los años que vaya a vivir quiero vivirlos allá porque estoy viviendo mejor que cuando era joven. Pero cuando me muera que me traiga para acá y que me entierren donde quieran. Pero esta es mi tierra y aquí está la mayoría de la gente que me quiere por lo que hice en el béisbol», confesó el mítico número 40 como una especie de deseo de última voluntad compartido con todos a través de esta plataforma.

Con 75 años de edad (nació el 28 de agosto de 1946 en Alquízar) Marquetti goza de excelente salud y se mantiene muy activo en casi todos los aspectos. «Yo me siento súper bien y nunca descanso. Siempre ando con mi carrito y con él voy a todas partes en Miami. Lo que siempre tiene que tener el tanque lleno, ese es un hábito que aprendí desde Cuba», jaraneó.

La última actividad pública importante en la que estuvo presente fue el ya tradicional juego de estrellas del béisbol cubano en la llamada «Capital del Sol».

El hombre que quedó inmortalizado en la historia del béisbol cubano por dos de los jonrones más espectaculares que han existido, emigró legalmente hacia Estados Unidos junto a su esposa en el año 2014. Allí se reencontró con su hijo Agustín Jr., un exlanzador profesional que había llegado a ese país desde inicios del actual siglo.

Posiblemente su mayor entretenimiento en Miami lo pudo desarrollar casi todos los días en su estancia en La Habana. O las noches, mejor dicho. Hablo del dominó, su otra gran pasión en la que cuentan se convirtió en un jugador tan bueno como su calidad como pelotero.

Sobre lo de ser enterrado en Cuba, no han sido muchos los casos de deportistas que fallecidos como residentes en otra nación, luego fueron trasladados a su tierra de origen para ahí recibir cristiana sepultura. Ojalá que cuando eso suceda dentro de muchísimos años no solo se pueda cumplir este deseo sino que se le tribute el homenaje por todo lo alto a quien se lo ganó por mérito propio. Y no solo como un símbolo de la pelota capitalina, de los Industriales, sino de todo un país que nunca lo ha dejado de admirar y respetar.

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