SE TENÍA QUE DECIR: Antonio Pacheco, el mejor de su generación

Por Yasel Porto

El que dude que Antonio Pacheco ha sido uno de los grandes peloteros que ha actuado en Series Nacionales seguramente condiciona ese pensamiento en elementos más allá del contexto puramente deportivo.

No es que yo quiera imponer esta afirmación, sino que en el deporte hay realidades fácilmente demostrables con estadísticas y como en el caso del “Capitán de Capitanes”, con un criterio generalizado plasmado por todas partes.

Claro que muchos de ustedes se estarán preguntando si tiene que ver esto que acabo de decir con el titular y en realidad no existe una relación directa. Sí, porque de lo que se trata no es de la supremacía del santiaguero en lo referente a su etapa como jugador activo, sino lo que vino con posterioridad.

Hablo en esencia de su liderazgo en el grupo de peloteros que compartieron con él en una etapa significativa del béisbol cubano como lo fue esa década del noventa en la que se incluyeron las tres experiencias olímpicas (Barcelona’92, Atlanta’96 y Sydney 2000) y que años después se desempeñaron como managers en el máximo nivel beisbolístico en la isla caribeña.

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De aquellos que intervinieron en al menos una de las tres citas estivales del citado decenio, estos son los que dirigieron en algún momento dentro de la Serie Nacional:

  • German Mesa
  • Lourdes Gurriel
  • Jose Raúl Delgado
  • Victor Mesa
  • Antonio Pacheco
  • Luis Ulacia
  • Juan Padilla
  • Lázaro Vargas
  • Orestes Kindelán
  • Ermidelio Urrutia
  • Pedro Luis Lazo
  • Eduardo Paret
  • Yovani Aragón
  • Javier Méndez

En total se trata de 14 los que vistieron el uniforme de la selección nacional en alguno de estos certámenes que para Cuba resultaron exitosos, incluso el de Sydney pese a quedar en medalla de plata. Pero una presea olímpica y en tiempos ya de profesionales no es algo para demeritar.

Del listado que mencioné hubo varios que destacaron en la función de director, mientras otros si no pasaron con más penas que glorias fue precisamente porque la trascendencia de su nombre no lo permitió.

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Solo Germán y Pacheco consiguieron llevar a sus equipos a lo más alto del podio, mientras otros como Lourdes, Víctor, Paret y Vargas al menos pudieron llegar hasta la disputa del título de Cuba. Padilla y Ulacia fueron los de resultados más discretos, y en el caso del ex segunda base habanero el estar al frente de un equipo tan perjudicado como los Metros lo llevó a establecer el peor récord de un conjunto en temporada de 90 juegos en 2005-06 (apenas 19 victorias).

Si la ausencia de campeonatos ganados lo tomamos como elemento comparativo entonces solo “El Imán” Mesa podría competir con Antonio, algo que sinceramente me parece desacertado. Y sobran las razones.

Primero porque en total de triunfos el legendario intermedista santiaguero fue superior, junto con el impacto de esos resultados.

Pacheco debutó en 2004-05 como manager y ese mismo año condujo a sus avispas al trono de Cuba tras derrotar en la final a los inspirados Vaqueros de La Habana en seis encuentros. Un año más tarde perdió en esa misma instancia contra Industriales, pero al año siguiente tomó desquite frente a los Leones para su segunda corona.

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Lo acontecido en la temporada 2007-08 fue sin duda alguna algo extraordinario que justificó con creces al apodo de aquella generación como “la otra aplanadora” (el Santiago campeón entre 1999 y 2001 fue la primera versión bautizada como la aplanadora).

Varios fueron los récords ofensivos que establecieron parte de sus integrantes, más los colectivos en una serie de renglones importantes, a lo que sumó una defensa de lujo y un pitcheo que sin demasiada profundidad cumplió a la altura de los mejores del campeonato. El colofón fue una etapa de playoff en la que nadie pudo arrebatarles ni una sola victoria (igualaron lo hecho por el propio Santiago de Cuba en el 2000).

Después de merecer el equipo Cuba desde mucho antes finalmente le dieron esa responsabilidad para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Lo que pasó allí sigue siendo parte en la actualidad de fuertes debates sobre el nivel como manager de la selección cubana en esa justa estival.

Casi todo lo que algunos consideran errores estratégicos no costó en el resultado final, y sobre el tema de quitar a Yulieski y poner a Malleta por lo mal que estaba el primero y la presencia de un pitcher lateral enfrente, son pocos los especialistas que he visto cuestionándolo por eso.

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Pero los decisores no pensaron en que una medalla de plata olímpica fue un gran resultado, y no tanto por mirarlo desde una actualidad en la que ni siquiera se clasifica a ese tipo de torneo.

A Pacheco no le dieron más chance porque desde Anglada había comenzado la etapa de si no ganas te vas y ponemos al que gane la próxima Serie Nacional. Poco después también decidió entregar su puesto como timonel de la nave indómita definitivamente. Después de eso nada ha sido igual para Santiago pese a algunas clasificaciones a siguiente fase. Los playoffs más nunca existieron desde la partida del “Capitán”.

Hay quien podrá pensar con toda razón que un director de equipo no se puede valorar solamente por sus títulos, sobre todo porque a veces existe quien tiene la capacidad pero el respaldo del equipo al que dirigió está muy por debajo. Sin embargo, con excepción de Padilla, Ulacia, José Raúl y tal vez aquellos Leñadores de Ermidelio de la primera década de siglo, el resto ha estado al frente de equipos de alto rango en el béisbol cubano.

De todos modos, y aunque no tomemos solamente los títulos como aspecto de comparación, para mí Pacheco sobresale sobre los demás sin que la diferencia sea muy estrecha.

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No se puede ser absoluto, porque de hecho ha habido historias negativas que se han hecho públicas, pero la inmensa mayoría de los peloteros que fueron dirigidos por Pacheco coinciden en la calidad humana y profesional del otrora estelar camarero. Hay muchos testimonios, muchísimos de hecho.

Y sobre sus conocimientos creo que no hay mejor ejemplo de avalar su clase en tal sentido que la función que desde hace años realiza como parte de la plantilla oficial de entrenadores de los Yanquis de Nueva York. Eso lo han logrado muy pocos, y el único del listado de los olímpicos que han dirigido en Series Nacionales.

Desde el punto de vista histórico ya serían palabras mayúsculas, porque son unos cuantos los que tienen méritos que lo superan, pero al menos dentro de Santiago de Cuba en la combinación de resultados y otros factores que van más allá de triunfos, la mayoría lo pone como el mejor por encima de reconocidos en la labor como Manuel Miyar, Franger Reynaldo y el propio Higinio Vélez.

Es por ello que pensar en Pacheco en el Salón de la Fama de Cuba por su trascendencia como pelotero es un error. Por eso muchos lo consideraron justo incluso desde el mismo año de refundación en 2014, pues la fusión de logros como jugador y manager lo ponen en una dimensión a la que casi nadie puede llegar.

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