Apagón en el «Latino» PERMITIÓ JONRÓN DECISIVO en juego con otro hecho IRREPETIBLE

Por Yasel Porto

Aunque los apagones no se han sido cosa ajena en la vida de los cubanos, y en ocasiones partidos de béisbol han sido detenidos momentáneamente por problemas determinados en el alumbrado de un estadio, lo que pasó en el Estadio Latinoamericano ese día fue tan exclusivo como increíble.

Fue el 26 de mayo de 1970 dentro de la atípica «Serie de los Diez Millones» en que pasó todo, según me contó el exjardinero villaclareño Silvio Montejo, Fue «Caballo Loco» o «La Bala de Caibarién», como también lo conocieron, el gran protagonista del hecho vinculado directamente con el corte de luz. Por cierto, no fue esa la única situación insólita acontecida en el estadio Latinoamericano.

La primera de ellas fue que los lanzadores de los equipos que rivalizaban, Las Villas y Camagüey, se conectaron jonrones mutuamente. Primero lo hizo Elpidio Jiménez contra Gaspar Legón, y luego éste último tomó desquite en el final del propio tercer capítulo de partido.

«Pero lo más interesante de esa noche tuvo que ver conmigo cuando le bateo a Elpidio un roletazo al box, tiran a primera y en ese momento se fue la luz. Ahí se paró el juego por un rato y cuando regresó la iluminación el árbitro Alfredo Paz echó la jugada para atrás y ahí mismo me dije que iba a batear prácticamente regalado», cuenta uno de los mejores peloteros de aquellas Series Nacionales de los años sesenta.

La «Serie de los Diez Millones», ganada por la escuadra villareña en la que Montejo era uno de sus baluartes indiscutibles, fue un evento que se realizó excepcionalmente en 1970 por el boom de la famosa y frustrada zafra de diez millones de toneladas de azúcar. Se hizo al término de la Serie Nacional con las seis provincias que en aquel entonces existían (Habana, Pinar del Río, Matanzas, Las Villas, Camagüey y Oriente).

Montejo venía de ser parte como Legón del emotivo triunfo en la cita mundialista de Santo Domingo, el cual considera su momento más importante como pelotero.

«Era una época bien competitiva y para hacer el equipo Cuba no era fácil porque había mucha calidad. Yo era muy regado y por eso no llegué más lejos. Exploté en 1968 cuando fui el primer derecho en batear 100 hits en una temporada, gracias entre otras cosas a las exigencia del gran entrenador Pedro Natilla Jiménez, y así pude me eligieron por primera vez para un evento internacional. Y luego llegó Dominicana que sin dudas será algo inolvidable para todos los que participamos en este Mundial», señaló el carismático veterano oriundo del poblado costero de Caibarién, al noreste de Villa Clara.

Silvio Montejo fue uno de los líderes de aquellos legendarios equipos de Azucareros y Las Villas de finales de los sesenta y principios de la década del setenta

Si bien son escasos ya los partidos nocturnos en Cuba y tendría que combinarse además un apagón y un jonrón para emular lo sucedido aquella noche de 1970, obviamente que las actuales reglas del béisbol hacen que el hecho acontecido con los dos lanzadores sí sea imposible en un 99.9 %.

Como también es bien difícil ser testigos en el presente o futuro inmediato de peloteros como Silvio Montejo, con un nivel de pasión por el juego que fue parte de una etapa bien romántica de nuestro béisbol que posiblemente no vuelva jamás. Eran tiempos donde había calidad, pero la pasión era por mucho la protagonista en cada partido de los campeonatos en la Isla, fuera la categoría que fuera.

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