Deserciones al por mayor: Penosa pifia de excomisionado nacional de beisbol cubano

Michel Contreras

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El beisbol cubano vivió de manera simultánea los últimos triunfos del Equipo Cuba y el auge de los abandonos de delegaciones en el exterior.

El beisbol cubano vivió de manera simultánea los últimos triunfos del Equipo Cuba y el auge de los abandonos de delegaciones en el exterior.

En los años noventa del siglo pasado, el beisbol cubano vivió de manera simultánea los últimos compases de su etapa victoriosa a nivel de selecciones nacionales y el auge de los abandonos de delegaciones en el exterior.

Lo segundo tuvo un peso decisivo en lo primero. Sin embargo, la escasa luz larga de las autoridades de la pelota cubana les impidió calcular debidamente lo que se avecinaba, tal como se desprende del discurso oficial en boga por entonces.

Para muestra inapelable está el botón de una entrevista que le concedió al diario Granma en septiembre de 1996 el comisionado nacional a la sazón, Domingo Zabala, quien rigió los destinos del beisbol cubano durante más de un lustro y fue la cara visible de la decisión de retirar forzosamente a 85 jugadores, muchos de ellos auténticas estrellas.

Los capos del beisbol cubano menospreciaron un proceso creciente

Después de vanagloriarse de los éxitos conseguidos ese año (oro en la Olimpiada de Atlanta, el Mundial Juvenil y el torneo de Holanda), Zabala minimizó cuanto pudo la tendencia al alza en la cantidad de desertores del beisbol cubano.

“¿Preocupan las deserciones?”, le preguntó el fallecido periodista Enrique Montesinos y su negativa fue inmediata. “La campaña, que sabemos ha sido planificada cuidadosa e inescrupulosamente por los enemigos de la Revolución para resquebrajar nuestro poderío en este deporte, solo consiguió cuatro deserciones en el año, apenas un 2.7 por ciento del total de atletas que viajaron. ¿Crees que es para preocuparse?”.

El esfuerzo estatal por ignorar el creciente proceso, ya se sabe, naufragó en aguas del ridícul*. Expuestos a una verdad incómoda, los mandamases del beisbol cubano optaron por imitar a los tres monos sabios (no ver, no oír, no decir), y a la postre la luz debió salir a través de otros canales.

Era un hecho. El número de desertores del beisbol cubano andaba disparad* y el optimismo porcentual de Zabala se vendría abajo poco después de esas declaraciones.

Veámoslo en datos concretos. Hasta la fecha de la entrevista, en 1996 se habían ‘quedado’ el estelar lanzador Rolando Arrojo (en la antesala de los Juegos Olímpicos), dos muchachos de la categoría 15-16 (Yalian Serrano y Osmani Fernández) y un integrante del Equipo Cuba B (Ramón Valdivia).

El beisbol cubano no sería el mismo nuevamente

Pero el grifo estaba abierto y en octubre tiraron el ancla cinco peloteros de la escuadra de Industriales que asistió a la Copa de Clubes Campeones en México. A saber, se trató de Jesús Ametller, Roberto Colina, William Ortega, Michel Hernández y Vladimir Hernández.

El proceso estaba de moda y no precisamente por frivolidad. Al año siguiente habría nuevas partidas importantes (Orlando y Alberto Hernández, Francisco Santiesteban, Osmany Santana), y así, hasta el sol de hoy.

Por más que se tratara de subestimar el asunto y desprestigiar a sus protagonistas, el beisbol cubano no volvería a ser el mismo tras la oleada migratoria. La pregunta del excomisionado nacional (“¿crees que es para preocuparse?”) fue contestada tajantemente por la historia.

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