CASO ÚNICO: Siguió brillando en CIRCO NACIONAL inglés expelotero cubano de mucho talento

Por Yasel Porto

Nadie se imaginó jamás que unos años después de haber sido en una de las figuras con más futuro en el béisbol capitalino y, por qué no, hasta nacional, este hombre de 33 años de edad fuera parte hoy del exitoso circo nacional inglés. Posiblemente se trate del único caso de un expelotero cubano dentro de uno de los oficios más tradicionales de la humanidad.

Esa es la realidad del habanero Adrián José Sierra, que de haber brillado en las categorías menores encontró grandes obstáculos cuando se alcanzó la mayoría de edad en la pelota y en la vida en general.

Casi nadie dudaba que el oriundo del municipio capitalino Playa llegaría a Series Nacionales con Industriales o Metropolitanos, y que poco a poco iría imitando sus grandes resultados de los niveles 15-16 años y juvenil que lo llevaron hasta la selección nacional.

Sierra no solo destacaba por su integralidad ofensiva, sino que contaba con un brazo bien potente que lo hizo incursionar también como lanzador. Mucho se elogiaba su talento, empezando por el colega Suárez Valmaña, quien se extasiaba con sus resultados y condiciones que yo mismo celebré tras verlo en acción con mis propios ojos.

Desde hace siete años Adrián pertenece al circo en Inglaterra tras pasar primero por el de Italia. El propio Adrián José me comentó recientemente de esta realidad y de las causas que lo llevaron a dejar el béisbol contra su voluntad. «No se siente como el béisbol pero también lo disfruto, y es lo que le ha dado de comer a mí y a mi familia».

Pero para llegar allí pasaron muchas cosas, y entre las más amargas sobresale su carrera frustrada como pelotero por la mala suerte o incomprensión de otros.

Adrián Sierra, a la izquierda, antes de partir al Panamericano 15-16 años de 2004

«En mi último año juvenil tuve mi mejor rendimiento y Carlos Martí me dejó fuera del Mundial de Sancti Spíritus. Ya yo venía de hacer equipo Cuba antes, y estuve incluso en el Panamericano 15-16 que se jugó donde mismo el torneo sub23 de ahora, en Aguascalientes en el 2004. Y después en un torneo mundial el primer año juvenil. Nunca hubo una explicación convincente».

Con su salida de la categoría junior muy poca gente dudaba que el debut de Sierra en Series Nacionales sería en cuestión de tiempo. Incluso desde ese mismo primer año en el nivel de mayores. Pero su exclusión de Metropolitanos a última hora en la campaña 2006-07 fue solo el comienzo de su calvario.

«Yo estaba en la preselección juvenil y de Metros al mismo tiempo, pero cuando me incorporé el manager Jorge Milián me eliminó en el corte final y me dijo que la razón era que yo no estaba en la preparación desde el comienzo. Imposible que pudiera estarlo cuando me preparaba para el Mundial Juvenil. Esa fue la primera», comentó.

Un año después de un gran torneo provincial con Playa volvió a ser incluido en el grupo de los escarlatas y otra vez quedó excluido en el momento decisivo.

«En esta ocasión me dijeron que me pondrían en la Liga de Desarrollo con el equipo Capitalinos, y que si tenía una buena Antillana de Acero tendría chance de hacer Metros. Pero ni bateando todo lo que bateé en esa Copa, ni dándole ahí jonrón a Industriales, me tuvieron en cuenta. Le dije a mi mamá que si con eso no había existido una oportunidad en ese momento que cuando empezara la Serie Nacional iba a ser peor».

Fue el año en que Metros tuvo uno de los mejores equipos desde el punto de vista ofensivo, al punto de luchar por la clasificación hasta que se paró el campeonato por el Clásico Mundial de 2009. Hasta los suplentes se hacían sentir con el madero esa campaña.

Las opciones se redujeron mucho más posteriormente, y a partir del déficit de lanzadores en La Habana y que estos eran concentrados en su mayoría en Industriales, el entonces entrenador de pitcheo de los rojos Agustín Ávila lo convenció para que se ganara un puesto como parte del staff de monticulistas. Sobre todo aprovechando que el poder de su brazo le permitía lanzar rectas por encima de las 90 millas por hora.

Pero esas transiciones no son tan sencillas y el arte de lanzar no solo depende de la velocidad. Definitivamente el de Adrián José era como bateador y jugador de posición. «No era lo mismo y tampoco hubo mucho chance para mí y fui eliminado de aquel equipo que dirigía por primera vez Luis Suárez».

Un año más tarde vino la decisión de colgar los spikes al menos dentro de Cuba. «Jugué la Provincial para ayudar a Playa pero ya estaba bastante desmotivado. Aún así tuve muy buena actuación y me tuvieron en cuenta para la famosa Copa Gran Habana».

«Me metieron en el grupo de Industriales y yo sabía que eso era por gusto. Si antes no me habían dado la oportunidad con Metros, ahora era peor. Ellos venían de ganar la temporada anterior y tenían jardineros de primer nivel. Nunca me presenté a los entrenamientos», sentenció.

El exjugador me confesó que dejar a un lado el béisbol le dolió muchísimo, pero necesitaba enfocarse en algo que le permitiera salir adelante porque ya para ese entonces incluso había nacido su primer hijo.

«La situación se complicó bastante y llegó por algunas habilidades fíicas pude entrar en la Compañía de Circo Habana. Ya en 2016 hice mi primer viaje a Francia y el panorama fue mucho mejor que lo que tenía dentro del béisbol. Después viajé a Italia y ahí fue cuando volví a jugar pelota».

Sin embargo, un nuevo obstáculo se presentó en su vida deportiva que lo hizo abandonar definitivamente su gran pasión. «El salario que pagaban en la liga italiana no solo no superaba lo que yo ganaba como artista circense, sino que no era suficiente sobre todo porque ya me había nacido mi segundo hijo. La responsabilidad era todavía mayor y yo necesitaba resolver mi situación personal y la de mi familia».

En los últimos años Adrián Sierra vive con su familia en Gloucestershire, una ciudad del sureste inglés, y como arista circense ha tenido la posibilidad de establecerse económicamente y viajar a muchos lugares dentro y fuera del continente europeo.

A la derecha Adrián en medio de una función con el circo inglés

No deja de reconocer que lo acontecido con el béisbol lo llena en ocasiones de nostalgia y tristeza, por lo que representaba en su vida el deporte, pero esa página ya pertenece a otra etapa y el enfoque desde hace rato está en su familia y el circo.

Es otra de las tantas historias donde el talento no fue suficiente, y que si bien pudiera decirse por un lado que se perdió quizá un buen pelotero, el destino lo premió con otros éxitos profesionales y personales.

Por eso pese a la frustración por un futuro que nunca explotó favorablemente como pelotero, por las causas que hayan sido, Adrián se siente un hombre realizado. Primero por su familia y además, por el triunfo en una profesión en la que como dijimos al principio, quizá no tenga actualmente otro representante dentro o fuera de Cuba que haya sido expelotero.

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