Cuba vs Brasil: Bronca del siglo contada por las protagonistas

Por Boris Luis Cabrera

   En el voleibol femenino siempre ha existido una gran rivalidad entre los equipos de Cuba y Brasil. A lo largo de la historia estos dos conjuntos han llenado sus vitrinas con múltiples trofeos en campeonatos de máximo nivel y se han enfrentado entre sí en partidos de “vida o muerte” en varias ocasiones. Eso ha generado un antagonismo entre ambas escuadras que incluso ha sobrepasado los límites de la cancha de juego.

   El clímax de estas hostilidades se alcanzó durante la semifinal de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, cuando después de una batalla campal sobre la net donde las antillanas se llevaron la victoria, ocurrió una pelea en los camerinos entre varias de sus jugadoras que fue catalogada por muchos como la “la bronca del siglo”

   Han pasado ya casi 24 años de aquel suceso y mucho se ha especulado sobre lo que pasó “tras bambalinas” esa noche de agosto. SwingCompleto conversó con algunas de las “Morenas del Caribe” que fueron protagonistas y decidieron por primera vez hacer público aquellos sucesos ante Brasil.

Antecedentes   

   “La rivalidad con Brasil empezó desde los Panamericanos de Cali, Colombia, en 1971”, nos cuenta la legendaria Mercedes Pomares. “Nosotras les ganamos en la semifinal y ellas no conformes con el resultado, fueron a buscarnos por la noche para pelear y desconcentrarnos antes del juego por el oro con los Estados Unidos, pero las muchachas de nuestro equipo de baloncesto les salieron al paso y nos dijeron que fuéramos a dormir que ellas se encargaban de eso”, relata.

   Sin embargo, con el paso del tiempo esa “calentura” fue quedando en el olvido e incluso a principios de la década del 90 muchas de las jugadoras de ambas escuadras comenzaron a tener cierta amistad y según declaraciones de las voleibolistas cariocas, intercambiaban rodilleras e implementos deportivos con las cubanas por tabacos, esmaltes, maquillajes, entre otras cosas.

   “Las brasileñas venían a Cuba a participar en topes y entrenamientos. Nosotros compartíamos con ellas, usábamos el mismo ómnibus, disfrutábamos de la amistad que pueden tener deportistas de élite, teníamos una relación normal con todas”, recuerda Idalmis Gato, otra de las Morenas del Caribe y tricampeona olímpica.

   Pero todo eso cambió en 1994 cuando el entrenador Bernardiño tomó las riendas del equipo brasileño y les prohibió tajantemente ser amigas de las cubanas. “Fue una estrategia del nuevo director. Recuerdo que Eugenio (George) nos dijo que la única forma que tenían las brasileñas de ganarnos era psicológicamente, no de otra forma”, dice Gato.

   La rivalidad con Brasil comenzaba a formarse. “Yo no quiero que sean su amigas, quizás pueden hablar con ellas después, pero nunca antes de los partidos. Las cubanas quieren ganar, y ustedes tienen que hacerse respetar”, fueron las palabras del nuevo director según declaró una jugadora brasileña unos años después.

   “Ellas nos dejaron de hablar, por lo menos si estaban en grupo o con sus entrenadores. Ni siquiera nos miraban. Si a alguna te la encontrabas en el ascensor sola, si te saludaba, solo saludo nada más. Ese entrenador pasó todas las barreras. Tuvo tanta influencia que ellas que llegaron a tal punto en ocasiones de cruzar hacia otro lado si nos veían venir”, confiesa Gato quien asegura además que “desde el mundial del 94 ellas se pasaban todo el tiempo menospreciando a Cuba en entrevistas y programas de televisión”.

   “Desde que nos ganaron en el Grand Prix de ese año y comenzaron a ganar más dinero, esa muchachas que venían de familias humildes, incluso de las favelas, comenzaron a mirarnos por encima del hombro, a creerse cosas”, señala Regla Torres, quien fuera seleccionada por la Federación Mundial de ese deporte como la mejor jugadora del siglo XX.

El partido

   Desde el primer saque del juego se podía oler “la pólvora” en el aire. “Las espectaculares Morenas del Caribe” ya habían caído frente a las brasileñas en la fase clasificatoria y esto le había dado confianza a sus rivales y al jugarse los tres primeros sets, habían dominado en dos de ellos.

   La estrategia cubana fue simple: sacarlas de paso en la cancha, según reconoció su capitana Mireya Luis en un documental realizado por una televisora brasileña años después.

   “Nosotras estábamos concentradas en el partido, pero las cubanas llegaron a provocar para desestabilizarnos. Eso siempre estuvo claro, fue estrategia cubana”, declaró la jugadora Fofao en una oportunidad en la que confesó que “no estaba tan enojada, pero de hecho nos afectó nuestro juego y nos dejamos llevar por su juego de palabras, sus groserías y faltas de respeto”. 

   Regla Torres recuerda que “la discusión fue por lo de siempre: la lucha por ganar. Todos los juegos contra ellas siempre fueron calientes, pero ya ahí en las Olimpíadas como ya nos habían ganado antes me imagino que pensaron que nos iban a volver a ganar. Eso nos hizo crecernos, así jugábamos mejor. Hubo partidos más tranquilos y por lo general ellas los ganaban, pero yo creo que ellas nunca entendieron que cuando empezaban a cuquearnos nunca las hacía ganar”.

  Por su parte, Lily Izquierdo, otra de las Morenas que logró titularse tres veces en Juegos Olímpicos nos dijo que “Cuba en aquellos tiempos era el equipo a batir en Atlanta 96. No estábamos al 100 por ciento porque habíamos perdido dos partidos en la etapa de clasificación que nos puso contra la pared. Creo que se ilusionaron muchísimo, nos negaron el saludo y eso trajo consecuencias”.

   “Les teníamos tremendas ganas. De repente parecía que todas las nuestras tenían un “santo montado” como se dice en el mundo de la religión. Aquello era una misa. Todas estaban por los cielos. Los saltos, los bloqueos, los ataques, los saques, todo era superior. Pienso que ellas no pueden explicar de dónde salió tanta fuerza extra”, señala Idalmis Gato a la vez que rememora esos últimos sets que para ella fueron como algo mágico.

   Llegó el último tanto, un remate diabólico de Mireya que le dio en el rostro a Marcia Fu, y las cubanas habían asegurado su pase a la gran final.

La bronca

   El mundo entero fue testigo del roce debajo de la net entre varias jugadoras. Algunos empujones y palabras fuertes calentaron el ambiente mientras la capitana rival, Ana Mozer, exigía respeto con un dedo amenazante y el gran Eugenio retiraba a sus muchachas para evitar problemas mayores.

   Los camerinos fueron el escenario del campo de batalla. Así relatan los hechos las jugadoras cubanas:

Marlenis Costa:

   “Raisa iba conmigo por el pasillo cuando Ana Paula le da con el codo y fue ahí cuando la halé por los pelos y comenzó todo. Antes que ellas bailaran zamba nosotras ya bailábamos guaguancó”.

Yumilka Ruiz:

   “Recuerdo que íbamos a nuestros camerinos pero antes había que pasar por el de las brasileñas. De momento veo que se vuelve a formar la piñasera. Ana Ibis y Marlenis enredadas con dos de ellas, Mirka tirando pomos de Gatorade y la gente corriendo. Filo halando pelos y tratando de meter a la gente para adentro de los camerinos”.

Regla Torres

   “… Cuando iba por el pasillo de vuelta al camerino siento un escándalo y cuando llego me encuentro ya la discusión con las primeras de nuestras jugadoras que habían pasado por allí, en la parte de afuera del camerino de Brasil. Había un policía parado en el medio de la puerta para que no entrara ni saliera nadie y las brasileñas dentro diciéndonos cosas.

   “Recuerdo que alguien se coló por entre los pies del policía al camerino a dar golpes. Yo cogí una nevera que había en el pasillo que tenía Coca Cola, hielo y esas cosas, y empecé a tirar latas por encima del policía para allá dentro. Si le di a alguien no lo sé”.

Idalmis Gato

   “…y en ese momento se formó la bronca y le di una patada a Ana Moser que le marqué el muslo”.

   Según cuentan, Eugenio estaba nervioso, más que por el altercado por la posibilidad que aquello le pudiera costar el pase a la discusión de la medalla de oro. “Al principio quería fajarse con Bernardiño. Se estaba quitando el reloj para eso. Pero después ayudó a terminar aquello”, dice Torres.

   Las jugadoras de ambos equipos jamás olvidaron aquel día. Aunque esta fue la más famosa de las peleas entre estas encarnizadas rivales, dos años después volvieron a enredarse a golpes durante la edición del Grand Prix.

   “En aquel entonces yo era una jugadora joven y nunca imaginé que el partido podría terminar así. Hubo de todo un poco, desde insultos hasta ciertas agresiones. Cuando yo creía que todo había terminado, en el camerino se formó lo grande, ellas enfurecidas y nosotras con la sangre muy caliente. Se armó la de San Quintín. No lograba salir de mi asombro, pero de que fue una experiencia, lo fue”, recuerda Zoila Barros.

Relación entre ellas en la actualidad

Regla Torres

   “Amistad en lo particular no mantengo con ellas, sí con otras muchas jugadoras, pero no con ellas.

   Entiendo de rivalidades y que en un momento determinado dentro de un juego caliente se dicen muchas cosas, pero mentarle la madre a uno o decir que eres una macaca (mona), como sucedió después de las Olimpiadas en la final del Grand Prix, y cosas por el estilo, son comentarios bien feos, simplemente reforzaron mi pensamiento de que no son amigas, nunca lo fueron”.

Idalmis Gato

   “Yo pienso que si nos vemos en algún lugar del mundo en competencias deportivas o actividades, podemos saludarnos, pero hasta ahí. Quizás si me toca trabajar con alguna de ellas pudiera haber una razón para algún acercamiento. Ya esa rivalidad queda en el recuerdo, es historia pasada de buenos tiempos”.

Yumilka Ruiz

   “Ya con el tiempo tenemos amistad con alguna de ellas. Yo hablo con Leila y Paola. Pienso que todo eso se quedó en el pasado. Ellas en estos últimos años han tenido mejor rendimiento y con ello más fama que nosotros aunque “le rayamos la pintura” en los Juegos Panamericanos del 2007, eso tampoco se les va a olvidar nunca”.

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