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Una y otra vez, los encargados de regir el deporte en Cuba demuestran los verdaderos objetivos que persiguen, los cuales están muy lejos de buscar el bienestar de los atletas. El anteproyecto de la Ley del sistema deportivo cubano es otro ejemplo de las intenciones reales de la parte gubernamental y los planes de control absoluto que se trazaron. Si alguien desea saber los motivos de la constante estampida de integrantes de equipos nacionales, aquí tiene una muestra de la tensa realidad que viven a diario.
Dicho documento debe consolidar su validez en el venidero mes de julio, cuando la Asamblea Nacional del Poder Popular le otorgue el visto bueno para que tome carácter oficial y se convierta en otro de los métodos para mantener a los deportistas cubanos bajo un yugo ideológico.
El medio de comunicación Diario de Cuba publicó este 3 de junio un profundo estudio del tema y en el presente escrito compartimos varios puntos de ese análisis que no se pueden perder de vista. Las repercusiones de alzar la voz y pensar diferente serán enormes para aquellos que no estén de acuerdo con la línea a seguir.
Política de censura de la jefatura deportiva de Cuba
Los indicios del adoctrinamiento están presentes en cada letra de la Ley del sistema deportivo cubano, para no dejar margen a las dudas. El artículo 120 es una prueba palpable de esta realidad, pues exige que los deportistas cubanos deben «demostrar actitudes patrióticas, revolucionarias y antimperialistas, al defender la identidad, la soberanía nacional y el Movimiento Deportivo Cubano reflejado en el alto nivel competitivo» y tienen que «dirigir los procesos educativos de la educación física, el deporte, la actividad física comunitaria y la recreación física con elevados valores éticos y morales».
La autonomía de pensamiento se prohibió de manera tajante y los atletas deben asumir papel de autómatas, o serán expulsados de las filas del equipo nacional. El proyecto de ley no es más que otra cadena que pretende sofocar cualquier intento de confrontación.
El artículo 233 es otra de las «joyas» que las autoridades deportivas de Cuba usarán a su favor en lo referente a la contratación de atletas en el extranjero. Estos tienen que «ser autorizados, previo análisis de cada caso, a viajar al exterior por asuntos particulares«, o no podrán cumplir con esos propósitos. El segmento 154.3 obliga a los implicados a «asistir a las convocatorias de las selecciones nacionales para la participación en competencias deportivas internacionales o la preparación de las mismas», lo cual es una especie de reglamento impuesto a la fuerza y sin derecho a la réplica.
Castigo por pensar diferente
Entre tantas letras vacías y llenas de manipulación, resaltó una en particular que se tradujo en la muestra más clara de imposición. El artículo 181.1 es una total afrenta a las glorias deportivas de Cuba, quienes pueden perder ese estatus si muestran actitudes contrarias al sentir del régimen.
«La condición de gloria y personalidad del Sistema es revocada cuando las personas que la ostenten hayan perdido los requisitos por los cuales le fue otorgada«, plasmó el documento sin medias tintas.
En conclusión, la Ley del sistema deportivo cubano no es más que otro instrumento de censura. Los gobernantes pretenden acallar las voces que aparecen a diario tanto dentro de la isla como en figuras que escaparon del país. No hay otra lectura.
Hagan lo que hagan los atletas seguirán escapando buscando mejorar sus vidas