SAY WHAT? De la estelaridad en el béisbol cubano al éxito como plomero

Por Yasel Porto

No son todos para los que el béisbol dura toda la vida como oficio. Un gran porciento solo recibe dinero por estar vinculado al deporte solo una parte de su vida, ya sea como activos y un tiempo después de retirados en funciones de entrenador, asesor, directivo, etc.

Da igual el país que sea, esto ha sido algo tradicional a lo largo del tiempo. No todos tienen las mismas oportunidades ni hay espacio para que todos sigan conectados con la pelota laboralmente hablando.

Por diversas razones esta realidad es todavía más normal y hasta lógica dentro de los Estados Unidos, sobre todo con los peloteros cubanos.

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Una de las más poderosas es que al ser emigrantes tienen que tratar de ganarse un puesto en un complejo entorno beisbolero en el que además de los nativos americanos también están el resto de los latinos y extranjeros en general. En el caso de los cubanos habría que sumar la barrera del idioma que a muchos los ha marginado de niveles bien importantes. Dígase las Grandes Ligas y las Ligas Menores.

Son cientos y cientos los peloteros cubanos que hoy residen en Estados Unidos. Posiblemente más de la mitad no tengan relación directa con el béisbol, al menos tomando como referencia las decenas de ellos con los que he tenido la oportunidad de conversar por una u otra vía.

Camioneros, choferes, custodios, vendedores, entre muchos otros oficios insospechados para la mayoría de los fanáticos, los cuales a veces se sorprenden porque se trata de profesiones totalmente antagónicas al deporte.

En esa gama bien amplia de actividades aparece la de plomero, labor que desde hace años realiza con éxito uno de los lanzadores más populares que tuvieron los Industriales y que incluso integró la selección nacional en torneos tan trascendentales como el Clásico Mundial de 2006.

Hablo del guanabacoense Deynis Suárez Laguardia, quien lanzó con excelentes resultados entre 2002 y 2009, etapa en la que fue considerado uno de los monticulistas más talentosos de toda Cuba. En esa etapa varias veces se ubicó entre los mejores en renglones tan significativos como el promedio de carreras limpias, el de ganados y perdidos, así como las victorias y hasta los ponches. De forma colectiva fue parte protagónica en los títulos de los Leones en 2003, 2004 y 2006, y sobre su estancia en el equipo nacional, tuvo en la Copa Intercontinental de 2006 su momento más destacado.

Pero Deynis nunca pudo enderezar su rendimiento desde que llegó a Estados Unidos, debido en buena medida por las lesiones que lo privaron de demostrar en la pelota profesional esas condiciones formidables que desde su tiempo como juvenil habían impactado dentro y fuera de Cuba.

Luego de su retiro trabajó un tiempo como entrenador pero llegó un momento que la rentabilidad de ese oficio no era lo suficiente y cuando hay familia de por medio no cabe dudas que la necesidad pesa más que la pasión. Aún cuando se trata de lo único que se ha hecho toda la vida.

Deynis comenzó a aprender el trabajo de la plomería, y con el paso del tiempo fue desarrollando sus habilidades en su nuevo rol que ahora desarrolla en Cape Coral, un pueblo ubicado en la costa oeste de Florida, donde todo va marchando viento en popa y a toda vela.

Forma parte de la Compañía B and I Contractor, la cual se dedica a montar todo el sistema hidráulico en las nuevas construcciones. Y allí está de lunes a viernes y ocasionalmente algún que otro fin de semana cuando la situación lo amerita.

Para Suárez, con quien converso a cada rato por la buena relación que no une desde Cuba, esto de la plomería lo ha asumido con el mismo interés que le dedicó a la pelota, de ahí que los resultados sean muy favorables.

Aunque nada en la vida es absoluto ni definitivo, parece indicar que el béisbol para el estelar ex lanzador capitalino solo estará presente en el futuro como para la inmensa mayoría de las personas.

Lamentablemente se perdió un buen instructor de pitcheo, pues hay que escucharlo hablar para comprobar todo lo que ha aprendido en materia deportiva con el paso del tiempo gracias a su experiencia en Cuba y Estados Unidos, tanto como atleta como en el rol de entrenador. Pero así es la vida y mientras sea un oficio honesto y que contribuya a que él y su gente estén bien, nada de eso puede ser cuestionada. Al contrario.

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