Prospecto que se quedó en Mundial Sub23 a punto de renunciar al béisbol por falta de apoyo

Por Yasel Porto

Cuando lo entrevisté hace par de meses no pensé que poco tiempo después estuviera a un paso de dejar a un lado definitivamente la profesión que ha desarrollado casi toda su vida y que tanto lo apasiona.

El jardinero e inicialista espirituano Diasmany Palacio fue uno de los doce peloteros cubanos que abandonaron la selección que asistió al último Campeonato Mundial sub23 celebrado en México, y de los que poco después decidió cruzar la frontera para radicarse en territorio de Estados Unidos.

La idea original era ser representado por un agente que luego le gestionara un contrato con alguna organización de Grandes Ligas como ha sucedido con otros que decidieron irse por la opción de la residencia estadounidense y la firma a través del draft amateur.

Uno de esos casos es el de su amigo y compañero de equipo hasta el pasado año en la Serie Nacional de Cuba, el receptor Loidel Rodríguez, otro de los quedados en la competición celebrada en territorio mexicano. El máscara yayabero ha tenido un inicio muy favorable con la Universidad de Miami y tanto su agente Carlos Pérez como varios especialistas consideran que su evolución en todos los sentidos lo llevará en unos meses a alguna organización de Grandes Ligas.

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Pero con Palacio la realidad ha sido opuesta en 180 grados en lo que concierne al béisbol, razón para tomar ciertas decisiones en su vida que lo tienen apartado por completo del campo deportivo.

En conversación sostenida con él hace muy poco me confirmó que se había trasladado de Miami a Tennesee para tratar de salir adelante en su vida, porque hasta ahora no había logrado apoyo para iniciar el camino en la pelota norteamericana.

Los agentes que contactaron con él nunca materializaron nada y el joven de 24 años ve cada vez más lejana la posibilidad de conseguir un trabajo como jugador profesional. De igual manera a Diasmany todavía le queda un hálito de esperanza de que aparezca alguien interesado en insertarlo en algún sistema beisbolero en Estados Unidos, ya sea una Liga Independiente o la opción todavía posible de entrar al draft amateur.

En estos momentos se gana la vida como parte de una compañía de electricidad, un oficio que conoció hace muy poco, como también el idioma y hasta la nieve.

Palacio participó en cuatro temporadas dentro de la Serie Nacional de Cuba y fue la de 2020-21 la más relevante desde el punto de vista ofensivo. Compiló para 286 con 31 carreras propulsadas y 16 extrabases, 14 de ellos dobletes.

Tal vez con la creación de la Asociación de Peloteros Cubanos este tipo de problemáticas puedan tener una mejor solución. No es que la entidad vaya a tener en su poder una varita mágica para resolver todos los problemas, pero al menos utilizará la experiencia y relaciones de sus integrantes. Ello podría contribuir a que el camino de estos jóvenes en los Estados Unidos sea menos complejo y que el nivel de talento sea el único motivo que influya en su meta de jugar como profesional y tener el sustento por varios años de esa manera.

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