Entrerevista exclusiva con Jean Walters Valdés nieto de leyenda cubana

Jean Walters Valdés, nació en un hogar donde se respiraba puro béisbol, su abuelo Erwin, fue una de las figuras más destacadas en el inicio de las Series Nacionales, resultando el primer líder de los bateadores en los torneos cubanos que comenzaron el 14 de enero de 1962. Hoy les traemos la entrevista que nos cedió.

El pasado 29 de febrero de 2020, el más joven de la saga Walters, cumplió su sueño y a los de 18 años llegó a un acuerdo (se desconocen los términos del mismo) con la organización, Arizona Diamondbacks, luego de abandonar la Isla el 12 de julio de 2019.

Este versátil jugador de cuadro de 165 libras de peso y 5.11 de estatura, batea a las dos manos y entre sus cualidades destacan el tacto, una defensa hermética y la velocidad de sus piernas. El «Brillo´´ como se le conoce en República Dominicana, es un segunda base natural aunque puede desempeñarse en el campo corto y la tercera base.

El equipo de Swing Completo lo contactó para conocer detalles de su vida y algunas experiencias vinculadas con su corta carrera deportiva. Amablemente accedió a responder varias interrogantes y no vaciló en declararse fans de nuestro sitio.

-¿Dónde naciste?

En el central España, eso pertenece al municipio Perico, en la provincia de Matanzas.

-¿A qué edad comienzas a jugar béisbol?

Comencé cuando tenía más o menos de 2 años, todo era como si fuese un jugo, yo lo llevo en la sangre, prácticamente, desde que abrí los ojos, mi padre me inculcó el amor por la pelota.

-¿Cuáles son tus primeros recuerdos vinculados con el béisbol?

Recuerdo que siendo bien pequeño mi padre me lanzaba piedras y yo las bateaba en dirección a un central que queda justo frente a mi casa, así fue creciendo ese bichito, que al parecer, es genético y en mi familia ha transitado de generación en generación.

A los tres años, mi padre me llevó por primera vez a un terreno de pelota, eso no se me olvida jamás. A los seis años participé en un campeonato nacional, categoría 9-10 como invitado, mi padre fue el director.

-Ya que hablas de tu familia, además de tu abuelo ¿alguien más jugó pelota?

En mi familia todo el mundo jugó béisbol, mi papá, mis tíos y mis primos. Mi tío Marcos, jugó en Series Nacionales y aunque no fue una estrella alcanzó buen nivel en los equipos matanceros, fue campeón con Henequeneros en 1991.

Mi papá no llegó a las Series Nacionales como jugador, pero sí lo hizo como entrenador, en la Serie LIV (2014-2015) estuvo con el equipo Matanzas, ese año Víctor Mesa fue el manager. Después en el propio 2015, fue coach de tercera con el Sub-23. En la actualidad se desempeña como manager del equipo Perico, primera categoría.

¿Conservas algún recuerdo de tu abuelo (Erwin Walters)? 

Primero te diré que nunca me llamó por mi nombre, siempre me decía Campeón o Bárbaro. Él falleció el año pasado cuando yo tenía 17 años y lo recuerdo con cariño, me daba muchos consejos.

Mi abuelo era la persona más sencilla y honesta que he conocido jamás, era un hombre de respeto, se caracterizaba por su humildad y sobre todo era muy disciplinado; fíjese que él me contó que nunca lo expulsaron de un terreno.

En lo referente a lo deportivo me cuentan que desde la primera vez que me vio jugar en un torneo oficial dijo: ese es pelotero. Siempre me insistió que bateara para el centro del terreno y que me sacrificara en todo momento, solo así iba  a lograr mis metas.

En una ocasión durante un campeonato provincial, que tuvo lugar en el central España, cerca de la casa donde vivíamos, me tocó decidir el partido se me acercó, me puso la mano en el hombro y me dio un consejo y un beso, gracias a eso pude decidir el juego.

-¿Quién fue tu primer entrenador?

Mi papá fue quien me enseñó todo lo que aprendí de béisbol en mis primeros años, después vinieron otros que me ayudaron bastante, pero él fue el primero.

-¿Formaste parte del sistema de enseñanza deportiva en Cuba?  

Cuando terminé la categoría 11-12 años, donde fui subcampeón nacional, hice las pruebas para ingresar a la EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva), Luis Augusto Turcios Lima pero no me aceptaron por no poseer la estatura y el peso requerido, estuve un año fuera y posteriormente pude matricular en dicha escuela en octavo grado, a la edad de 13 años.

Al terminar ese curso escolar resulté baja técnica, me desmotivé y estuve dos años fuera del béisbol organizado, aunque me mantuve entrenando con mi papá.

-¿Cómo regresas entonces, quienes te dieron las fuerzas necesarias para volver a intentarlo?

Mi familia siempre insistió para que regresara, me apoyaron muchísimo en todos los sentidos, emocionalmente fue un reto para mí, yo me sentía con el talento necesario y las fuerzas suficientes para triunfar y decidí no rendirme.

Luis Batista, Jesús Salgado, actual entrenador de pitcheo del equipo Matanzas, en la Serie Nacional, y quien por ese tiempo era entrenador en una liga callejera, al igual que Batista, me ayudaron bastante en esos dos años, también lo hizo Cirilo Cruz.

En el 2018 integro la preselección juvenil que entrenaba en la academia ubicada en el Palmar de Junco, pude hacer el equipo, pero no jugué regular. En los entrenamientos integraba la combinación de short y segunda con Alexander Vargas, que ahora pertenece a los Yankees de New York, una semana antes de comenzar el campeonato Alexander se va del país y yo me enfermo, el muchacho que ponen por mí lo hizo bien y se mantuvo durante todo el campeonato.

Al año siguiente, desde el principio, me gané la titularidad en segunda base y en 36 juegos promedié para 298 de average, producto de 34 hit en 114 turnos al bate.

Seguidamente me incluyen en la preselección del conjunto que participaría en el torneo Sub-23, estuve súper bien y no fui incluido en el equipo.

-¿Qué pasó después?

Eso me molestó bastante porque yo estaba convencido que había estado bien, mis padres una vez más me levantaron la autoestima y me dieron ánimo.

Pasadas algunas semanas se comunican conmigo y me proponen venir a República Dominicana para probar suerte aquí, lo conversé con ellos y estuvieron de acuerdo.

-¿Cuán difícil fue para ti tomar esa decisión de abandonar tu tierra, tu familia?

Eso fue duro, dejé atrás a muchos seres queridos y a mi tierra que tanto adoro, lo hice con el objetivo de perseguir mi sueño, todos me dieron ánimo y gracias a dios, hoy puedo decir que he cumplido con ellos y conmigo.

A mí me habían hablado otras veces para que me fuera de Cuba, pero mi papá nunca estuvo de acuerdo, él quería que yo siguiera los pasos de mi abuelo y eso a mí me parecía muy bonito. Sin embargo, luego de todas las injusticias que cometieron conmigo en Cuba, donde no valoraron mi talento solo por ser chiquito de estatura, decidimos en familia, y con la ayuda de dios, salir a buscar un lugar donde apreciaran mi trabajo.

-Ya en República Dominicana ¿cómo comienza el proceso que culminó en tu firma con los Dbacks?

Primeramente tuve la dicha que el señor Javier Rodríguez se hiciera cargo de mí, fue mi representante y mi entrenador desde el principio, el trabaja para una compañía que se llama, La Alianza, la cual se hizo cargo de otros peloteros cubanos como Yasmany Tomás, Yusniel Efraín Díaz, Omar Estévez y Alfredo Rodríguez, entre otros.

Lo primero que hicimos fue trabajar en el aspecto defensivo, Javier y su hermano Daury Rodríguez, dedicaron un mes entero a perfeccionar mi defensa y a trabajar en el gimnasio. Terminado ese mes entonces tomé mis primeras prácticas de bateo.

¿Cómo recibes la noticia que serás firmado con una organización de Grandes Ligas?

Yo hice varias presentaciones ante organizaciones de Grandes Ligas, Marineros, Astros, Yankees, Cubs, Tigers, Nationals, entre otros, pero siempre el más interesado fue Arizona, al punto que me vieron seis veces.

Luego de la última ocasión que me vieron, me voy para la pensión y al otro día me dicen que tengo tryout nuevamente pero que coja un poco de ropa porque me voy a quedar en el complejo de entrenamiento. Pasado un rato se me acerca un entrenador y me dice felicidades, los Dbacks están interesados en ti y te firmarán.

-¿Qué sentiste en ese momento?

Yo no sabía qué hacer, estaba contentísimo, lo primero que me vino a la mente fui mi familia y lo orgullosos que iban a estar de mí.

-¿Cómo es un día normal para Jean Walters?

Lo primero que hago cuando me despierto es hacer una oración dándole gracias a dios por un nuevo día; luego me aseo, desayuno, me pongo el uniforme y automáticamente mi pensamiento se centra en el béisbol; después me dirijo al terreno y realizo la práctica que corresponda a ese día. Al terminar tomo un baño, almuerzo y descanso, unas dos horas.

En la tarde voy al gimnasio y trabajo mi físico; luego me baño nuevamente, ceno y antes de acostarme hago una oración agradeciéndole a dios por todas las bendiciones ocurridas en el día.    

-¿Cómo quien sueñas ser, cuál es tu jugador favorito?

Mi jugador favorito es José Miguel Fernández, desde que estaba en Cuba lo imitaba al punto que muchos me preguntaban si era familia suya, siempre me llamó la atención lo fácil que le resultaba batear.

En las Grandes Ligas me gusta como juega Javier Báez, el torpedero de los Cubs, es un pelotero que le pone unas ganas tremendas y siempre se entrega por completo, se ajusta mucho a mi forma de jugar.

-¿Cómo ves al joven Jeans de aquí a 10 años?

Jugando en Grandes Ligas al 150 %.

-¿En qué empleas tu tiempo libre?

Aquí es bien poco el tiempo libre, pero en mis ratos de descanso me gusta hablar con familiares y amigos y buscar información en Youtube.

-¿Qué es lo próximo que viene, donde jugarás de inmediato?

Todavía no me han dicho oficialmente, pero debo comenzar jugando en la liga de verano en República Dominicana

-¿Jugarías representando a Cuba en el futuro, si te convocaran para un Clásico Mundial?

Por supuesto que sí, yo nací y me hice pelotero en Cuba, uno de mis sueños siempre fue ponerme el traje de las cuatro letras.     

-Que le dices a aquellos que siempre confiaron en tu talento y te vieron crecer como beisbolista y como ser humano

Que seguiré trabajando bien fuerte día a día por ser cada vez mejor pelotero y mejor persona; y a mis vecinos del Central España, en Perico, les digo «nunca dejaré de ser aquel niño intranquilo que no se cansaba de batear piedras y jugar al taco´´.

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