Por Darien Medina
El tema Premier no tiene fecha de caducidad como tampoco lo tienen la saga de fracasos en la arena internacional de los últimos años de nuestro béisbol. Más allá de los cambios en la dirección creativa y del cuerpo actoral la puesta en escena ha sido la misma, lo más creativo ha estado en las declaraciones pre competencia aunque al final igual han pecado de un ego muy por encima de la realidad, es decir palabras y contexto no han sido lo mismo.
En tiempos donde la sabermetría se ha apoderado de cada detalle estadístico del béisbol, donde average de bateo, ganados y perdidos no son elementos suficientes para medir calidad llegan otros argumentos que hablan y reflejan mucho más, aunque la temperatura de los números sigue siendo de cierto modo fría, es que al final el béisbol sigue sin caber en números, porque la pelota es mucho más que batear y fildear.
Y en esa búsqueda de traspasar el clasicismo se ha quedado varado el equipo Cuba de béisbol, el estancamiento no sólo ha sido en identidad, ha llegado a lo anímico, y en medio de todo eso y muchísimo más se ha quedado perdida la pasión, y vida sin pasión, es todo menos vida.
Y al punto de medir entrega y pasión no ha llegado ninguna fórmula matemática ni algoritmo informático, la vista y el corazón siguen siendo la mejor manera de captar estos elementos, da igual que tengas de por medio la pantalla de un televisor acompañadas de voces apagadas y dormidas.
El equipo Cuba cada vez se parece menos a su gente, de llegar a ser la coronación de un atleta se ha convertido en un martirio en una carga pesada reflejada en rostros y almas, el terreno tiene forma de campo santo donde no se permiten sonrisas, ni aplausos ¿y Cuba sin música es Cuba?
Si la pelota es un escape a los problemas, si es un alivio para los dolores de cabezas que el día a día nos regala, el “Cuba» no se ha enterado que lo necesitamos en modo pasión. Más allá de las carencias en el juego que cada vez se hacen más evidentes esta generación necesita una dosis de gracia y de recuperar sonrisa que alguien le sepa explicar que esto es un juego nada más que eso y que una derrota con sonrisa es diferente.
Este equipo parece más centrado en cumplir un reglamento disciplinario que cumplir lo técnico y táctico, se ven más enfrascados en esconder sonrisas que entender las señas que vienen desde una cueva húmeda sombría y fría.
Las últimas palmadas y sonrisas que salieron de una banca cubana son de un lejano 2006 en medio del sueño del primer Clásico Mundial de Béisbol, desde entonces como esa canción de Silvio: Tu sonrisa ha cambiado pero en esta realidad a diferencia del poeta, si pasará sin luz.
Gracias Angel, es patetico ver como este regimen despues de arrasar con casi todo en la isla, tambien nos dejaron sin beisbol.
Esperemos que algun dia se pueda rescatar algo de las viejas glorias y hasta volver a encaminar lo que fue nuestro pasatiempo nacional.
Oiga Carlos como siempre tus comentarios son de excelente factura, tú has dibujado la decadencia de la sociedad cubana que se está reflejando en el béisbol, concuerdo 1000% contigo.
La entrega, el esfuerzo, la actitud y los deseos de un atleta tienen poco valor cuando estan ausentes o son pobres los fundamentos (tecnica, habilidades y conocimiento) que permiten competir (no hacer papelazos). En ese caso ni el entrenamiento mas riguroso ni el entrenador mas experimentado pueden lograr exitos ante rivales superiores y bien preparados.
En realidad, el equipo Cuba, parafraseando al articulista, «parece más centrado en cumplir un reglamento disciplinario que cumplir lo técnico y táctico» porque sencillamente no puede hacerlo diferente.
No pueden aplicar lo que no han aprendido. No puede cumplir tecnicamente lo que no dominan. Traduccion: No pueden batear lanzamientos en rompiente desde diferentes angulos y con control que bordean la zona de strike y se meten en la zona de adentro, y se realizan de acuerdo al scouting previo, por una razon sencilla: el pitcheo de las Series Nacionales se ha debilitado tanto y diluido en el disparate de 16 equipos tan pobres, que aunque tengan todo el amor, la disciplina y los deseos, no pueden (ni podran sino cambia el regimen) vencer, ni siquiera competir, como hicieron sus compatriotas de decadas pasadas.
En otras palabras, por muchos deseos, impetu y actitud ganadora que tengan Quesada, Oscar Luis o Yunior Ibarra, no podran evitar tomarse 9 ponches frente a Kershaw, Cole o Yates, e incluso frente lanzadores de nivel de A de Australia, Colombia u Holanda.
Respecto al papel del beisbol como «un escape a los problemas», hace rato que por politica de estado ese rol de pasatiempo nacional le fue otorgado oficialmente al futbol y a las estrellas foraneas.
Por eso, aunque la isla en los proximos 100 anos no forme ni un solo futbolista de nivel, la nomenclatura proletaria llego a la conclusion que televisar y promocionar al Real Madrid, al Barcelona, a Lionel y a Ronaldo eran resortes mas efectivos de entretenimiento (circo) y economicamente bien factibles, que el costoso beisbol.
Recuerden que estos bandidos en el poder no han tenido escrupulos en acabar con la agricultura, la industria, las viviendas, la familia y los valores, ¿por que seria diferente con el beisbol?. Pues por muy deporte nacional que haya sido la pelota por 150 anos, hace rato dejo de servirles (y de interesarles) como propaganda de la «superioridad» socialista. Y eso es lo que cuenta, para ellos…