ESCÁNDALO: Niños del 13-14 en Cuba, sin transporte ni agua para bañarse

Por Boris Luis Cabrera

Los discípulos del profesor Carlos Martín regresaron a la capital del país con el trofeo de campeones por segundo año consecutivo. No hubo notas de prensa ni reportajes periodísticos. El único reconocimiento se lo hicieron los anfitriones en Manzanillo donde se celebró la fase final del evento correspondiente a esa categoría.

Fue el colofón de una larga odisea donde peloteros y familiares de la Habana volvieron a sufrir en carne propia el resultado de las ineficiencias y el desinterés de las personas encargadas por la Comisión Nacional de béisbol de velar y garantizar el buen funcionamiento de una competencia, tan importante en el desarrollo de nuestro pasatiempo favorito.

“Estamos muy molestos, desde que esos niños tuvieron que viajar en un tren viejo durante 24 horas para llegar y jugar su primer juego a las 9 de la mañana, empezaron los problemas”-Nos escribe uno de los padres de los muchachos.

“Además de que somos nosotros los que resolvemos todos los implementos deportivos, tuvimos que gastar bastante dinero allí para mantenerlos bien alimentados. El desayuno era pan con mayonesa y agua, eso es una falta de respeto, sin contar que no tenían ni agua para bañarse”-Continúa.

Sin embargo, es el problema del transporte-otra vez-el que ha generado el malestar general, empañando la alegría de los jóvenes campeones.

Cuatro largos días estuvieron esperando los atletas y su cuerpo de dirección por un transporte que los trajera de vuelta a la capital y nunca llegó. Totalmente olvidados a cientos de kilómetros de sus casas, esos niños con edades entre 13 y 14 años, muchos de ellos sin sus familiares cerca, vivieron momentos de angustia y desesperación inconcebibles.

“Tuvimos que regresar por nuestros propios medios”-asegura uno de los familiares.

“Gracias a los profesores con sus gestiones personales fue posible al fin salir de allí y regresar a la Habana después de cuatro días sin recibir ninguna respuesta de los dirigentes deportivos”-Nos dice la madre de uno de los peloteros.

“Todos los padres estamos en lo mismo, esperando una respuesta porque esto no puede continuar así. Esta es la base del deporte nacional”-Alega otro.

¿Cómo es esto posible? ¿Hasta cuándo van a seguir sucediendo estas cosas? ¿De qué manera se pueden pedir resultados en el futuro cuando un grupo de personas irresponsables siguen lacerando los cimientos de nuestro sistema deportivo? ¿Qué tranquilidad puede tener un padre cuando su hijo sale a competir a otras provincias y es dejado a la buena de Dios?

¿Por qué nadie les da una explicación a esos atletas y a sus familiares? ¿Qué medidas toma la Comisión Nacional de Béisbol con los responsables? ¿Seguimos echando la basura debajo de la alfombra?

Estas cosas siguen sucediendo todos los días, en la serie nacional, en el campeonato sub 23, en todos los eventos beisboleros. ¿Qué está pasando? ¿Quién o quienes están conspirando contra nuestro deporte nacional? ¿Por qué a nadie le importa?

¿Por qué una competencia con carácter nacional no tiene cobertura periodística? ¿Por qué se hacen inaccesibles las estadísticas? ¿Dónde está el premio espiritual para esos niños campeones, el reconocimiento a sus sacrificados profesores?

Preguntas y más preguntas sin respuestas. Nuestro béisbol sigue dando traspiés, las nuevas generaciones sumidas en un mar de desmotivaciones y las categorías infantiles, cimiento de nuestro sistema deportivo, sigue al garete apuntalada por los padres en cada área deportiva.

No me canso de la misma pregunta: ¿Hasta cuándo?

Nos vemos en el estadio.

Scroll al inicio