Está Anglada, pero Urquiola también pudo ser el mesías al rescate

Por Alexander García Milián

La primera imagen… sale un tipo gordito, bueno, tiene panza, un tipo sentado en un sillón, un tipo sin camisa y fumando tabaco; me percato a los pocos segundos que el tipo esta en su casa y es Alfonso Urquiola.

La segunda imagen, que también puede ser la primera, la quinta, la sexta; la segunda imagen que recuerdo es la del equipo Cuba en la Serie del Caribe de San Juan en Puerto Rico, allá en 2015. 

Es el equipo Cuba, es el juego que decide el pase a semifinales contra Puerto Rico; es un rostro que se fragmenta en miles de rostros, es la cara de un tipo que escruta el campo con ojos pequeños, medio achinados; es la cara de Alfonso Urquiola, el entonces manager de Pínar del Río, de los Vegueros que días después ganarían el torneo.

En ese momento, el de San Juan, los comentaristas hablaban de Alfonso, que si dejo demasiado al torpedero; Moreira se había ido pero hablaban de Luis Alberto Valdés, el que tuvo que asumir, sí le echaban leña a lo que parecía una hoguera y Alfonso como Hatuey, pagaba los platos rotos.

Pero Cuba venció a México en la final, entre Frederich Cepeda y Héctor Mendoza, la selección les dio un alegrón histórico a los aficionados y los criticones tuvieron que meterse la lengua donde… ya saben.

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Está Donald Duarte en un costado, Michel Conteras en el otro y casi al centro Alfonso Urquiola; las palabras fluyen, lo que se escucha es bomba; corrupción, apatía, favoritismos.

Es Urquiola, quien había ganado la Serie del Caribe, el mismo que un año antes había sido campeón con Pínar del Río, venciendo en la final al Matanzas- Cuba de Víctor Mesa; el mismo que se había ido, al volver armó un elenco destartalado, ganó la Serie de Oro contra Ciego, se volvió a marchar, regresó, tomó otro equipo descompuesto, lo volvió a armar y venció; Alfonso es grande y sabe de pelota como pocos, quizás el que más.

  • “En los entrenamientos observo todo y se si estas para jugar o no,… se cuando esta cansado un pelotero, cuando esta en forma, por los gestos, por la actitud en la jaula o haciendo bullpen…”- alega Urquiola en televisión nacional.

Unas palabras más, otras menos, Alfonso ha dicho lo mismo varias veces y los hechos le dan la razón. El tipo es un conocedor indudable, aglutina a los peloteros, les saca el extra, pero molesta porque dispara de frente; es incomodo como todos los que son así.

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Las noticias se funden, se unen y luego toman su rumbo; Rey Vicente Anglada es elegido como nuevo director del equipo Cuba y el fanático goza con ello.

Unos dos meses atrás, Alfonso Urquiola había renunciado a un contrato en Panamá para tomar las riendas de su Pínar del Río otra vez.

En 2007, Rey Vicente Anglada clasificó a Cuba para las Olimpiadas de Beijing, ahora pretenden que llegue a Tokio.

Con Anglada se obtuvo quizás el último resultado serio del béisbol cubano antes del triunfo de Pínar en San Juan; el habanero ganó los Panamericanos de Río de Janeiro y  a finales de 2006 también logró la corona en la Copa Intercontinental  de ese año.

Con Anglada y Urquiola se tienen tal vez a las dos mentes más prodigiosas del universo del béisbol en Cuba; Anglada está, es el director; Urquiola quizás este en su casa y se entere de este trabajo, pero no fue llamado para nada.

Entonces mañana, cuando vean que debió estar, cuando pretendan enmendar el error, mañana será tarde.

Cuando todos hablan de esta y de aquella ausencia, nadie menciona al pinareño, pero bueno… la Comisión nos da otra de esas píldoras agridulces de siempre.

Estimados lectores piensen un poco, mediten y díganme que piensan sobre el tema.

Nos vemos a la vuelta.

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