La peor noticia: Murió un gran amigo MLB y leyenda del pitcheo cubano

Por Yasel Porto

Mal empieza este 2022 sin dudas. A la muerte de Elpidio Jiménez hace unos días acaba de conocerse que el exlanzador cubano de Grandes Ligas y de la pelota profesional cubana Lázaro Gonzalo Naranjo Couto, falleció la noche de este jueves en la ciudad de Miami.

Durante diez días “Cholly” estuvo luchando contra el virus que tanto daño ha hecho a la humanidad en los dos últimos años, hasta que finalmente no pudo más. Su corazón, pulmones y riñones no daban más.

A los 87 años era el segundo pelotero más veterano entre los cubanos que han actuado en las Grandes Ligas, luego de haber sido parte de los Piratas de Pittsburgh en la campaña de 1956.

Naranjo también fue miembro de la extinta Liga Profesional Cubana con el popular Almendares. Con ellos ganó la campaña de 1958-59 y luego la Serie del Caribe.

Fue un destacado entrenador en la capital cubana durante varias décadas en las que se ganó un cariño por sus conocimientos y carácter. Tanto es así que todavía hoy son muchos los que recuerdan con agrado su labor en varios de los terrenos habaneros.

En 1995 emigró a Miami, Estados Unidos, donde permaneció hasta el día de hoy sin desvincularse de la pelota. Iba casi a diario a los partidos de los Marlins y se le vio mucho tiempo como entrenador en la academia del también fallecido Paulino Casanova.

Hace unas semanas estuvo ingresado por otro tipo de afección, oportunidad que aproveché para visitarlo y verlo por última vez. Nunca sospeché que sería la última por el buen ánimo que tenía el cual se puede apreciar en el video que tomamos en la clínica. Por cierto que esta misma semana había salido otro video de él en su reencuentro hace tiempo atrás con su compañero del pasado Jackie Hernández, y casualmente esta mañana estaba yo escribiendo un artículo sobre ese momento.

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“Cholly” siempre se caracterizó por su carácter jovial y todo el tiempo se lo pasaba haciendo chistes y diciendo frases que hacían inolvidable los encuentros con él.

Fue parte de varios de los proyectos en los que he trabajado en los últimos cinco años en los que resultó componente protagónico y no solo como entrevistado. Fue mi compañero de varias travesías dentro y fuera de la ciudad para visitar a otros veteranos de su época, así como determinados sitios históricos del béisbol.

Con su muerte el béisbol cubano pierde a una de sus figuras más pintorescas, carismáticas y con buena dosis de calidad. Con su partida en lo personal se me va un amigo muy especial cuya noticia de muerte todavía no alcanzo a asimilar como tal. Tan cercano era que desde hace meses el fondo de pantalla de mi laptop era la foto de este artículo.

En conversación con su primo Ramón Couto, su cadáver será incinerado en los próximos días y sus cenizas descansarán en un nicho de un cementerio de la ciudad de Miami en ceremonia que se comunicará en su momento.

Descansa en paz viejo amigo, otro más que pierdo en dos años como antes sucedió con Ismael Sené y Andrés Ayón. Nos vemos un día en otra dimensión para seguir reviviendo todas tus historias llenas de tantas cosas buenas, interesantes y divertidas.

EPD por siempre, como dijiste tú tantas veces mezclando el pasado con lo moderno: “hasta que se seque el malecón”.

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