DIJO ADIÓS figura histórica del béisbol cubano con 32 Series y 4 títulos internacionales

Por Yasel Porto

Aunque han pasado varios días ya, no sería justo que se pase inadvertida la noticia de la muerte de uno de los entrenadores más destacados que ha tenido la región oriental en sentido general.

Según varios medios de prensa holguineros y mi colega Reynaldo Cruz, este domingo 22 de mayo cuando dejó de existir Miguel Giró Betancourt luego de haber estado vinculado con el béisbol buena parte de su vida de 84 años.

«Mingueo» murió en la capital santiaguera, aunque había vivido parte de su vida en Holguín. No obstante, su nacimiento se había producido en el actual municipio de Songo La Maya, el 11 de febrero de 1938.

El destacado historiador Norton Lorenzzi le suministró a Cruz algunos datos importantes relacionados con el desaparecido entrenador, quien en sus inicios jugó como jardinero central a finales de la década del cincuenta. Sus primeros equipos fueron el del Reparto Sueño (categoría juvenil) y el del barrio Los Olmos (primera categoría municipal).

Nació el 11 de febrero de 1938 en el pueblo de Cuatro Caminos, perteneciente al municipio santiaguero de Songo-La Maya, y doce años después, al mudarse junto a su familia hacia Santiago de Cuba, descubrió su pasión por el béisbol. De todos modos no fue mucha su trascendencia como jugador, y muy pronto comenzó a sobresalir en el rol de entrenador pese a su juventud.

En 1962 lo nombraron manager del conjunto beisbolero del Ejército Oriental y luego pasó al equipo del MININT de Santiago de Cuba, a quienes condujo al título regional. Este resultado fue clave para debutar en Series Nacionales en la temporada 1964-65 con los Orientales.

Su presencia en el cuerpo de dirección le permitió haber sido parte del histórico triunfo en la campaña 1966-67, legendaria por aquel gran pitcheo de Manuel Alarcón en el juego decisivo contra Industriales en el estadio Latinoamericano.

Llamó la atención que un año antes no fuera tenido en cuenta para la dirección tras la sanción de Roberto Ledo, y prefirieran poner al receptor Ramón Hechavarría en la doble función de jugador y manager. Algo que, por cierto, ha sido único en los certámenes de la Isla que ya andan por la edición 61.

De todos modos muy poco después sería probado en este rol. Fue en 1971-72, aunque sin un rendimiento destacado de sus discípulos (24-48, 8vo. lugar). En esa temporada fue el otro plantel oriental, Mineros, el que tuvo mejor desempeño al disputar la corona frente a Azucareros.

Por nada menos que 32 campañas estuvo entre coach y manager dentro de los clásicos cubanos, y además del triunfo del triunfo de Orientales en 1967 habría que resaltar la actuación de los holguineros en 1994-95 tras discutir las semifinales frente a Villa Clara. Fue lo mejor del territorio hasta el título de 2002, del que también fue un contribuyente aunque ya se había retirado de las Series Nacionales.

A nivel internacional sobresale su presencia en la Copa Intercontinental de 1991 en Barcelona, la cual Cuba ganó con un «segundo equipo» timoneado por Gerardo «Sile» Junco.

También fue parte como coach del Cuba B en los Juegos Mundiales Universitarios de 1993 (Bufalo) y 1995 (Fukuoka) en los que la escuadra caribeña se llevó las medallas de oro, siempre con Pedro Jova como dirigente. Antes había estado en el cuerpo de dirección del conjunto que se llevó los máximos honores en el Mundial Juvenil de 1978 en Venezuela.

A voluntad de su familia el cuerpo de Miguel Giró fue cremado, un método que cada vez se ha hecho más frecuente entre deportistas y cubanos en sentido general.

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