Por Yasel Porto
Otra noticia totalmente desagrable para el béisbol cubano ha trascendido en esta jornada de martes 26 de octubre. Nada menos que el día del nuevo aniversario del estadio Latinoamericano (fundado en 1946 con el nombre de Gran Stadium del Cerro o de La Habana).
Se trata nada menos que de unos de los últimos sobrevivientes reisidentes en Cuba de la extinta liga profesional de la Isla: el exlanzador y entrenador Máximo García.
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Nacido el 23 de diciembre de 1936, Máximo fue un pitcher zurdo que actuó como profesional entre 1955 y 1964 entre México y Cuba. En el gigante centroamericano tuvo hasta cinco temporadas superando la decena de victorias.
Fue integrante de los Elefantes del Cienfuegos que se proclamaron campeones de las dos últimas campañas en la pelota rentada de la mayor isla caribeña.
Años después de su retiro su vinculación con el béisbol más conocida recayó en los juegos y ligas de veteranos, así como su pequeña academia en la que muchos niños pudieron aprender la técnica del juego de béisbol.
En el plano personal siempre me unió un buen vínculo con él, y fue uno de los expeloteros con mayor participación en el proyecto comunitario «Béisbol de Siempre» que conduje junto al ya fallecido Ismael Sené.
El pasado 12 de noviembre se le rindió un homenaje especial en el cementerio de Colón en el panteón de los peloteros profesionales, conjuntamente con otros veteranos como Luis Zayas, Ibrahim Brull y Andrés Ayón (ya fallecido en ese momento).
Descanse en paz Máximo García y de mi parte las más sinceras y profundas condolencias a sus familiares y amigos más cercanos.
Hasta donde tengo conocimiento, con su deceso queda Luis Zayas como el único residente en Cuba con participación en la eliminada liga profesional cubana, la más fuerte que existió en el mundo después de las Grandes Ligas y Ligas Negras de Estados Unidos.