Por Yasel Porto
La cifra de figuras vinculadas con el béisbol cubano que han llegado a Estados Unidos desde noviembre pasado sigue en aumento.
Uno de los casos más recientes está relacionado con un natural del oriente de Cuba que trabajó hasta hace un tiempo como entrenador. Eso, después de desarrollar una labor como lanzador en la que su principal mérito es lo que señalamos precisamente en el título.
Se trata del guantanamero Geovanys Castañeda Serrano, quien parecía que después de la temporada de 1997-98 se convertiría en un monticulista estrella dentro del béisbol cubano. Mas todo quedó en un fenómeno pasajero para desgracia de él y de los Indios del Guaso.
A Castañeda lo recibieron los lanzadores Dayron Alexis Riera y Freddy Salazar, quienes aparecen en la foto publicada por el usuario Cuba Cuba en su perfil de Facebook. La misma fue compartida por el grupo Indios del Guaso, también de esa red social según pudo percatarse el colega Sandy Mederos de Cubalite.
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En la citada lid que arrojó los mejores resultados para Geovanys, éste conformó un excelente trío con los establecidos Giorgi Díaz y Leonides Turcás para guiar a Guantánamo a su primera clasificación a playoff. Cerró con balance de 9-3 en 16 aperturas y gracias a sus tres únicas lechas en su trayectoria en Series Nacionales, junto a otras actuaciones destacadas en la campaña, terminó con formidable PCL de 1.96.
La blanqueada más importante, y más que eso, su juego más significativo de su vida profesional se produjo el 22 de noviembre de 1997 cuando dejó sin hit ni carreras a la selección de Las Tunas.
Hasta ese momento este lanzador había pasado sin penas ni glorias por la pelota cubana, luego de aparecer únicamente en un partido de la temporada 1993-94 donde apenas tiró par de entradas.
Después de la 37ma. Serie Nacional sus resultados decrecieron considerablemente en la siguiente lid. No pudo hacerse justicia ni en la clasificatoria, ni en los playoff en los que Guantánamo derrotó 3-1 a Villa Clara y luego le dio batalla hasta el juego 6 a Santiago de Cuba.
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Evidenció una mejoría en la lid 1999-2000, especialmente por una efectividad de 2.05. Claro está, ese fue un resultado bastante engañoso si tenemos la utilización de la bola de menos bote en décadas dentro de la pelota cubana al máximo nivel.
Fue bateado sin compasión en la siguiente contienda y ya para el año 2002 no había cabida para él dentro de un cuerpo de lanzadores que ya había perdido casi todas las piezas que le permitieron convertirse en un equipo muy competitivo.
Aunque no queda claro el tipo de lesión sufrida por Castañeda, colegas del territorio oriental me comentaron por aquel tiempo el motivo principal del déficit en sus resultados y su salida definitiva del roster de los Indios. Una lesión con carácter irreversible que venía caminando poco a poco hasta liquidarlo por completo.
Su foja total fue de 22-20 en 78 apariciones, la mayor parte como abridor, con una efectividad bastante buena a pesar de todo (3.33), 193 ponches, 146 bases por bolas y promedio rival de 265.
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Después de su despedida del juego activo se convirtió en un importante entrenador de pitcheo en su provincia. Llegó incluso a integrar el equipo del territorio a la Serie Nacional con tres managers diferentes (2014-15, 2019-2020 y 2020-21).
