Locura desbordada en la pelota cubana

Por Alexander García 

    Era la temporada de la ilusión, era o es, o también puede ser tantas cosas, puede ser luz otra vez o ser sombra, o ser esto y aquello, en fin, que de especulaciones como siempre se vive en nuestra pelota y quizás en ello esté la parte más interesante del asunto. 

   Lo primero que notamos es paridad entre los equipos, pues a los cuatro primeros clasificados: Santiago de Cuba, Camagüey, Matanzas e Industriales, le siguen otro grupo de cuatro equipos con diferencia de hasta dos juegos entre sí. Este contexto supone que cualquier racha negativa para estos elencos bien puede cambiar su orden en la tabla, hasta enviarlos a la zona neurálgica de la misma, a pelear los lugares del 13 al 16. 

   La validez de la anterior afirmación se puede constatar con varios ejemplos, pues en las últimas subseries, Villa Clara con 9 y 6, navegaba entre los primeros cuatro, sin embargo, después de suspender par de juegos con la Isla, cedió 1-2 en el tope particular con Cienfuegos para después dividir ante Artemisa como local. Esta situación puso ahora mismo a los Leopardos a pelear por el octavo y último boleto a postemporada. 

   De igual modo, Holguín tras vencer a Matanzas en el Victoria de Girón, 2-1, sufre una costosa barrida ante Granma que lo pone al límite en cuanto a porcentaje de ganados y perdidos, ello después de comenzar bien arriba la temporada. 

   En fin, estimados lectores, cuando uno piensa que las cosas se estabilizan en un chasquido viene la debacle, el cachumbambé o lo que sea indique inestabilidad. Pinar del Río después de barrer a Guantánamo, toma una bocanada de aire que lo coloca de lleno en la pelea, pero vuelve a caer otra vez en un slump perdedor, después de sus recientes derrotas ante Cienfuegos.  

   Al mismo tiempo, el equipo más estable de las últimas temporadas, Las Tunas, después de vencer par de veces a Guantánamo, sufre un inesperado pase de escoba a manos de Camagüey y ya pone con los pelos de puntas a sus seguidores, pues, ahora mismo, nadie avizora un resurgir de los Leñadores.

   Los más de cien jonrones conectados hasta la fecha disparan las alarmas en cuanto al desborde ofensivo, pero todo no es color de rosa, más cuando el tema de los cuadrangulares es algo inflado debido a la baja en el pitcheo

   Más allá de las 85 millas de promedio, la cuestión con los lanzadores se agudiza debido a la falta de concentración, pues cuando llega un inning con tres ponches luego le sigue otro donde se permiten tres dobles y un jonrón o se comienzan a dar bolas hasta llenar las bases para después entrar con 70 millas por el medio del home.  

   Si Granma luce hermético a la defensa, el líder Santiago queda a deber todavía. Si ayer batear para 300 era una epopeya con todas sus letras, hoy, la marca de 400 se estremece y desde el Oriente hasta Occidente se dan líneas por doquier. 

   Resulta cierto que el campeonato apenas empieza y que por ende es muy pronto para poder dilucidar algo, pero bueno, hasta ahora, una vez más, el horizonte se pinta negro y solo nos queda aferrarnos a la esperanza. 

   Nos vemos a la vuelta.

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