Por Yasel Porto
Los logros dentro y fuera de Cuba convirtieron al expelotero camagüeyano Luis Ulacia en uno de los más destacados de su tiempo y posiblemente figure como el mayor ícono de su provincia por décadas. Y sumando todas las épocas no pocos también lo incluyen en la élite de los primeros bate, los más versátiles y hasta los ambidextros.
Sin embargo, de la misma forma que su imagen deportiva llegó a altos niveles, la personal se fue debilitando en los últimos tiempos al extremo de verse envuelto en algunos escándalos públicos. Hablo sobre todo de lo sucedido con el campeonato nacional de las pequeñas ligas, donde trascendió una actitud muy descompuesta incentivado según varios testimonios al encontrarse en cierto estado de embriaguez.
Quiero aclarar que este artículo intenta hacer un llamado a la reflexión. Especialmente los más críticos de los errores y actitud en general del legendario número uno de los equipos agramontinos y el nacional. No para convertirlo en un santo, sino para entenderlo y en algunos casos hasta apoyarlo para que estas cosas no vuelvan a suceder.
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Desde hace un tiempo el tres veces medallista olímpico ha estado inmerso en una dura y lógica depresión en el que el alcohol ha sido un gran enemigo. Pero también ha recibido el apoyo de varias personas importante dentro de la provincia según me comentan colegas y peloteros de ese territorio.
Según mis fuentes, y lo que yo pude constatar en un viaje reciente a Camagüey, el principal motivo de su situación tiene que ver con los dos accidentes en los que ha sido protagonista, con víctimas mortales además. En el más reciente si bien no tuvo culpa, por desgracia provocó el fallecimiento de su pequeña nieta.
Vale recordar que años atrás había cumplido sanción con internamiento especial por un choque en el que perdió la vida una persona por el impacto con su carro.
Incluso hasta algunos funcionarios importantes para sacarlo definitivamente adelante y que pueda superar completamente los problemas que hoy lo tienen más distante del béisbol de lo que debiera estar. En un segundo momento existe la intención institucional que vuelva a tener protagonismo con el béisbol en Camagüey, como el gran pelotero que fue y los conocimientos que puede transmitirle a otros.
El nacido en la capital cubana llegó a ser incluso manager en Series Nacionales, aunque sus resultados y tiempo en la función no fueron significativos.
Ojalá que la fuerza de voluntad de Ulacia junto con el apoyo de la familia, amigos y otros con más o menos incidencia, permita que el Jugador más Valioso del Mundial de 2001 pueda salir adelante en todos los sentidos.
Mi mayor deseo es que mi próximo escrito sobre él sea para compartir el regreso de esta estrella al firmamento del que nunca debió salir, ya sea por lo que hizo mal o lo que en su momento otros contribuyeron negativamente. Ahora la clave está en lo que se haga, empezando por él, por todo lo que representa en lo personal y para el béisbol cubano en general.