Medias Blancas siguen enamorados del talento cubano y el 2020 será legendario

Por Juan Páez

Este jueves, los Medias Blancas de Chicago anunciaron la contratación millonaria de Yasmani Grandal, por cuatro años y 73 millones de dólares, la firma más grande en la historia de la franquicia. Casi 24 horas después extendieron el acuerdo de José Abreu a tres campañas y $50 millones, incluyendo la oferta calificada aceptada por “Pito”. Estas son simplemente muestras de que la organización sigue creyendo, como siempre, en el talento cubano de exportación.

Grandal se unirá a un núcleo importante conformado por Abreu y Yoan Moncada, que a su vez esperan al súperprospecto Luis Robert, llamado a ser la gran cara del futuro reluciente que aparentemente les espera a los patiblancos.

Pero no todo es cuestión del presente, pues el largo idilio que une al equipo de la ciudad de los vientos con los jugadores nacidos en Cuba se remonta a 1922, cuando el lanzador José Acosta se convirtió en el primer antillano en vestir el uniforme de la franquicia.

Alrededor de 30 años después, era ligeramente más común ver a cubanos con los Medias Blancas. Fue en 1951 cuando los del sur de Chicago tuvieron a su primera gran estrella isleña: Orestes Miñoso. “Minnie” se convirtió en una leyenda del club a punta de batazos que le abrieron las puertas al resto de sus compatriotas.

No era para menos, el orgullo de Marianao dejó una huella imborrable de más de mil 500 hits y más de 800 impulsadas en 12 campañas con tal escuadra.

Tiempos modernos y gloriosos

Desde el 2000, la presencia cubana se ha acentuado en los patiblancos. Incluso el recordado y polémico José Canseco jugó allí, en 2001, su último año en la Gran Carpa.

Luego dos lanzadores históricos para el país ayudaron a devolver a la franquicia a lo más alto: Orlando “Duque” Hernández y José Contreras fueron piezas de enorme valía en 2005, durante la conquista del primer título de Serie Mundial de los Medias Blancas desde 1917. En el caso de Contreras, fue uno de los mejores abridores a disposición del entonces mánager Oswaldo Guillén (en la que fue su mejor campaña en Grandes Ligas) y hasta obtuvo un triunfo en el Clásico de Otoño. El Duque hizo su parte, incluido un relevo de leyenda ante los Medias Rojas en Fenway Park.

Pero allí no paró el enamoramiento de las figuras antillanas. Luego aparecieron el histórico Alexei Ramírez, quien se afianzó por ocho años en las paradas cortas del club, y el poderoso Dayán Viciedo. Ellos dos, más el «Pirineo» que el villaclareño, llenaron de batazos el antiguo Comiskey Park hasta la llegada del naciente slugger Abreu, en 2014.

“Pito” llegó haciendo ruido, coronándose como el Novato del Año de la Liga Americana. A fuerza de batazos y constancia, se ha convertido en insignia ofensiva de la organización, en la cara de una alineación que a partir de 2020 podría tener a cuatro cubanos como titulares en cada encuentro: Grandal en la receptoría, Robert en los jardines, Moncada en la tercera base y Abreu en el primer cojín.

El presente es bueno para los cubanos en Chicago, pero el futuro podría ser mejor, con la llegada de Robert. Actualmente, son 21 los isleños que han visto acción con los Medias Blancas, una lista que se sigue alimentando año a año y que promete seguir agrandándose.

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