Murió pelotero cubano firmado con 18 años por los Cardenales de San Luis

Por Yasel Porto

No hay manera que pasen muchos días sin tener que compartir noticias de este tipo que hacen pensar cada vez más que el 2022 cerrará con un peor escenario que el año precedente en este tipo de sucesos dentro del béisbol cubano.

Ahora tocó el turno de quien su talento lo llevó a ser firmado nada menos que con 18 años por los Cardenales de San Luis, con una carrera ascendente que parecía cuestión de tiempo la llamada del primer equipo.

Arnaldo “Nachi” Suárez falleció en su querido pueblo capitalino de Regla, apagándose la vida de uno de los jugadores con más futuro en la pelota de la Isla, pero que por decisión de él mismo no fue más allá de cuatro temporadas en las Ligas Menores de Estados Unidos.

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Nacido en 1940 era uno de los dos de los famosos y no menos destacados hermanos Suárez que se mantenía en este mundo.

Es normal que cuando se habla en la actualidad de la mayor cantidad de hermanos en el béisbol cubano los Sánchez matanceros (5) adquieren protagonismo casi absoluto, especialmente porque son de una época más reciente.

Fue innegable la trascendencia de ellos, liderados por Wilfredo y Fernando, mas sería injusto que se obvie al grupo de los Suárez por llegar primero y por ser más numerosos (6).

Como suele pasar en estos casos de peloteros muy veteranos que fueron parte de otra etapa de nuestra pelota, la mención del deceso del último de estos hermanos fue limitada en extremo.

Los hermanos Suárez:

Orlando “Tango” Suárez: Fue un receptor que trascendió más en la Liga Profesional que en la Liga Nacional Amateur a diferencia de la mayoría de los hermanos. Jugó en Estados Unidos, pero solo en Ligas Menores.

Antonio “Lindo” Suárez: El más destacado de todos ellos al convertirse en uno de los mejores lanzadores de la poderosa Liga Nacional Amateur. Fue la gran estrella del club Regla y logró el liderazgo de pitcheo en varias ocasiones y resultó la principal figura de Cuba para los títulos mundiales de 1952 y 1953. Fue un reconocido entrenador tras acogerse al retiro.

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Alfredo “Fello” Suárez: Después de “Lindo” fue el más importante en la etapa de jugadores. Llegó a ser por varios años el mejor segunda base del béisbol amateur cubano y fue parte del equipo nacional en la mayoría de los eventos internacionales de los años cincuenta. Integró el primer equipo Industriales que tomó parte de la clasificatoria a la I Serie Nacional.

Elio Suárez: El único que no recibió apodo, comenzó como infielder y terminó como lanzador. Su hermano “Lindo” lo enseñó a tirar knuckeball y con eso le bastó para ser el campeón de pitcheo en 1958 para guiar al club Regla al título de Cuba. Antes y después de eso sus resultados no fueron tan trascedentes. Es el único que sse mantiene con vida.

Raúl “El Americano” Suárez: Era el mayor de todos por edad, pero terminó como el menos sobresaliente desde el punto de vista deportivo. Jugó la Liga Nacional Amateur y otros circuitos no profesionales. Después de su retiro fue uno de los principales trabajadores del estadio Galbán Lobo (hoy Alberto Álvarez) hasta su fallecimiento.

“Nachi” era el más joven y por ende el último en incorporarse a la pelota de primer nivel. Todos nacieron y murieron en el ultramarino municipio habanero de Regla.

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Quienes lo vieron en acción cuentan que sus habilidades como defensor del campo corto eran impresionantes. Su talento lo llevó desde muy joven a firmar en 1958 como profesional en Estados Unidos con los Pájaros Rojos con resultados favorables a la defensa y también desde el punto de vista ofensivo. Ya en 1961 había llegado al nivel AA con el equipo georgiano de Macon.

Pero a partir de la ruptura de relaciones entre el béisbol de ese país y el cubano todo cambió para él. Decidió quedarse en la Isla cuando pusieron a escoger a los peloteros entre jugar en Norteamérica y no volver a Cuba, o renunciar al contrato profesional en el país vecino y contribuir con el nuevo béisbol amateur.

Su condición de haber jugado como profesional lo vetó de actuar en las Series Nacionales y tampoco quiso viajar a México como sí hicieron otros como Andrés Ayón, Luis Zayas, Máximo García, Waldo Velo o Juan Delís, etc.

Fue entonces que comenzó su trayectoria como entrenador, la cual mantuvo durante décadas y donde resalta su presencia en equipos provinciales y hasta nacionales.

A propósito de la muerte de alguien tan admirado en su pueblo de Regla y que se ganó el cariño de los peloteros que se relacionaron con él en todos los niveles donde laboró como entrenador, quiero compartir la única entrevista que encontré en internet. La misma fue realizada por la periodista reglana Thaimí Niubó.

«Nachi» en el momento de su última entrevista oficial

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¿Por qué concluye usted a tan temprana edad su carrera como pelotero profesional?
En 1961 reunieron a todos los peloteros profesionales en la Ciudad Deportiva y nos dieron la posibilidad de escoger entre quedarnos con la «Revolución»  o continuar jugando como  profesionales fuera de Cuba. En este momento dejó de existir la pelota profesional en nuestro país. Yo  levanté la mano y decidí  quedarme por convicción propia en mi país, a pesar de que hubiese podido haber llegado a las grandes ligas de haber escogido otra decisión.

Supongo que esta fue una decisión que marcó una pauta en su vida y un momento de gran significación para usted.
Así fue, pero lo más grande para mi es mi familia, mi casa, yo no me quedo en ningún lugar de este mundo lejos de los míos. No hay dinero en el mundo que sea capaz de pagar la alegría y la satisfacción de tenerlos cerca.

Cuéntenos un poco acerca de su trayectoria después de haber concluido con el beisbol profesional.
En 1962 comencé a trabajar en Regla con los niños hasta 1972. En 1969 estuve EIDE y desde 1972 formé parte de la Academia Provincial en la Ciudad Deportiva donde estuve hasta el 90’. En 1977 estuve un mes de entrenador del equipo mexicano Tigres. En 1982 participé en Venezuela con el Equipo Juvenil y en el 83’ en la Copa Intercontinental de mayores donde cogimos primer lugar, ubicación que compartí también en 1985 en un evento similar. Estuve 10 años como coach de los Industriales, justo cuando Márqueti dio jonrón en el 86’ en el Latinoamericano y ya desde 1991 regresé a Regla a entrenar las categorías menores.

En 1991 fui a un convenio Cuba Deporte con la Asociación Italiana donde estuve seis meses trabajando y en 1992 regresé a la Liga Mexicana como coach de los Sultanes de Monterrey. Luego del retiro en 1999 trabajé siete años de voluntario con los niños en el estadio se softbol “Manuel Permuy. De vez en cuando sigo trabajando con los niños, porque me reporta una gran satisfacción.

¿Cómo usted caracteriza a la pelota cubana de nuestros días?
Le voy a ser sincero, en mi tiempo se jugaba pelota por amor, los trabajadores cuando terminaban sus ocho horas de trabajo iban para el terreno sin condiciones a jugar. Jugando en las infantiles salimos en más de una ocasión en la Lanchita de Regla a jugar con otros equipos en  municipios distantes y regresábamos sin comer nada, ni siquiera un vaso de agua.

No había ningún respaldo económico  y se jugaba por lo que las personas aportaban y las recolectas que se hacían para comprar los uniformes. La Unión Atlética Amateur era la que aportaba el dinero para que el Equipo Cuba saliera, y en 1953 contaron hasta con 4 reglanos. En aquel momento se jugaba pelota con calidad. Regla tiene una rica historia en el beisbol cubano, eso es indudable, no existe una familia aquí –y perdón por absolutizar- que no tuviera un hijo que no jugase pelota. En mi tiempo éramos entre  15 y 20 reglanos en Estados Unidos.

Arnaldo Suarez Torres o simplemente «Nachi», estuvo hasta sus últimos años dando su aporte a los más jóvenes y hasta fue parte de la tradicional liga de veteranos en el estadio Rafael Conte de Lawton. Fue muy querido por muchos vecinos, amigos y niños en su amada Regla.

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