OCURRIÓ EN EL SANDINO: Suceso con más valor y trascendencia que el resultado del juego

Por Yasel Porto

Ojalá y todos los días a uno le lleguen este tipo de temas para compartirlos así con la mayor cantidad de personas. Es real que son historias muy personales, pero también sensibles a la vista de muchos, y sirven como referente para tantos que a veces nos quedamos por problemas menos serios que el de personas como el protagonista de mi escrito.

Luiyer Álvarez es otro ejemplo de cuán importante y hasta necesario puede ser el béisbol en la vida de quien necesita no solo fuerzas sino también motivos de peso para seguir adelante. Siempre con el optimismo y la voluntad como estandartes inseparables.

El hecho alrededor de este joven de 37 años aconteció esta semana en el estadio Augusto César Sandino de Santa Clara cuando por primera vez en su vida presenció en directo un juego de su equipo Villa Clara. El acontecimiento para él, su familia y sus amigos fue reseñado por el destacado miembro de la peña de los Leopardos Alexander Vicet, en una mezcla de texto y fotos dentro de su perfil oficial de Facebook.

El también componente de la destacadísima peña Martín Dihigo señaló que pese a su distanciamiento físico por sus condiciones motoras y la presencia de la pandemia, Álvarez ha sido uno de los más activos en el grupo virtual de Leopardos Azucareros de Villa Clara.

«Junto a mi colega Alex García logramos cumplir su anhelada ilusión y sin dudas tanto para él como para nosotros fue una extraordinaria tarde de béisbol en la ciudad naranja, nuestro estadio Sandino, cargada de sorpresas pues fueron muchos, los que conociéndolo solo por las redes sociales, fueron a saludarlo personalmente».

Agregó que «para completar la tarde su equipo logró una excelente victoria que pudo presenciar y posteriormente logramos varias instantáneas junto a protagonistas y jugadores del equipo. Por último quedó estupefacto con otra sorpresa que le tenía guardada, el anunciador del estadio le dio la bienvenida al Sandino al comunicar para todos su presencia por primera vez. Esa si no se la esperaba», bromeó al final el entusiasta Alexander.

El cierre de su publicación fue la parte más especial de su texto. «Espero estimado amigo hayas guardado esos lindos momentos y te repito, fue un privilegio compartir juntos desde el palco de los Leopardos. Que se repita pronto hermano. Algo bonito nos une y se llama BÉISBOL». Simplemente genial.

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En todo el país existen personas como Luiyer Álvarez, cuya vida cobra sentido entre otros aspectos por su amor hacia su equipo de pelota y la pelota en general. Anteriormente he contado la emotiva historia de otros como Takeshi (Holguín), Rogerito (Camagüey) Piter (Cienfuegos) y el industrialista Eduardo Tabraue.

Y claro que hay muchos más. Muchísimos, que no piensan en discapacidad ni dificultades, que cumplen sueños casi imposibles que para otros es parte del día a día. Esos ejemplos nos debieran servir para tanto, y al menos en mi caso me motiva más que cualquier reseña netamente deportiva, por muy extraordinaria que sea.

Nada pesa más en el mundo que la vida y que los valores humanos, y que el béisbol sirva para que estas personas no pierdan la fe y sigan hacia adelante saltando cada obstáculo cada vez con más fuerza, sinceramente es algo con un valor inigualable. Sencillamente infinito.

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