Oscar Macias mandó PRIMER MENSAJE PÚBLICO desde su paradero tras salir en libertad

Por Yasel Porto

Este artículo tiene al estelar expelotero güireño Oscar Macías como protagonista principal en función de la compleja situación que ha vivido durante años. No obstante, no puedo dejar de resaltar aquí la grandeza como ser humano del también jugador ya retirado Jesús Ametller.

El miembro de Industriales en los años noventa y luego de Cardenales de San Luis, había sido quien vio por primera vez a Macías después de salir recientemente de prisión. De esa experiencia de «Chuly» se escribió el pasado martes, pero un día después él decidió retornar al Home Depot de la 88 calle y 127 avenida del SW (Miami), para interesarse más por la compleja situación que vive quien fuera uno de los mejores bateadores de Cuba durante toda la década del noventa.

La primera vez no tuvo interacción directa con Macías, todo lo contrario a lo sucedido al día siguiente, donde no solo conversaron por un rato, sino que hasta dejó grabarse un pequeño video con un mensaje. Posiblemente sea algo totalmente inédito desde que el también titular mundial de 1998 y subcampeón olímpico de Sydney 2000 llegó a los Estados Unidos en el año 2004.

«Un saludo para todo los aficionado cubanos. Mucha gente está preguntando por mí, mi familia también, mi mamá y mi papá. Decirles que yo estoy bien. Un saludo y que Dios los bendiga. Muchas gracias por preocuparse por mí», dijo Oscar Macías en el video que le grabó «Chuly» desde su carro.

Del encuentro habló en el noticiero de Swing Completo de este miércoles el propio Ametller, quien dio detalles de lo acontecido y se mostró más alegre por haberse llevado una mejor imagen que lo apreciado por él un día antes.

Comentó además que prefiere mantenerse alejado de entrevistas oficiales, pues incluso desde que jugaba en Cuba no era muy dado a esto. Y lógicamente que en su situación actual es mucho más comprensible que el hombre de 53 años de edad quiera estar alejado de la prensa.

El exinfielder capitalino lo ayudó monetariamente, y también quiso contribuir con un teléfono y algo de ropa, pero por pena Macías le dijo que no, que él podía salir adelante por su propio esfuerzo.

Según Atmeller el oficio al que se dedica en estos momentos el miembro de los Vaqueros de La Habana por década y media es cargando muebles y otros utensilios del hogar desde el centro comercial (Home Depot) hacia los medios de transporte particulares o de compañías. No le preguntó por pena sobre dónde pasaba la noche y cómo se las arreglaba para la comida y el aseo.

También comentó que su actitud fue bien amigable todo el tiempo, muy diferente a lo que había sucedido tiempo atrás con otras personas y que generó que fuese condenado a prisión en más de una ocasión por violencia pública.

Antes de su último proceso penal, Macías había estado un tiempo pernoctando en la calle. Uno de los últimos lugares seguros donde había residido fue el hogar de Andy Morales, quien dijo que tuvo que pedirle que no siguiera en la casa porque se volvió muy inestable en su carácter.

Para aquellas personas interesadas en contribuir con su causa el lugar donde habitualmente se le puede encontrar, sobre todo en horas de la mañana, es el Home Depot de la 88 calle y la 127 avenida del SW.

No solo se trata de dinero, ropa u objetos de primera necesidad, sino de buscar incluso la opción de asistencia médica y social para poder reencaminar su vida y evitar caer en los mismos baches de antaño que lo han llevado a prisión y al distanciamiento con familiares y amigos.

Bien por Jesús Ametller, la primera persona que hizo público su encuentro con Macías desde su salida de la cárcel, y que compartió de primera mano lo vivido allí y hasta un mensaje inédito de este hombre que en mi opinión es más que todo una víctima de sus propios malos pasos.

Tal vez la acción de «Chuly» contribuya a que se prenda una luz y no tan al final del túnel en la vida de quien figura entre los intermedistas más importantes que han tenido las Series Nacionales. Ojalá así sea, con la ayuda de muchos y la fuerza de voluntad del propio Oscar.

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