Por Gian Franco Gil / @Gian_Gil98
Cuando restan 20 días para que inicie la edición 61 de la Serie Nacional de Béisbol Cubana, la Comisión Nacional informó que la elección del director del equipo Cuba se pospone hasta que concluya el principal campeonato doméstico. La decisión del ente rector estuvo apoyada en la escasez de eventos internacionales en el 2022.
Los funcionarios intentaron quitarse responsabilidad en la incapacidad de elegir un seleccionador, escudándose en lo atípico de la pretemporada, por el marcado impacto de la pandemia en la Mayor de las Antillas. Además, refirieron que el estratega “podrá dar seguimiento a la serie selectiva, convocada como paso cualitativamente superior”.
La teoría publicada en el diario digital JIT apunta hacia dos direcciones, que terminan uniéndose en el final de la carrera. La primera de ellas, indica que no existe un manager fuera de la Serie Nacional listo para asumir tamaña responsabilidad. La segunda, y un poco más confiable, versa sobre la asignación del puesto para el ganador del torneo cubano. Variante que se utiliza hace muchos años y aun no ofrece resultados significativos.
A propósito de la última opción redactada por este periodista, el Tesorero de la Federación Cubana de Béisbol, Luis Daniel del Risco, expresó el pasado año que “tenemos una situación coyuntural, ahora nosotros podemos designar uno de los 16 directores de la Serie Nacional, como está en el reglamento, pero si lo quitamos y no le hemos dado a las provincias los recursos para que desarrollen la base para ese director, no hacemos nada”, sentenció.
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El entrenador principal de la selección nacional debe ser un hombre con experiencia en los terrenos de juego. Un profesional con competencias teóricas y prácticas. Que domine a la perfección todos los detalles del juego. El seleccionador debe conocer sobre la sabermetría y las nuevas tendencias de la disciplina deportiva.
Aun más necesario es que domine los nombres de todos los jugadores que tenga a su disposición. Que interactúe con ellos. Que tenga tiempo para saber cómo funcionan en los campos de béisbol. Y es indispensable que tenga capacidad de decisión. Que logre conformar los equipos bajo sus criterios de selección, sin recibir presiones de políticos que nada saben sobre el deporte de las bolas y los strikes.
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Con la “nueva estrategia” lanzada en las últimas horas por la Comisión Nacional, todas la nuevas prácticas relatadas anteriormente se incumplen de alguna forma. A su vez, le quitan importancia a la Serie Nacional, el torneo por excelencia en Cuba hace muchos años. La mala noticia es que la enigmática “selectiva” todavía no cuenta con unas bases contundes.
Sin dudas, este será otro año de importantes cambios en la pelota cubana. El 2022 servirá para preparar un equipo sólido. Un conjunto que logre enfrentar los retos del 2023, el cual deparará competencias importantes, en el contexto internacional. De esa forma, los directivos deben recapitular su gestión. Realizar los cambios necesarios, abrir sus horizontes, para acabar con la racha de malos resultados a nivel de países.
