SAY WHAT? Talentoso pelotero cambió sueño de jugar en Industriales por vender pan en las calles habaneras

Por Yasel Porto

El protagonista de mi artículo está en una categoría que ha funcionado en todas las épocas y en todos lados, y en la que los integrantes de la misma han tenido que enfocarse en un oficio que monetariamente los ayude más a ellos y a su familia en función del entorno económico complejo que los rodea. Muchos han podido alternar con el béisbol, pero al final, como Norberto Acosta, más tarde o más temprano se han visto obligados de definirse y el béisbol ha sido el perjudicado.

Se trató de uno de los mayores talentos que tuvo la capital cubana en la década inicial del actual siglo. Su paso por las categorías menores, la Serie Provincial y poquito de la Liga de Desarrollo presagiaba un futuro exitoso en el deporte de las bolas y los strikes.

Su posición principal era la primera base y ocasionalmente jugaba los extremos de los jardines. No podía hacer otra cosa a la defensa porque era zurdo para fildear y batear, este último aspecto que era su fuerte indiscutiblemente.

Te puede interesar: Sindicato del Caribe CULPÓ A CUBA por cero relaciones con peloteros federados

Con un físico donde resaltaba más su estatura que sus libras, Acosta me impresionó desde el primer momento en que lo vi, y como yo muchos más consideraron que era solo el comienzo de un pelotero que terminaría en Metropolitanos e Industriales como mínimo. Otros con menos talento habían llegado más lejos que eso incluso.

Pero de la noche a la mañana su nombre no se sintió más ni siquiera con el municipio Cerro en las Series Provinciales. No fue hasta hace poco que uno de sus contemporáneos me lo recordó y salió a relucir otra vez mi interés por el que sus amigos conocen como “Pipito”.  Me dijeron que andaba por Alemania con un trabajo bien peculiar del que en otro momento hablaremos, y después de establecer contacto con él quedamos en hacer un programa especial para hablar de varios temas del pasado y del presente. Y por supuesto que entre ellos no podía faltar el por qué no se supo más nada de él en nuestro mundillo beisbolero.

“Yo estudiaba en el Fajardo y jugaba pelota sin muchos problemas al principio, pero después las cosas se empezaron a complicar desde el punto de vista económico y un día mi papá me dijo que hacía falta buscar un trabajo porque ya no podía ayudarme más por toda la carga que tenía encima. Yo apenas cobraba 213 pesos en la escuela y de ahí salía el dinero para mi mamá y el resto de la familia. Al final lo que me quedaba para mí fueron 50 pesos. Me cayó lo de panadero, en este caso como vendedor de panes en la calle”, comenzó diciendo Norberto, quien puntualizó que de momento pudo mantenerse en el deporte. Pero un buen día todo cambió para siempre.

“Al principio podía hacer todo sin mucha complicación, pero a medida que fue creciendo mi protagonismo en el béisbol la cosa se puso más difícil. A veces tenía que estar buena parte del día en un terreno con todo lo que ello conlleva, y el sacrificio era demasiado duro sobre todo en la etapa de la Liga de Desarrollo, para después dormir apenas 20 minutos y salir a vender pan hasta la noche. Y arriba de eso estaba el Fajardo (Universidad). Al final del día no tenía fuerzas para nada y al otro día vuelve para el terreno”.

“Entonces con apenas 20 años me senté y algo tenía que soltar porque aquello era insostenible, y terminó siendo la pelota a la que le tocó perder. Un título universitario siempre es algo bien importante y lo de panadero era lo que proporcionaba parte de los ingresos en mi casa. No podía hacer otra cosa”, continuó diciendo el entonces talentoso zurdo nacido en la provincia Villa Clara y que cuando se mudó con sus padres a La Habana vivió en Santos Suárez.

Te puede interesar: La Liga de Desarrollo del béisbol cubano

“Para mí fue algo duro tomar esa decisión porque a mí me encantaba jugar pelota. Pero había que ser objetivo porque también estaba el hecho de que muchas veces tú veías que en la misma Liga de Desarrollo había otros jugadores que recibían más oportunidades y uno se quedaba en el banco sin poder demostrar el nivel. Eso también influyó en la decisión, sobre todo porque me preocupaba el hecho de priorizar la pelota y que después no pudiera desarrollarme lo suficiente y ese tiempo perdido trajera otras consecuencias”.

Acosta dijo que sus problemas económicos no eran la falta de un plato de comida cada día. “Se trataba de las necesidades básicas en la vida de un joven, de vestirse mejor, de salir, de atender a su novia. Ese tipo de cuestiones que también son importantes”.

Norberto terminó con una anécdota interesante de un mal día que tuvo en la venta de pan. “Fue un día fatal y terminé mi recorrido en el estadio Latinoamericano donde me encontré con varios amigos que estaban jugando en Industriales como Deynis Suárez, Frank Camilo Morejón, Juan Carlos Torriente y Eliú Torres, y yo escondí la carretilla con el pan porque me daba un poco de pena que me vieran así. Me dio mucha alegría verlos y conversar con ellos, y en ese momento también sentí un poco de tristeza porque a lo mejor yo también podía haber estado ahí. Pero esas son las cosas de la vida y ya pertenece a otra etapa. Al final lo que sucede conviene”, concluyó.

Después de su oficio como vendedor ambulante de pan por las calles habaneras, la vida profesional de Norberto Acosta estuvo llena de variedad. Hasta el día de hoy pasó por trabajos que muchos ni imaginan, pero en los que tuvo resultados lo suficientemente positivos como seguir superándose en la vida y construir amistades que actualmente le profesan una admiración y cariño que se pudo constatar en la propio entrevista salida en nuestro canal de YouTube.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio