REPATRIACIÓN de peloteros cubanos: «De 6 meses a un año» aseguró atleta

El caso del pelotero Alexis Miguel Varona Núñez es de esos casos que desnudan el sistema burocrático en Cuba y los problemas e incomodidades que genera en todos los aspectos de la vida del cubano. El llamado “bloqueo interno”, no sólo se evidencia en el plano económico, el burocratismo, el peloteo y la falta de premura en trámites que no deberían llevar más que días, e incluso horas, generan inconformidades de toda índole en el pueblo cubano.

Varona es de esos casos de peloteros que partieron hacia República Dominicana en busca del sueño de las Grandes Ligas, pero que las circunstancias lo superaron: “Allá los emigrantes, más los peloteros, pasan mucho trabajo con el tema de la firma, las personas te dicen que hay un equipo y todo bien, pero entonces ellos piden dinero y más dinero y te tronchan, me jodieron el futuro, entonces regresé porque, joven como soy, quedarme allá sin hacer nada…; vine para acá, muchos cubanos allá están abandonados” declaró a la colega Elsa Ramos del periódico Escambray, medio oficial de la provincia Sancti Spíritus.

Varona es nacido en la capital, por lo que a su regreso se incorporó a la preselección de los Industriales, aunque no contaba mucho para el manager Carmona, por lo que cuando Eriel Sánchez le propuso irse para el equipo de los Gallos, después de verlo en los entrenamientos de la sub 23 al Panamericano Junior, la dirección de los leones no puso objeciones para que su partida se realizara sin dilaciones.

Una vez sumado a la preselección espirituana, se ganó un puesto en la nómina oficial de 32 peloteros, y aquí comenzó el calvario: “Llegué en noviembre del 2020, desde ese tiempo hasta el 16 de junio del 2021 me presenté varias veces en la Oficina de Inmigración del municipio de Cerro, en La Habana, pero no podía presentar los papeles porque todo estaba parado por la pandemia, pero ese día de junio sí los entregué, fui el primero de La Habana en hacerlo, me dijeron que los trámites demoraban de seis meses a un año”, narró el pelotero.

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A pesar de estar legal en Cuba, pues se le había entregado un documento mediante el cual podía hacer casi cualquier gestión; desde sacar la libreta de abastecimiento hasta ejercer el voto, pero aparentemente jugar a la pelota es mucho más complejo y delicado que votar en Cuba, pues con dicho documento, que lo avalaba como una persona en proceso de repatriación, no podía ingresar oficialmente al equipo principal; por lo que fue dejado en la reserva.

Por suerte para el pelotero y el equipo espirituano, el poder de las redes sociales es cada vez más fuerte y gracias a que su caso se hizo viral en la comunidad beisbolera de nuestro país, su carnet de identidad estuvo en sus manos pocas horas después. ¿Era tan complicado entonces realizar el trámite? ¿Era necesario llegar a esas instancias para que el problema encontrara solución?

Este joven cubano estuvo meses entrenando sin ver un centavo de remuneración, pues sin su documento de identidad no se le podía realizar contrato y por consiguiente, tampoco podía cobrar su respectivo salario, que aunque sea risible, es más que nada y es lo mínimo que merece un atleta de alto rendimiento que cumple con sus obligaciones.    

Es importante destacar que la traba no estuvo en la Dirección de Béisbol de Sancti Spíritus y que además se violó el límite máximo de espera para este trámite legal, que es de noventa días. En el caso de Varona, transcurrieron más de ocho meses desde que entregara sus papeles a inmigración.

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En un país con tantas necesidades, limitaciones y motivos para estar enojados todos los días, se hace indispensable que las cosas que pasen por nuestras manos, esas que no necesitan que nadie de afuera resuelva o autorice, esas que no entran dentro de la jurisdicción del “bloqueo” externo y si del interno; se realicen con la premura y agilidad necesaria y que incluso, por procedimientos está legislada. Si a Varona le hubieran entregado su carnet en los 90 días establecidos, no estaríamos hablando de este tema ahora y este trabajo no se hubiera escrito.

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