ÚLTIMA HORA: Murió uno de los grandes zurdos del béisbol cubano, leyenda de Las Villas y Cienfuegos

Por Yasel Porto

Luego de batallar por largo tiempo contra enfermedades y muchas cosas más, finalmente la muerte salió vencedora sobre uno de los grandes bateadores zurdos que tuvo el béisbol cubano dentro de las Series Nacionales, ícono de los equipos Las Villas y Cienfuegos.

Hablo de Sixto Hernández Vega, quien integra el grupo de los right field más extraclases que han jugado en los clásicos cubanos fundados en 1962, y que si en realidad no tuvo más protagonismo fue por la presencia todo el tiempo de peloteros un escalón por encima de él como el propio Luis Giraldo Casanova.

Sixto fue la gran figura del poblado cienfueguero de La Horquita, donde también vivió sus últimos años de vida en los que el dolor fue el gran protagonista.

Según me cuenta su vecino Juan Carlos Rodríguez, el primero en informarme sobre su fallecimiento alrededor de las 4:00 am, el estado de salud del estelar ex jugador se había deteriorado considerablemente. Tanto en lo físico como en lo mental hacía rato que Sixto había perdido la mayor parte de sus facultades.

Incluso a través de este aficionado cercano a él quisimos hacer algún video para compartir algunas de sus múltiples experiencias en el béisbol y obtener un saludo a los seguidores de su carrera y de aquellas escuadras villareñas, pero las condiciones en las que se encontraba no lo permitían.

El día 8 de febrero Juan Carlos había publicado en Facebook, y de este tema me habían hablado otras personas conocedoras de la situación, que las atenciones alrededor de Sixto por parte del INDER podían haber sido mejores. Incluso más allá de lo material, prácticamente de este jugador no se hablaba nada en correspondencia con su real calidad.  

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Sixto nació el 16 de febrero de 1951 en la citada localidad de Horquita, Cienfuegos. Comenzó a jugar pelota organizada como juvenil en 1967 con el equipo de Aguada de Pasajeros y luego fue evolucionando en todos los sentidos hasta llegar al máximo nivel del béisbol en la Isla.

Formó parte de aquella brillante generación de peloteros de la antigua provincia Las Villas que tanto brillo y nivel le dieron al béisbol cubano durante la década del setenta y parte de los ochenta, y fue uno de los grandes contribuyentes a títulos antológicos como el de la Selectiva de 1978 o la de 1983.

Su debut fue con Azucareros en 1974-75, y ya al año siguiente bateó sobre 300 por primera ocasión y una vez lo hizo hasta por encima de 400 (419 en 1981). Su gran año individual fue en 1979 tras ser el campeón de bateo con .368 dentro de la Selectiva. También llegó a liderar los triples y las bases robadas dentro de la pelota cubana. El 15 de febrero de 1985 se integró al entonces reducido grupo de bateadores con 1000 hits en los circuitos de la Isla.

Junto a Antonio Muñoz, Pedro José Rodríguez y Héctor Olivera conformaron un cuarteto de enseño dentro de la selección de Cienfuegos que llegó a ostentar por mucho tiempo el mejor resultado de un equipo de esa provincia hasta la Serie 2002-03.

Sus características fundamentales a la ofensiva fueron las de un bateador de tacto, que sabía dirigir la pelota para cualquier zona del terreno. Su velocidad fue otro elemento de consideración en su favor, y suplió a las mil maravillas la falta de poder para conectar muchos batazos de cuatro esquinas con el resto de las herramientas. Su jonrón más importante fue el conectado frente a Rogelio García en aquel memorable juego decisivo de la Selectiva de 1978, decidida por otro batazo de vuelta completa, pero de su compañero de equipo Pedro José Rodríguez. Con el guante fue muy destacado también y fue el jardín derecho donde más trascendió, tanto en la Serie Nacional como en la Selectiva.

Nunca integró el principal equipo nacional, y todo lo internacional quedó en un Cuba B y una justa en Nicaragua en 1983 con Las Villas. El motivo principal fue la enorme calidad existe en aquella época unido a la menor cifra de cupos de aquellas selecciones en comparación con lo que ha acontecido después de los años noventa.

No obstante, el propio Sixto reconoció en una entrevista que le realizó una vez el periodista Juan Moreno de Juventud Rebelde, que las constantess exclusiones del team Cuba lo llevaron a retirarse prematuramente.

«En 1979 terminé como líder de los bateadores en la Selectiva y también me eliminaron. Recuerdo que una vez estábamos en el Latino y mandaron a buscar a Albertico Martínez, porque ese año lo dejaron fuera. Él regresó colorado y me dijo: te llaman. Cuando llegué a la oficina, Servio Borges me dijo: Sixto, ya no estás en el equipo y tienes pasaje de regreso para tu provincia a las 12 de la noche. Ahí fui yo quien le pidió explicaciones, porque estaba bateando más de 400 en los entrenamientos. Ese año hasta Lourdes Gourriel tenía un brazo fracturado.No me dijeron nada concreto. Era su decisión y punto. Aceptar eso es muy duro. Sufrí mucho por eso y me atormenté bastante. Pude haber jugado cuatro o cinco años más, pero decidí que no valía la pena».

Colaboró con el desarrollo del béisbol en Cienfuegos después de su retiro, aunque no fue tan protagonista como otros de su generación a la hora de integrar la selección provincial como entrenador.

Los últimos años fueron bastante aislados de la pelota y a diferencia de otros ex jugadores de nivel del territorio se mantuvo viviendo en el mismo sitio donde nació. Al menos ahí pasó la cruda etapa final de su vida.

Su muerte representa una gran pérdida para el béisbol cubano en sentido general, pues el nivel indiscutible de Sixto lo ubicó entre los peloteros más importantes de una era brillante.

Llegue a su familia y amigos las más sinceras condolencias y en mi caso personal, y sé que el de muchos seguidores de este deporte, lamentamos enormemente esta nueva pérdida que incrementa el dolor de un año 2022 que ha comenzado peor que el anterior en cuanto a fallecimientos de figuras de nuestra pelota.

Según Juan Carlos Rodríguez, el citado amigo y vecino de Sixto Hernández, su cadáver recibirá cristiana sepultura en el cementerio de la localidad de Yaguaramas, a ocho kilómetros de Horquita, una zona donde no existen las condiciones para ser cremado.

EDP a este «inmortal» del béisbol cubano.

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