ÚLTIMO MINUTO: Exlanzador de Industriales COMPLETÓ travesía de Nicaragua llegó a Estados Unidos (+FOTOS)

Por Gian Franco Gil

Según le comentó a este reportero, en exclusiva para Swing Completo, Baró hizo un viaje tranquilo, sin muchas complicaciones y ya se encuentra junto a su familia en la ciudad de Naples, perteneciente al estado de la Florida.

Baró es otro de los jugadores del torneo cubano que decide emigrar en plenitud de facultades. En el momento que llega a suelo americano tiene 29 años de edad, un brazo todavía fuerte y mucha inteligencia para jugar al béisbol. En Antonio no solo perdió un pitcher de puntería, sino también un excelente entrenador.

A finales del pasado año, este escritor tuvo la posibilidad de conversar con él y conocer cómo se preparaba para enfrentar el campeonato doméstico, luego de varios años sin estar al más alto nivel de la pelota cubana. Allí entendí que es un hombre consagrado al deporte, estudioso, con métodos propios de entrenamientos y capaz de compartir con otros compañeros sus conocimientos.

Baró es uno de esos ejemplos que demuestra la precaria situación por la que pasa Cuba. El capitalino estuvo en Japón y Dominicana buscando un contrato profesional. En ambas oportunidades la situación lo superó y regresó a su país, bajo la fuerte influencia de su familia, sobre todo su padre que, incluso, viajó varias veces a Quisqueya para constatar las condiciones de vida de su hijo.

En La Habana, Antonio Baró tenía una situación económica favorable, así nos los dejó saber cuando visitamos su casa en el Vedado. Con casi 30 años y una carrera muy accidentada, determinada por las lesiones, debido al uso incorrecto de su brazo de lanzar, es muy difícil que sueñe con jugar al más alto nivel de la pelota de los Estados Unidos: Grandes Ligas.

Evidentemente, otros factores internos de nuestro país ocasionan el éxodo de personas que, como Baró, buscan un futuro lejos de la Isla.

Su última temporada la jugó con Mayabeque, luego de que la dirección de Industriales evitara por todos los medios su entrada en el conjunto azul. Bajo la dirección de Michael González, el diestro trabajó siete desafíos, de ellos seis como abridor y no logró conocer el éxito. Mientras, permitió 15 carreras limpias en 16 innings y dos tercios de actuación, para un discreto 8.10 de promedio de carreras limpias.

Lo peor de Baró en la campaña fue su control, regalando 19 boletos de libre tránsito, aunque después que terminó la contienda conocimos que todo el tiempo trabajó con fuertes dolores en su hombro derecho, que le impedía alcanzar su máximo nivel.

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