Vegueros de Pinar del Rio en la Serie 60: el largo adiós

Por Alexander García

No es un policíaco, ni es Raymond Chandler y su famosa novela, El Largo Adiós, no, la trama no es tan compleja ni tan detectivesca, es más simple, otra vez se trata de béisbol y de la despedida de los Vegueros de Pinar del Rio de esta Serie 60.

Hablamos o podemos hablar de largo adiós, porque los Vegueros llegaron a semifinales contra todo pronóstico, demoraron en salir de la competencia, incluso fueron el único de los equipos grandes que se colaron en esta fase y dieron pelea hasta el final, pues más allá del nocaut de este sábado, cuando los equipos salieron a saludarse, lo que se pudo ver fue una gran muestra de respeto por parte de Carlos Martí y su equipo.

Y si, valió la mística, valió mucho y eso es un hecho en esta Serie Nacional, pues si los Vegueros de Pinar del Rio llegaron al sexto juego de la semifinal ante los Alazanes de Granma, fue en buena medida gracias a eso, pues tras la salida de Liván Moinelo y Raidel Martínez, así como la sensible baja de Frank Luis Medina, después de eso era mucho pedir. 

Valió la mística de los Vegueros y con ella lograron clasificar entre los ocho, después de un comienzo incierto y si la postemporada hubiera transitado por los causes normales, en cuanto al tiempo, sin tantas pausas, con sus dos cerradores estelares el duelo con los granmenses hubiera sido otra historia, pues si algo en verdad estuvo mal fue el pitcheo, casi igualan el récord de bases por bolas para una postemporada.

Pinar volvió entre los cuatro grandes y para un manager debutante como Alexander Urquiola, no pudo existir un comienzo mejor, mas cuando los vueltabajeros llevaban ya varias campañas sin entrar a playoffs.

En este punto, recuerdo como muchos hablaban de que el manager iba a ser Alexander, pero quien iba a dirigir era Alfonso, su padre y a raíz de eso se armaron toda una sarta de teorías conspiratorias que al día de hoy quedaron rotas con el peso de los acontecimientos.

Los Vegueros regresaron otra vez a la élite y sacaron la casta de equipo histórico en la pelota nacional, por ello nadie quería enfrentarlos en postemporada y muchos se preguntaban si con ese pitcheo alguien podía pararlos, pero esta vez, los breaks rompieron en contra de los pativerdes.

La mística valió y cuando uno mira en el papel, Granma era mejor equipo y los pronósticos en este sentido se cumplieron, esos dos juegos fueron ganados a puro corazón, como solo Pinar lo sabe hacer y esa fue sin dudas la mejor manera de morir con honor.

Más allá de nombres, si algo me dejo este equipo de Pinar, fue esa dimensión de grupo, de unión en todo momento y eso es algo que vale la pena encomiar. Nos vemos a la vuelta.

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