Víctor Mesa: La añoranza por el regreso del indispensable

Por Alexander García

Hace unos meses, jamás pensé que escribiría esto sobre Víctor Mesa, pero bueno, la vida es así y la dialéctica que nos envuelve hace posible lo impensado…

En el comienzo todo fue luz y el brillo irradiaba hasta cegar, luego llegó la ceguera y la realidad se ocultó de un modo sutil, estaba ahí pero se ocultó hasta pegarnos con crudeza…En un principio con Víctor las cosas salieron bien y era Dios, luego empezaron a salir mal y ya decían – Nostradamus lo dijo- … el anticristo…

Con el béisbol los hilos se tejen de una manera particular y desde el bullicio del fanático en las gradas hasta el llanto desconsolador tras una dolorosa derrota; nuestra sangre corre a ritmo de bolas y strikes o a la velocidad que destella la blancura de la bola al perderse de jonrón.

Las palabras se cuecen, béisbol Víctor Mesa, Cuba, cultura y es que es un todo, un mismo fenómeno y podría empezar de mil maneras, pero lo hice así pues nunca pensé escribir sobre esto…

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En un comienzo también pudiera parecer un sinsentido, ¿qué tiene que ver con qué?, pero lo cierto es que atando cabos, el nombre de Víctor Mesa vuelve a la palestra, quizás con más fuerza, pues en un momento así como este, con una Serie 60 que busca donde agarrarse creo que su regreso puede marcar pautas.

Con Víctor se viven todas las emociones, se ama, se odia, se vuelve un santo y se ofende o trata mal, no importa, fue Víctor Mesa y basta… es una realidad y hay que aceptarla, es un ser humano y hay que aceptarlo, son sus defectos, como los míos, o los tuyos, o los de tantos y hay que aceptarlos… aquí está la cuestión.

Si en su momento fue criticado, merecido fue; hoy, al paso de los años y con el tiempo ahí haciendo de las suyas, lo creo vital para nuestro béisbol, como director, en la Comisión Nacional, asesorando, como sea; en buena medida, el aire nuevo que requiere nuestra pelota pasa por sus dinámicas… esa también es una realidad y ha de aceptarse.

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En el comienzo… otra vez… fue luz y fue mi ídolo, como el de muchos; desde aquel play off con Holguín en 2002, desde aquellas finales contra Industriales y los duelos con la aplanadora, Víctor rehízo la historia del béisbol cubano en los comienzos de este siglo, ya a finales del anterior había escrito su historia pero su leyenda seguía y convirtió a Villa Clara en el equipo más estable de esa primera década; cuando Ramón Moret ganó el campeonato, el trabajo estaba hecho.

Si hoy en Matanzas respiran béisbol y el elenco puede sentirse dominante por cuatro o cinco años más, es gracias a Víctor… el hombre es como un hechicero que logra inexplicablemente lograr lo imposible.

Cuando Víctor renunció a la dirección de Industriales, su ausencia generó un vació que todavía no se ha llenado, parece que fue ayer  pero el agujero se agiganta hasta amenaza con tragarse todo a su alrededor.

El apellido Mesa es una marca en nuestra pelota, diría más, es parte misma de nuestra idiosincrasia, pues es Víctor el ahijado, el protegido, Víctor el elegido y hoy es… Víctor el indispensable.

Sí Borroto copio y pego del mítico 32, fue un tiro al aire, como Víctor Mesa no hay más nadie; solo Víctor Mesa para alardear, para ser original desde…hasta, incluso las críticas son diferentes, o no llegan o se pasan.

¡Qué Víctor regrese!, ¡Sí, seguro!, tan solo para ir al estadio a gritarle, para aplaudirlo, para elogiarlo y quitarse el sombrero.

Ahora mismo para abril, en la pelota cubana no creo que pueda existir un show como el de ver a Víctor en el banquillo, ya sea en Guantánamo o en Mayabeque.

Nos vemos a la vuelta.

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