Por Juan Páez / @jmanupz
El 2017 fue un año que la familia Gurriel recordará por siempre, de eso no hay duda. El éxito en el béisbol organizado les llegó en buena medida a dos de sus representantes: Yulieski y Lourdes Jr, el primero en las Grandes Ligas y el segundo en las ligas menores. Ambos disfrutaron de las mieles que implica titularse campeón.
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La buena temporada del “Yuli” es indiscutible. Bateó desde que comenzó hasta el final, pasando por toda la postemporada con los Astros de Houston. Eso le valió quedar cuarto en la votación del premio al Novato del Año de la Liga Americana.
Pero mientras el mayor de los dos comenzaba a jugar en octubre, disputando serie tras serie en camino a la Serie Mundial que eventualmente ganó junto con su club, Lourdes dio inicio a su paso por la Arizona Fall League, el circuito donde —finalizada la campaña de ligas menores— se concentran los mejores prospectos del béisbol para medir el rendimiento de cada uno y conocer mejor en qué nivel están.
“Yunito”, quizás paradójicamente por ser una competencia más dura, mostró mejor actuación en la justa otoñal que en los 64 encuentros que registró entre Clase A fuerte y Doble A de los Azulejos de Toronto este mismo año.
En la AFL, con el club Peoria Javelinas, el parador en corto estuvo en 21 compromisos y conectó 23 imparables en 79 viajes legales al plato, con siete dobles y tres estacazos de vuelta completa. Empujó 11 carreras, anotó en 10 ocasiones y dejó promedio al bate de .291.
En el juego final, defendió la segunda base, pegó un doble y le dio una vuelta al cuadro en tres oportunidades oficiales con el madero. Así ayudó a su conjunto a vencer 8-2 sobre el Mesa Solar Sox para celebrar con sus compañeros la obtención de la corona.
El gerente general de los Azulejos, Ross Atkins, decía el mes pasado que el hecho de que Lourdes viera a Yulieski disputar los playoffs y luego ganar el Clásico de Otoño podría tener un efecto positivo para el joven shortstop y causarle mayor motivación para llegar en 2018 a las Mayores, como es posible.
Dando el ejemplo
El “Yuli” no hizo otra cosa que ganar y dejar unas buenas y firmes huellas para su hermano. En apenas su segunda zafra (primera completa) en la Gran Carpa, se convirtió en uno de los bateadores más constantes, con capacidad de disparar extrabases, impulsar carreras y tener un average respetable sin poncharse demasiado.
Fue vital en las series de postemporada ante los Medias Rojas de Boston (ALDS), los Yankees de Nueva York (ALCS) y los Dodgers de Los Ángeles. En total, después del final de la ronda regular, dejó promedio de .304, producto de 21 indiscutibles en 69 chances legales.
Una imagen imborrable que quizás resume el sentido de este trabajo llegó en el quinto duelo de la Serie Mundial, cuando Yulieski le pescó un lanzamiento al estelar zurdo Clayton Kershaw para enviarlo a lo más lejos del jardín izquierdo del Minute Maid Park.
Allí, mientras el cubano daba la vuelta al cuadro con un trote suave, enfocaron a su familia brincando y gritando notablemente emocionada.
Lo que pasó durante esta temporada no es nada comparado con lo que puede venir en los próximos años para los hermanos antillanos. Yuli seguirá afianzándose y consolidándose en busca de más anillos de campeón con los siderales, mientras que Lourdes continuará peleando por convertirse en el nuevo grandeliga nacido en Cuba, algo que podría llegar en 2018 con el club canadiense. Ya el modelo a seguir lo tiene, solo debe seguir los pasos de su hermano campeón mundial.