Por Juan Páez / @jmanupz
Para muchos peloteros, jóvenes y no tan jóvenes, jugar con los Medias Rojas de Boston puede ser un sueño; es un equipo ganador con una historia rica y un presente bastante prometedor. Pero esa misma actualidad tan promisoria de los patirrojos es la que podría estar deteniendo un nuevo ascenso de Rusney Castillo a las Grandes Ligas, donde no juega desde 2016 pese a poner números atractivos en las menores.
Esta temporada no ha sido la excepción para el nacido en Ciego de Ávila, pero veamos, en general, cómo les ha ido a cinco de los cubanos que militan en las filiales Triple A de los clubes de la Gran Carpa:
1) Rusney Castillo, Medias Rojas de Boston: Una vez más, Castillo está dejando estadísticas que deberían abrirles los ojos a los ejecutivos y al cuerpo técnico de los Medias Rojas. En 21 juegos con el Pawtucket, suma 30 imparables, nueve dobles, 12 carreras empujadas y 11 anotadas. Su promedio con el madero está en .333 y su OPS es un aceptable es .784.
Al menos hasta antes de la jornada de este martes, el cubano era líder de la International League en hits y es segundo en batazos de dos esquinas. Su average es el sexto mejor del circuito. Luego de cumplir en la campaña pasada, en el spring training de este año y en lo que va zafra en la mencionada categoría, es lógico pensar que Rusney pueda estar pronto de vuelta en el big show, pero un perro de tres cabezas se atraviesa en su camino: Andrew Benintendi, Jackie Bradley Jr. y Mookie Betts, el outfield más sólido de las Grandes Ligas.
2) Yandy Díaz, Indios de Cleveland: Si bien la temporada de Díaz no es tan deslumbrante como la anterior, no deja de ser sobresaliente. En los 20 desafíos que ha disputado con el Columbus, acumula 20 indiscutibles, incluidos cuatro biangulares. Registra nueve remolques y seis vueltas al cuadro, con un promedio de .278.
Lo siempre interesante de Díaz es su contacto y su capacidad para entrar en circulación, herramientas que le ayudarán a establecerse en las Mayores más pronto que tarde. Por ejemplo: tiene más bases por bolas que ponches este año (16 boletos contra 15 abanicados). También su porcentaje de embasado es realmente bueno (.404). Tal vez una lesión sea el detonante para que el de Sagua la Grande retorne a la Gran Carpa.
3) Yasmany Tomás, Diamondbacks de Arizona: Tomás solo tiene una misión inmediata: devolverse a las Grandes Ligas con el equipo grande de Arizona. Nada más. Para eso, tiene que batear y mejorar su defensa. Es eso lo que quiere el mánager Torey Lovullo.
En cuanto a sus tareas con el guante, en lo que va de ronda regular ha cubierto la primera base y el jardín izquierdo. Suma un error en la inicial y dos en el left field, en solo 19 chances en el outfield.
Su bateo, su mejor característica como jugador, tampoco ha sido impresionante. Tiene average de .229, con únicamente 19 incogibles en 87 oportunidades oficiales a lo largo de 23 compromisos con el Reno. Tiene cuatro dobletes, dos vuelacercas, 11 producidas y ocho anotadas.
4) José Adolis García, Cardenales de San Luis: Este jovencito quiere emular a su hermano y, finalmente, llegar al big show. Parece estar bien encaminado y sus estadísticas en el Memphis en 2018 son alentadoras.
Batea solo para .267, pero ya son 20 incogibles en 20 duelos y es una máquina de conectar extrabases, pues colecciona cinco dobles, un triple y dos estacazos de vuelta completa. Tiene 10 impulsadas y 11 anotadas.
Adolis gusta a los Cardenales y estos podrían darle la oportunidad más pronto que tarde en la Gran Carpa. Para el de Ciego de Ávila, parece ser cuestión de tiempo.
5) Randy Arozarena, Cardenales de San Luis: Otro de los pájaros rojos. Arozarena tuvo un tremendo entrenamiento primaveral y gracias a eso, a sus 23 años, fue asignado directamente a Triple A. Actualmente tiene promedio de .266, (64-17), junto con cinco biangulares, seis fabricadas y nueve vueltas al cuadro.
El capitalino tiene varias ventajas: puede jugar en cualquier jardín, tiene velocidad (siete bases robadas en ocho intentos) y se pone en circulación con regularidad (.360). Si mejora su ofensiva, podría convertirse en una pieza bastante útil para San Luis en un futuro no muy lejano.