Ver como vivía Capiró lo convenció de irse de Cuba, confiesa exlanzador Osvaldo Fernández

José Alberto Portela Aportela

Más allá de los lauros que pudo o no obtener Osvaldo Fernández Guerra, su medalla de oro más destacada fue recomenzar una nueva vida, lejos del sufrimiento y los castigos.

Más allá de los lauros que pudo o no obtener Osvaldo Fernández Guerra, su medalla de oro más destacada fue recomenzar una nueva vida, lejos del sufrimiento y los castigos.

El caso en particular del exlanzador habanero, Osvaldo Fernández Guerra, fue otra muestra de las injusticias cometidas por quienes tienen a su cargo dirigir el beisbol cubano. Una marginación incomprensible, previa a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, fue la gota que rebasó el vaso e impulsó al zurdo a probar suerte en Estados Unidos. De este capítulo en específico, el propio protagonista narró los pormenores, en una entrevista que le concedió al podcast Recta al Pecho.

La trayectoria loable de Osvaldo Fernández Guerra lo ubicó en la preselección de la escuadra nacional que se integró para tomar parte en la cita bajo los cinco aros, aunque a pocos días de la competencia recibió una inesperada noticia.

«Yo estaba en el equipo Cuba ente los cinco primeros abridores, pero llega la Olimpiada de Barcelona y fuimos a unos cuantos países para prepararnos. Cuando regresamos nos dijeron que aún debían eliminar a cinco jugadores de la nómina, pero yo siempre pensé que iba a estar en el equipo».

Desatino total de los funcionarios en la historia que involucró a Osvaldo Fernández Guerra

La situación fue aún más grave debido a que el pelotero recibió la comunicación por terceros, pues los encargados de conformar la plantilla jamás le dieron la cara.

«Estaba en un restaurante con un amigo mío y en un momento determinado este sale y regresa. Cuando llegó me preguntó: ‘¿Cuál Osvaldo Fernández tú eres?’ (otro lanzador llamado Osvaldo Fernández Rodríguez sí hizo el grado). Le dije y me respondió:’ Creo que te eliminaron’. Yo no dije nada, pero cuando llegué a mi casa estaba mi familia con tremenda mala cara a ver que yo decía», recordó.

Sin embargo, el afectado no guarda rencor por la persona que lo separó del elenco nacional. Por el contrario, esa acción le abrió los ojos y un año después salió de la isla en la búsqueda de sus sueños deportivos

«Lo que me hizo fue un favor. No soy campeón olímpico, pero tomé la decisión de venir para Estados Unidos y esto es mejor que ser campeón olímpico. A lo mejor si me hubiera quedado me hubiesen dado un Lada que dan ellos y estuviera ahí sin dientes o muerto ya. Si yo sé quien tomó la decisión le compro hasta un carro.» , bromeó el entrevistado.

Triste historia con Armando Capiró

Los indicios de la debacle en su país de nacimiento fueron evidentes y los ejemplos los palpó en varios momentos. Un capítulo en específico, que lo unió con su colega Armando Capiró, fue una muestra sólida que no debía malgastar su tiempo en Cuba.

«Yo jugaba la Serie Provincial con el Psiquiátrico y yo veía a Armando Capiró que era el tercer bate del equipo Cuba y decía: ‘Si ese es el tercer bate del equipo Cuba: ¿Qué me va a esperar a mí que soy un simple zurdo?'», dijo, atendiendo a la difícil situación económica que hirió a los peloteros antillanos, sin ningún tipo de distinción.

La labor de Osvaldo Fernández Guerra en el ámbito profesional se resumió en Ligas Menores, gracias a los contratos que lució con las franquicias Seattle Mariners y New York Mets. En este espacio consiguió foja de 27 éxitos y 18 derrotas, con un promedio de carreras limpias de .4.00. Más allá de los lauros que pudo o no obtener el cubano, su medalla de oro más destacada fue recomenzar una nueva vida, lejos del sufrimiento y los castigos.

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