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Hace tres años el mundo del béisbol tenía los ojos puestos sobre un jugador: Miguel Cabrera. Aquel 23 de abril de 2022, fue un día festivo, lleno de gloria por los 3.000 imparables de su carrera, siendo uno de los momentos más gratificantes en la historia del Major League Baseball (MLB) y de Venezuela.
Miguel Cabrera llegó a la temporada 2022 con 2.987 indiscutibles en su curriculum, cada vez estaba más cerca de codearse con nada más y nada menos que Roberto Clemente, el pelotero que abre las puertas a todos los que llegan a la complicada cifra. Pasaron 12 compromisos del calendario regular y el venezolano solo estaba a un indiscutible de lograrlo.
El cronograma de Grandes Ligas pautó una serie de tres contra Colorado Rockies, un 22 de abril. Sin embargo, las lluvias arroparon a toda Michigan, posponiendo el compromiso para el sábado 23, lo que sería una doble tanta. Pero, recordemos que el maracayero solo necesitaba un batazo que lo catapultara a la gloria.
Miguel Cabrera logró el hit tres mil antes su compatriota
El desafío inició a la 1:10 de la tarde. El pitcher encargado por parte de Colorado Rockies fue el venezolano Antonio Senzatela, quien enfrentó a Miguel Cabrera en la conclusión de la primera entrada, con un out y compañero en la inicial.
Los 37.566 aficionados que asistieron al recinto hicieron absoluto silencio luego que «Miggy» se posicionó sobre el cuadro de los bateadores. Después de dos pitcheos y conteo 1-1, el toletero se ajustó a una recta de 94.7 MPH que bateó por la banda contraria, siendo una línea imposible para José Iglesias (intermedista) y C.J. Cron (inicialista).
Una vez la afición vio que el batazo pasó a territorio sin enemigos, la locura se desató en el parque. Miles de personas aplaudieron la gesta de Miguel Cabrera, quien había llegado a los tres millares de indiscutibles en su exitosa carrera como pelotero de Grandes Ligas (MLB).
Los jugadores mostraron respeto
El compromiso se pausó por unos minutos. Los jugadores contrarios se acercaron a Miguel Cabrera para felicitarlo como una muestra de respeto hacia el hito que había conseguido. Su amigo José Iglesias lo abrazó, fue el encargado de entregarle la pelota además de chocar las palmas. Posteriormente, sus compañeros de equipo hicieron lo propio, además de su familia, quienes saltaban de alegría.
Las banderas de Venezuela ondeaban entre los aficionados, cientos de compatriotas no se perdieron el tan grandioso momento, que, sin lugar a duda, quedara en las mentes de los que estuvieron presente.
Ese día, Miguel Cabrera terminó bateando de 4-2, con dos carreras impulsadas (5), una anotada (6), para un promedio de .326.