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Idalberto Lamothe lo resumió con crudeza en entrevista a la periodista Brita García Alberteris: «Nosotros le decimos a los muchachos que si tenemos posibilidades». La frase refleja la tensión de un equipo que arrancó la temporada con sueños de campeonato y terminó atrapado en sus propias contradicciones. Hablamos, claro está, de las Avispas de Santiago de Cuba y sus opciones en la 64 Serie Nacional del beisbol cubano.
La llegada de refuerzos como Jeison Martinez y el aporte de talentos locales como Adriel Labrada y Yoel Yanqui alimentaron la ilusión de que las Avispas de Santiago de Cuba podían volver a la cima de la Serie Nacional. Pero en el beisbol las piezas deben encajar primero antes de pensar en grandes logros y los errores se pagan caro.
Un bateo de récord en Serie Nacional que no basta
Santiago de Cuba ha sido una máquina de poder. Con 100 cuadrangulares en 75 juegos, superó la histórica marca de Pinar del Río (87). El bateo largo fue su carta de presentación, liderado en un inicio por Yoel Yanqui y Yoelkis Guibert. Sin embargo, la partida de ambos hacia la Liga Profesional de Nicaragua golpeó la producción de carreras y el ánimo colectivo.
Sin embargo, en los deportes colectivos y menos en el beisbol existe nada escrito. Diversos factores se deben encadenar para conseguir los éxitos y que se conviertan en títulos. Al ajiaco del conjunto indómito le faltaron los condimentos necesarios para tener el sabor de boca que pedía la afición.
Aún así la ofensiva se sostuvo con Harold Vasquez, Raider Sánchez, Francisco Martínez y Edilse Silva. Incluso descontando los jonrones de Yanqui y Guibert, Santiago seguiría siendo líder en vuelacercas. El problema nunca fue el bateo, si de ofensiva se tratara los indómitos estarían en la cima.
«Los jugadores impropios»: Un golpe imperdonable en el beisbol cubano
El verdadero mazazo llegó desde la dirección: Cumplir el reglamento es respeto y seriedad. Pero el exdirector Eddy Cajigal convirtió la nómina en un campo minado. En cuatro partidos utilizó a los llamados «jugadores impropios», en tres de ellos había posibilidad de victoria.
Ese desliz desde el plano administrativo de los partidos fue un detonante. La diferencia con Cienfuegos, octavo lugar, es de apenas tres juegos y medio. Es decir los errores de la directiva costaron la clasificación. No fue el único factor, pero sí el más vergonzoso. Un equipo puede perder por falta de pitcheo o por mala defensa, pero nunca por negligencia reiterada en la inscripción de jugadores.
El pitcheo, el eslabón roto
El talón de Aquiles de las Avispas de Santiago de Cuba ha sido su cuerpo de lanzadores. Como colectivo ocupan el penúltimo lugar del torneo, solo por delante de Guantánamo que es el sotanero del certamen. Cajigal llegó a declarar pre competencia que «El pitcheo está bien, no me preocupa, Ormari y Cintra han hecho un buen trabajo».
La realidad lo desmintió, los brazos de confianza: Yosiel Serrano, Osvaldo Acuña, Jaime Pelegrin y Wilber Reyna se desplomaron. La preparación física de Felipe Díaz Siré poco pudo hacer para revertirlo.
En plena competencia, Osmel Cintra, entrenador de pitcheo, presentó problemas de salud y fue sustituido por Fernando Blanch. Con él hubo una leve mejoría, pero insuficiente, la irregularidad sigue marcando a los lanzadores. La situación llegó al extremo de que jugadores de posición como Alexander Llanes y Liban Moreno tuvieron que subir al montículo.
La única luz ha sido el novato Rafael Castillo, incorporado después del juego 40. En poco tiempo acumula dos victorias y cuatro salvados, mostrando que sí hay talento joven capaz de asumir responsabilidades. Pero un brazo no salva un campeonato, de ser así las ganas de Alberto Bisset ya lo hubiesen hecho.
Avispas de Santiago de Cuba entre la ilusión y la realidad
El resumen es claro: Las Avispas de Santiago de Cuba tiene una ofensiva de lujo, pero un pitcheo endeble y una directiva que arrastra las deficiencias del anterior timonel. El resultado es que dependen de un milagro para lograr la clasificación que pasa por no perder ningún partido restante y esperar por sus rivales.
El beisbol es impredecible, sí, pero también implacable. Las Avispas de Santiago de Cuba no están fuera por falta de jonrones, ni por escasez de talento, sino por fallas estructurales. Un pitcheo sin garantías y una gestión que no estuvo a la altura de la confianza depositada de los jugadores y aficionados.
La afición pedía sabor a campeonato. El ajiaco indómito tuvo poder al bate, pero le faltaron condimentos esenciales: disciplina, estrategia y respeto por el reglamento. Sin ellos los sueños de títulos se diluyen y la frase de Lamothe se convierte en sentencia: «Sí tenemos posibilidades».
Periodista graduado en la Universidad de Oriente en 2023. Analista de beisbol y especialista en deporte cubano, con amplia experiencia. Creador y administrados de la Página de Facebook Sports Chago, reconocida por dar seguimiento al acontecer deportivo en Santiago de Cuba.