Por Alexander García Milián
¡Puch!, ¡Puch!, ¡Puch!; suenan los golpes, golpes secos que impactan en el vientre, el mentón; golpes rápidos, golpes sordos que suenan a fulminante final, son golpes de boxeo.
Joe Luis, Max Schmeling, Ingemar Johansson, Floyd Paterson, Mohamed Alí contra el mundo. En el cuadrilátero, estos son nombres que siempre suenan, hoy, mañana;.. Siempre. El boxeo es arte, no ese superfluo de Rocky Marciano que tanto gasto Stallone, tal vez en la misma cuerda, El Toro Salvaje de Robert de Niro nos acerca un poco al tema. Es arte porque el atleta entrena para pulir su técnica hasta la excelencia, porque vibran millones ante un jab al estomago o nocaut que como un rayo pone a cualquiera en la lona. Es arte porque para lograr la excelencia se necesitan horas, muchas horas de constante entrenamiento. Es tal como describe Gay Talese a Paterson, mientras espera revancha ante Johansson;- entrena con la suiza, salta, salta sin parar hasta que las gotas de sudor parecen derretirlo, luego cuando creemos que para, Floyd llavea, hace sparring contra su propia sombra…
Otra vez creí que debía empezar por esto, por contar las cosas de esta manera, pero creo que también,- como siempre- puede ser así, es la intención; bueno,… la intención es mostrar la pasión por el boxeo, al de Cuba, al del mundo…
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¡Puch!, ¡Puch!, ¡Puch!; vuelven a sonar los golpes; José Ángel Larduet le va con todo a su rival; Larduet quiere aprovechar a este joven mexicano, es tal vez la gran oportunidad de este talento que debió ser y no ha sido. Larduet va a la corta distancia, golpea con rectos, con sólidos golpes el rostro del azteca; en el round dos, el arbitro para el combate, rsc; fin de la historia… Cuba, llega a seis medallas de oro, seis medallas de siete posible, gana el certamen de boxeo de los Juegos Centroamericanos y vuelve a sonar alto la calidad de la escuela antillana de pugilismo.
No es Barranquilla el mejor medidor para el boxeo de la isla, quedan otras opciones, Serie Mundial, Olimpiadas, … ir al profesionalismo sin tapujos, como lo hacen Yuriorkis Gamboa, Erislandy Lara, como lo hiso también ” El Chacal ” Guillermo Rigondeaux ; como lo harán dos de los grandes ausentes ahora en Colombia , Robeisis Ramírez y Johanis Argilagos … ahí esta la fiesta, en el Madison Square Garden , en las Vegas, en Londres; pero la selección cumplió, los dorados dieron clase magistrales en materia boxística…
El matancero Andy Cruz, lució como todo un consagrado; manejó a su antojo todos sus combates; con suma agilidad se paseo por el ring, fue a la corta y a la larga distancia, combinó jabs y rectos con maestría; Andy se apresta para retos mayores, para asumir competencias de más envergadura propias de un experimentado del pugilismo.
Por su parte el campeón mundial y olímpico, Lázaro Álvarez sonó sus pegadas con contundencia; para el pinareño, realmente los juegos no eran una parada necesaria; hiso su trabajo y como sea un oro no viene mal nunca.
La “ sombra”, la “ esfinge ”, la “ roca” ; Julio Cesar la Cruz puede ser todo eso y es más, de hecho, mucho más; a veces es mago, pienso que corre con suerte y logra intimidar a sus rivales para que con un golpe no lo derriben; la provocación es tal que saca la risa, rosa la burla, ya lo noquearon por Europa, días antes de los juegos; pero el camagüeyano disfruto su pelea, se desquito con el mexicano , de ese derechazo que lo había mandado a la lona.
Entonces, el hombre de las dudas, el “ malcriado ”, el “ golden boy” del boxeo pinareño, el primo de Pedro Luis Lazo, paso aprietos contra su rival, un trinitario que subió con ínfulas de grandeza al ring y pese a apretar a Roniel , se quedo corto , las ganas se esfumaron en par de buenos rectos de zurda dados por Iglesias.
El otro que se hiso presente en suelo barranquillero fue el sobrino del gran Savón, Erislandy; el del guaso ya había probado el oro mundialista en Hamburgo, obtuvo graduación de alto nivel, de hombre diría, en Alemania y las Series Mundiales. Este oro centroamericano fue un simple tránsito que “engordó” un poco el casillero de las doradas para Cuba.
La decepción, la gran decepción del evento, fue sin dudas Arlen López; el hombre que venía ascendiendo; campeón olímpico, también un consagrado de las Series Mundiales; cayo y aún no lo creo, pienso que el tampoco lo cree, nadie lo hace, tal vez Arlen sea uno de los púgiles más técnicos del momento y esa derrota maquillada de plata opaco bastante su carrera.
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¡Puch!, ¡Puch!, ¡Puch!; suenan otra vez los golpes, golpes fuertes como un muro de concreto, otra vez los de Alí, Sony Liston, Teófilo Stevenson, Roberto Balado; golpes de ayer y de hoy, golpes que trascienden la historia, golpes que llenan coliseos. El boxeo es deporte de multitudes, pasión de millones, en Barranquilla, en La Habana, en el DF; es la cuna de Kid Chocolate, el negrito que paro el tráfico en la gran manzana allá por los años veinte del pasado siglo; sí, Sardiñas ganó el cinturón mundial y fue rey en Nueva York, en París, en Cuba.
El boxeo de los centroamericanos terminó, el llamado o gastado “buque insignia” cumplió, ellos son lo mejor, todos serían estrellas en el profesionalismo; la escuela cubana es meca en el mundo entero. La fanaticada disfruto, el boxeo existe en esencia para eso, es un fiesta en las gradas ver una buena pelea.
Con ello quedamos, con la ilusión de ver a Argilagos, a Robeisis, a Rigo; a todos, aquí y allá; son Cuba, son criollos, seres humanos que sienten y padecen como usted o yo. Estimado lector, valió la pena; aún más cuando en el instante de escribir este artículo Johanis ya salió de la penitenciaria en Houston, su camino queda abierto, vale la pena soñar, vivir,… sobre todo vivir…