Béisbol, arte, literatura, cine y poco más

Por Alexander García    Mucho pudiera escribirse sobre el béisbol y su magia, pudiera hablarse de un arte, del octavo arte incluso, pudiera exagerarse todo, pues desde que Alexander Cartwright y Abner Doubleday plantaron los cimientos, la vida de millones en el globo gira alrededor de este deporte.    Mucho pudiera escribirse y en ese […]

Por Alexander García

   Mucho pudiera escribirse sobre el béisbol y su magia, pudiera hablarse de un arte, del octavo arte incluso, pudiera exagerarse todo, pues desde que Alexander Cartwright y Abner Doubleday plantaron los cimientos, la vida de millones en el globo gira alrededor de este deporte.

   Mucho pudiera escribirse y en ese sentido se ha hecho muy buena literatura, crónicas, perfiles, memorias. En este punto viene a mi mente el descomunal perfil que el genio, Gay Talese, le hizo a Joe di Maggio; una verdadera obra maestra del género.

   Mucho se ha escrito y se sigue haciendo. Hace unos meses tuve el honor de conocer un libro del colega puertorriqueño Raúl Ramos “Pancho Coímbre: Los bates grandes se respetan”;una excelsa biografía de este icono de la pelota en el panorama beisbolero de la Isla del Encanto, allá por las primeras décadas del pasado siglo.

   También en el cine se han recreado grandes historias de la pelota, ahora mismo por solo citar algunas pienso en 61, en la que podemos revivir la campaña de ese mismo año, en la cual Roger Maris rompe el record de jonrones de 60, establecido por Babe Ruth; también recrea la relación con Mickey Mantle y otras interioridades de los Yankees de Nueva York para aquel entonces.

   Por su parte la reconocida Money Ball, movió las fibras de los fanáticos pues puso en la palestra pública por primera vez el tema de la sabermetría.

   En Cuba ha sido igual, desde la rimbombante En 3 y 2, hasta las biografías a peloteros ilustres de Pinar a cargo del investigador Juan Martínez de Osaba y Goneaga, la colección Con las Bases Llenas hecha por el prestigioso historiador Félix Julio Alfonso y otros como El diamante negro. Eso sí en el aspecto cinematográfico aún quedan muchas deudas.

   En fin lector, el béisbol está en todo y todo se relaciona con el béisbol. En tiempos así como estos, la ilusión, la nostalgia, los miedos, las dudas, las pasiones escondidas, se canalizan en la pelota y entre un strike cantado y un largo jonrón a los profundo del center field, emergen sonrisas, aflora la felicidad y en fracciones de segundo nos creemos el centro del universo.

   En un abrir y cerrar de ojos, los minutos parecen horas y el mundo simula detenerse; a falta de pelota, las cosas se ven diferentes, la espera se vuelve insoportable y los fanáticos anhelamos como una salvación divina el regreso del juego.

   Cuando hace unos días, la cadena ESPN divulgó que daría cobertura a la Liga Koreana de Béisbol (KBO por sus siglas en inglés); fue una noticia que colmó las expectativas de los aficionados pues vuelve real la posibilidad de ver buena pelota por televisión.

   La abstinencia beisbolera provocada por la pandemia incrementa la ansiedad y el simple hecho de poder leer o ver resúmenes de la Liga de Taiwán es como un soplo de aire fresco para los amantes de la pelota; más cuando casi al unísono se da a conocer la noticia sobre la suspensión del Clásico Mundial en 2021.

Bendita nostalgia

   Todo se extraña, las viejas rivalidades, Yankees contra Medias Rojas en las Grandes Ligas, Diablos Rojos contra Tigres de Quintana Roo en México, Criollos de Caguas contra Indios de Mayagüez en Puerto Rico, Navegantes del Magallanes contra Leones del Caracas en Venezuela, Licey contra Escogido en República Dominicana y por supuesto, Industriales contra Santiago en el béisbol cubano.

   Los recuerdos emergen en tromba, figuras y equipos legendarios, partidos no aptos para cardíacos; la memoria comienza a ser rescatada y a ellos nos aferramos con fuerza.

   La existencia de millones de seres humanos está supeditada en buena medida a los vericuetos que deparan las principales competiciones y en particular este 2020 mostraba un panorama interesante; los Mulos del Bronx, armados hasta los dientes con la adquisición de Gerrit Cole, los Dodgers de igual modo con Mookie Betts y David Price, todos hablaban ya de la tan ansiada Serie Mundial entre estas dos franquicias.

   En lo personal no creo que la proyección vaya a cambiar mucho, si tal como se ha informado, la MLB rompe acciones el 4 de julio, con una temporada acortada, así y todo la expectativas de ver a Camioneros y Bombarderos es posible.

   Al mismo tiempo en Cuba, la Serie 60 prometía el regreso de la esperanza, una nueva estructura, por ende más cantidad de juegos, los equipos alistándose para romper con todo desde el principio pero se quedó en eso, en ilusión y a pesar de que todo quedara para la edición 61, cierta  frustración merodea en el ambiente.

   Sobre el béisbol siempre habrá que volver, de algún modo se las arregla para hacernos y deshacernos, para darnos siquiera un poquito de oxígeno en aras de ver la vida con un cariz mejor.

   Nos vemos a la vuelta.

1 comentario en “Béisbol, arte, literatura, cine y poco más”

  1. Porque no enseñan y les exigen a los pichert cubanos que caigan de frente como antes hacían los changa mederos, Alarcón, vinent, etc que se convertian en otro defensor más del cuadro, ahora el pichert lanza la pelota y cae de espalda al cachert y bateador

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *