Alexander García
Si hablamos de Roberto Clemente, hablamos de la excelencia inmortalizada en toda su extensión, pues el boricua fue un maestro desde su forma de vestir el traje hasta sus acciones más allá del terreno de juego.
Si hablamos de Roberto Clemente y Luis Giraldo Casanova, la comparación emerge por si sola y muchos me tildarán de loco, como lo hicieron con tantos allá por los años 80 del pasado siglo pero no, incluso un estelar como Tony Oliva alegó lo mismo, palabras más, palabras menos – “… Muchos scouts de Grandes Ligas se detuvieron a mirar las condiciones excepcionales de Luis Giraldo Casanova y se atrevieron incluso a compararlo con mi amigo Roberto Clemente…”
Yo en los personal nunca lo vi desplegar sus dotes pero muchos entendidos compararon en su momento a Yasiel Puig con Casanova, creo que por esas condiciones extraordinarias para el béisbol; aquí quizás este una idea más completa para tener una dimensión a la luz de estos días sobre la figura de Luis Giraldo.
La historia de los grandes es así, llena de sucesos memorables, colmada de sensaciones únicas; tal como lo refieren libros y escritos, donde Casanova es protagonista.
La leyenda
Sus inicios en el deporte no estuvieron asociados al béisbol, sino al baloncesto y el balonmano; cuentan algunos como el reconocido historiador, Juan A. Martínez de Osaba y Goneaga que Luis Giraldo tenía inclinación por las Matemáticas pero esa no era su vocación.
En su texto, Tres ases verdes, Goneaga refiere que el descubrimiento de Casanova se le debe adjudicar a José Miguel Pineda, el icónico manager de los seleccionados vueltabajeros, quien aconsejado por los narradores Rubén Rodríguez y Bobby Salamanca, colocó a Luis Giraldo de cuarto en la alineación y ahí empezó el ascenso meteórico del slugger.
Tras una primera temporada algo insípida, pues no pudo casi jugar, en su segunda campaña disputo el galardón por el novato del año con Lourdes Gurriel.
Varios amigos y conocidos de Luis Giraldo siempre aluden a sus condiciones innatas, pues era un pelotero de cinco herramientas, poder, velocidad, buen brazo; el hombre sin dudas estaba destinado a triunfar.
Con el Cuba
El debut con la selección nacional tuvo lugar durante los Juegos Centroamericanos de Medellín en 1978 y fue por todo lo alto.
En el evento salió a batear de emergente por Antonio Muñoz y mandó la bola a viajar bien lejos.
Desde entonces y por los próximos diez años; Luis Giraldo fue un sempiterno protagonista en cuanta escuadra criolla se conformase.
Algunas anécdotas
Cuenta de Osaba y Goneaga en el ya mencionado escrito, Tres ases verdes, que Casanova le aportó todo el dinero de un viaje a la boda de Jorge Luis Valdés. De igual modo, le dio todo el dinero que tenía a Omar Linares para que reuniera lo necesario en pos de comprarse una grabadora.
Estas son anécdotas que están guardadas, ni el mismo Luis Giraldo hace alusión ni alardea con ellas y es algo que enaltece mucho más su figura, siempre tan encumbrada como caballero…
Por grandes injusticias también tuvo que padecer Casanova, como en Edmonton, cuando fue llevado al banco después de pegar tres jonrones en un partido y el manager Servio Borges alegó que estaba enfermo en la conferencia de prensa posterior al partido; impresión carente de sustento alguno.
Muchos recuerdan también que Casanova era una especie de talismán para Pineda, quien siempre lo ponía en el jardín derecho como fuese- “… déjenlo ahí, yo quiero que la gente lo vea, no importa que hoy no batee…”- expresaba el timonel y el público lo aplaudía hasta el delirio, hasta ese día en 1992 cuando dijo adiós a lo grande, con soberano batazo en un abarrotado Capitán San Luis.
Según Martínez de Osaba, Jorge Fuentes prefería muchas veces en momentos difíciles poner a hablar a Luis Giraldo Casanova, la gente lo escuchaba y el tipo motivaba en buen cubano- “… Aquí lo que hay es que ponerse bien los cojones y salir a ganar, los pendejos que no salgan al terreno…”
Tras su despedida a comienzos de los 90, Casanova estuvo por Japón y aún se pueden ver imágenes de su estancia en tierras niponas.
En este punto puede quedar definida su personalidad, más allá de sus números impresionantes, siempre se distinguió por su entrega y su disciplina; con su figura recia e imponente Luis Giraldo Casanova trasciende todo y nos lega una humildad sin límites que hoy seguimos admirando, incluso los que no lo vimos jugar… con esto me quedo…
Nos vemos a la vuelta.