Por Juan Páez / @jmanupz
Al leer el título de este trabajo, los ojos del lector podrían abrirse de manera proporcional a una gran impresión. No es para menos. Mariano Rivera podría no tener comparación entre sus colegas, su dominio en ronda regular, playoffs y Serie Mundial era de otra liga, de otra galaxia. Ni hablar del legado que dejó en una organización tan importante como los Yankees de Nueva York, cuyos novenos episodios ahora suelen tener a un hombre en la loma: Aroldis Chapman.
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¿Por qué decir que el cubano toma realmente el testigo del mejor cerrador en la historia del béisbol? Primero, los neoyorquinos demostraron que era él a quien querían en ese puesto para el largo plazo: lo cambiaron a los Cachorros de Chicago, ganó el Clásico de Otoño y nuevamente los de El Bronx lo amarraron con un contrato por cinco años y 86 millones de dólares, un pacto que va desde 2017 hasta 2021.
Salvo algunos contratiempos y, específicamente, problemas en algún tramo de la zafra anterior, Chapman demuestra que es del tamaño del reto que se le presenta.
Y lo demuestra con números que lo convierten en un seguro para ponerles candado a los juegos y concretar las victorias de los dirigidos por Aaron Boone.
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El dato
Después de Rivera y antes del cubano, hubo varios nombres encargados de salvar por los Yankees. Lo hicieron Dellin Betances, Rafael Soriano, David Robertson y Andrew Miller. Ninguno llegó siquiera a 50 rescates, marca a la que se acercó más Robertson, con 49 con el uniforme rayado.
La cuenta del “Misil” va por 55, gracias a los 13 que suma en lo que va de temporada. Es apenas el segundo yankee en lograr 50 salvamentos en los últimos 20 años. El otro, por supuesto, es el panameño Rivera, quien terminó su ilustre carrera con 652, todos con el equipo de Nueva York.
Cuando el zurdo de la recta meteórica alcance los 100 candados con su actual club, se convertirá en apenas el sexto apagafuegos con esa cifra en la historia del conjunto más ganador en las Grandes Ligas y engrosará un grupo que conforman: Rivera (652), Dave Righetti (224), Rich “Goose” Gossage (151), Sparky Lyle (141) y Johnny Murphy (104).
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No pierde el dominio
Un año más, dominio intacto para Chapman. Además de los 13 salvados, tiene récord de 2-0 y efectividad de 1.48.
En 24.1 episodios de trabajo, le han pegado solo 11 imparables y le han anotado únicamente cuatro carreras limpias, con 11 bases por bolas y nada más y nada menos que 44 retirados por la vía del tercer strike.
Su WHIP (la relación de boletos y hits permitidos por entrada) es notablemente mejor que el de 2017: 0.90 contra 1.13 del año pasado.
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Y lo más interesante es que está ponchando más que en las últimas campañas, pues su radio de abanicados por 9.0 innings es de 16.3, el segundo más elevado de su trayectoria y solo por debajo del 17.7 que dejó en 2014.
Cuando Rivera apareció por última vez en un juego de la Gran Carpa, el 26 de septiembre de 2013, surgió la interrogante: ¿Quién podrá reemplazar a Mariano, un futuro miembro del Salón de la Fama?
Vaya que Chapman, con su recta de más de 100 millas por hora como máxima credencial, lo está haciendo de buena manera.
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