Por José Alejandro Rodríguez Zas
En la madrugada del 25 de septiembre del año 2016, solo cinco días después de lanzar su último partido en Grandes Ligas y en medio del cierre de temporada de la MLB, todo el mundo amante del beisbol se estremeció con una triste noticia: el joven y talentoso lanzador cubano de los Miami Marlins, el derecho villaclareño José Fernández, fallecía en un trágico accidente marítimo.
Según reportaron las autoridades, luego de la investigación realizada, al filo de las tres de la mañana, la lancha del deportista se estrellaba contra un espolón de rocas en el extremo sur de Miami Beach, cerca del puerto de la ciudad, causándole la muerte instantánea al lanzador y a sus dos acompañantes, debido a la violencia del impacto.
Hoy sábado se cumplen cinco años de la desaparición física de Joseíto Fernández, “Delfín” para sus amigos, pero su memoria vive en los seguidores del beisbol cubano y mundial, de los Miami Marlins y de todas las Grandes Ligas. La vida se lo llevó rápido, tan solo con 24 años, pero fueron suficientes para dejar su impronta en el deporte de las bolas y los strikes.
Hace ya algunos meses, “El Show de Swing Completo” contó con la presencia del estelar lanzador derecho pinareño, del equipo Cuba y de las Grandes Ligas, José Ariel Contreras, como invitado especial y entre tantas historias, anécdotas y opiniones que dio, durante varias horas, respondió una pregunta directa que se le hizo en el programa, sobre el joven derecho cubano, José Fernández, su muerte y su legado en el beisbol.
“Yo pude conocerlo, entrenábamos juntos con Chinea en Tampa, donde yo vivía cuando el lanzaba”, confesó Contreras. “Cuando ocurrió su accidente, yo estaba en Francia y recibí la noticia en la madrugada. Me entró un mensaje de (Yuniesky) Maya diciéndome: «Compadre, se mató Delfín», que era como lo conocían a él”, agregó.
“Yo entonces llamé a Maya sorprendido y me dijo que mirara las noticias para que lo comprobara. Mi esposa se despertó y vio las noticias. Se le cayó el teléfono de la mano y empezó a llorar. Eso fue duro, fue muy triste, porque él era un buen pitcher y tremendo muchacho”, dijo el estelar lanzador pinareño.
Fernández, con solamente cuatro temporadas en Las Mayores, sumó 38 victorias y 17 derrotas en 76 aperturas, con un excelente promedio de limpias de 2.58 y un Whip de 1.05, ponchó a 589 bateadores con 140 boletos en 471.1 entradas lanzadas, mientras que los rivales le promediaban para solo .209. En la temporada de su debut, en 2013, obtuvo el premio al Novato del Año de la Liga Nacional.
“El hubiera sido un seguro Salón de la Fama”, enfatizó Contreras. “Al estadio de los Marlins iban siempre “tres gatos”, pero cuando lanzaba “Delfín”, se llenaba. Tenías mucho carisma y excelentes condiciones para triunfar. Si miras los números que tenías ese año, lo demostraban”, aseguró Contreras, campeón de la Serie Mundial de 2005 con los Chicago White Sox.
Y es muy cierto. En esa temporada de 2016, Joseíto había ganado 16 juegos con ocho fracasos en 29 juegos lanzados, tenía un promedio de limpias de 2.86 y un Whip de 1.12, con 253 ponches y solo 55 boletos regalados, en un total de 182.1 de entradas y un average rival de .224, números impresionantes para un joven lanzador de solamente 24 años.
“En verdad yo lo sentí mucho, porque entrenábamos juntos. Él llegó y era un muchachito, tenía solamente 14 años y empezó a meter mano y a trabajar fuerte. Logró destacar en el poco tiempo que jugó”.
“Recuerdo que yo llegué del viaje al aeropuerto de Miami y la gente, llorando, me decía: “¿Tu viste lo que pasó? LA gente no lo conocía, pero lloraba su muerte, como si lo conocieran. Era un gran lanzador y una excelente persona. Fue una gran pérdida para la pelota cubana y para la pelota del mundo, definitivamente”, concluyó Contreras.
No cabe dudas que el talento de Fernández contagió a las Grandes Ligas en el tiempo que lanzó y que su alma se da una vuelta, a cada rato, por el estadio de los Marlins. Que Dios lo tenga en la gloria.