Por Juan Páez
La armada cubana tuvo un año importantísimo en cuanto a actuación individual se refiere en 1988. No solo se dio el primer 30-30 para Cuba en Grandes Ligas, sino que ese mismo hombre logró el primer 40-40 en la historia de las Mayores. José Canseco, jugando para los Atléticos de Oakland, pegó 42 jonrones y se robó 40 bases. Toda una proeza que quedó marcada en el tiempo.
Desde entonces, Cuba no ha tenido siquiera un 30-30. ¿Podrá ser el 2023 el año en el que veamos a un cubano con al menos 30 vuelacercas y 30 almohadillas estafadas? Es posible.
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Desde aquel 1988, El mismo Canseco estuvo cerca de lograrlo: en 1991, también con Oakland, terminó con 44 jonrones y 26 robos; en 1998, con los Azulejos de Toronto, la sacó del parque 46 veces y totalizó 29 cojines conquistados. Si buscamos un jugador diferente a Canseco, José Adolis García ha sido el otro que ha llegado verdaderamente cerca de la poco común hazaña. Este mismo año, el slugger de los Rangers de Texas despachó 27 bombazos y se robó 25 bases en 156 juegos.
Ya García sabe lo que es disparar 30 cuadrangulares, algo que hizo en el 2021. Tocará repetir en cuanto a poder y mejorar su número de almohadillas estafadas para convertirse en el segundo cubano en la historia con un 30-30. En el 2023, García tendrá mayor motivación pues estará en una mejor versión de unos Rangers que aspirarán a competir.
Otro aspecto a considerar en relación a los largos batazos de Adolis es que este año mejoró sus niveles de promedio de velocidad de salida y de ponches por apariciones al plato, además de disparar líneas con más frecuencia. Si esto se convierte en una tendencia, cuidado con él para el próximo año.
Pero no solo García tiene el potencial para conseguir la proeza. Otros dos sluggers emergen como candidatos, gracias a su combinación de poder y velocidad: Randy Arozarena y Luis Robert.
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El primero de ellos, Arozarena, logró el 20-20 en sus dos primeras temporadas completas en Grandes Ligas (2021, 2022) con los Rays de Tampa Bay. Y, de hecho, este año robó 32 bases. Nunca ha pasado de 20 cuadrangulares, pero Arozarena tiene fuerza y es un bateador de rachas, factores importantes.
En cuanto a Robert, curiosamente la Pantera logró un 30-30 en las Menores, en 2019. Sin embargo, las lesiones no le han permitido aparecer siquiera en 100 juegos a nivel de Grandes Ligas. El potencial está, simplemente tanto los Medias Blancas como Robert necesitan que el jardinero central titular del equipo se mantenga saludable durante una campaña completa.
El 2023, por varias razones, será un año bien interesante para la armada cubana. Varios factores le pondrán un toque bien picante a la próxima temporada. Veremos si un 30-30 es uno de ellos.