En el noveno inning, el juego entre New York Mets y Oakland Athletics se tornó infartante. Con el cerrador David Robertson en la loma, los Atléticos montaron una amenaza. Con el juego 3×2 a favor de los Mets, tenían hombre en tercera y dos outs. Luego de dos strikes, Robertson incurrió en una falta al reloj de pitcheo.
Con el toletero derecho Kevin Smith en el plato, Robertson inició su mecánica tarde. Apenas se dirigía hacia el plato con su lanzamiento, el umpire Scott Barry alzó la mano y luego se tocó la muñeca izquierda en señal de violación al reloj de pitcheo. Robertson se había acabado el tiempo para iniciar su wind-up.
Lo más duro de procesar para el experimentado lanzador derecho es que, como le dio tiempo de soltar la bola, el pitcheo cayó en zona de strike. Era el último out del juego, pero por la falta al reloj de pitcheo, ese strike se convirtió en una bola automática. Robertson debía repetir el lanzamiento, algo que pudo cambiar la historia del juego. Un imparable habría igualado las acciones a tres carreras.
Molesto, Robertson se paró nuevamente en la loma y esta vez lanzó a tiempo y con todo. Soltó una recta a 93 millas por hora, ante la que Smith no hizo nada. El bateador se quedó mirando, la potente bola terminó en el medio del plato y el árbitro Barry cantó, alto y claro, el tercer strike.
Los Mets, con todo y la infartante violación al reloj de pitcheo, se impusieron con score de 3×2 a los Atléticos. Fue la novena victoria del año para los neoyorquinos, que tienen a su estelar cerrador (Edwin Díaz) en la lista de lesionados por toda la temporada.
Este sigue siendo un soberbio inicio de torneo para David Robertson, el derecho que sustituye a Díaz en el rol de apagafuegos. El veterano, de 38 años de edad, suma 7.1 episodios en blanco, con tres salvados, ningún boleto, solo cuatro hits en contra y nueve ponches.