Los Marlins han demostrado ser un equipo que no se da por vencido muy fácilmente. Tras perder la ventaja inicial los locales se rebelaron y fabricaron un rally de tres en el llamado «lucky seven». En esa entrada la figura de Yuli Gurriel fue decisiva.
El espirituano sufrió un pelotazo en la cara durante un entrenamiento la semana pasada. Después de eso, estuvo alejado del juego durante dos días antes de volver el pasado día primero de julio ante los Bravos de Atlanta.
Como emergente, a Yuli Gurriel no le fue bien en el partido anterior, roleteando por el cuadro en la octava. Pero en esta oportunidad, el llamado llegó en un momento de máxima responsabilidad.
A la hora buena la dio Yuli Gurriel
Con hombres en primera y segunda y el marcador en contra 4×2, Yuli Gurriel aprovechó el primer envío del relevista Andre Pallante, una recta a 97.7 millas en la esquina de adentro, y la dirigió por la banda contraria, bien pegado a la ralla de primera e imposible de fildear.
La pelota llegó hasta el ángulo del jardín derecho, permitiendo así que tanto Garrett Cooper, como Jean Segura anotaron sin que se efectuara el tiro al plato.
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Para Yuli Gurriel fue su décimo doblete de la temporada y su extrabase número 15. Además, el espirituano empujó sus carreras 17 y 18 del año, dejando su línea ofensiva en .271/.324/.404/.728 (AVE/OBP/SLG/OPS).
Luego de su batazo, el cubano fue sustituido por Jon Berti quien anotó la carrera de la ventaja minutos más tarde remolcado por cañonazo al derecho de Nick Fortes que puso la pizarra 5×4.
De esa manera los Marlins, que tienen balance de 48-37, le dieron la vuelta a la pizarra apoyados, fundamentalmente en el aporte ofensivo de «La Piña», Yuli Gurriel.