Por Juan Páez / @jmanupz
Si a Aroldis Chapman le dieran la oportunidad de remover ciertas momentos de la temporada 2017 de las Grandes Ligas, probablemente borraría agosto completo. En ese mes se torció su actuación de manera notable, hasta el punto de perder el puesto de cerrador de los Yankees de Nueva York. También, es posible, repondría el tiempo que perdió por la lesión.
Pero jugar con el tiempo es ficción: es una utopía restar meses del calendario, justo igual que recuperar los días perdidos. Al cubano solo le quedó trabajar arduamente, a fin de ponerse a tono para afrontar una nueva campaña con los neoyorquinos, que armaron revuelo con las incorporaciones durante el receso entre zafras.
“Trabajé mucho en fortalecer el hombro y el brazo”, dijo el “Misil” en una entrevista con MLB.com. “Quiero ser más fuerte y tener más energía para prevenir problemas físicos y fatiga”.
Lo que el escopetero quiere dejar atrás son varias estadísticas dolorosas:
1) terminó con la segunda peor efectividad de su carrera (3.22),
2) solo salvó 22 compromisos (la menos cantidad desde que es apagafuegos),
3) su relación de hits por cada nueve entradas fue la más alta para él (6.6) y
4) ponchó menos que antes tomando en cuenta su radio de guillotinados por cada nueve episodios (12.3).
Cosa del pasado
El uso extremo de Chapman por Joe Maddon y los Cachorros de Chicago en 2016, cuando el zurdo fue una de las mejores armas de los oseznos para ganar su primera Serie Mundial en más de 100 años, no está entre los culpables del cansancio que afectó al nativo de Holguín en 2017. Aunque el lanzador no lo ve como tal, en esa temporada trabajó por espacio de 81.2 episodios sumando ronda regular y postemporada, más que en ningún otro torneo suyo en la Gran Carpa.
“Lo de Chicago fue hace dos años, no podría echarle la culpa a eso”, siguió el dueño de la recta más potente de las Mayores. “Tuve un poco de fatiga en el hombro izquierdo, pero al final pude componerme y volver a mi estado normal”.
Ciertamente, Chapman tuvo un cierre inmejorable de etapa eliminatoria. Desde el arranque de septiembre, cuando recuperó su rol de taponero, no permitió carreras en 12.0 episodios. Salvó seis encuentros y apenas le pegaron tres imparables, dio solo dos bases por bolas y retiró por la vía del tercer strike a 17 de los 41 rivales a los que enfrentó. El promedio al bate de ellos ante el antillano fue un minúsculo .077.
Ese dominio se mantuvo en los playoffs. Los entonces dirigidos por Joe Girardi llegaron hasta la Serie de Campeonato de la Liga Americana y el siniestro nunca perdió el tino. Estuvo en el montículo por 8.0 entradas de siete incogibles y apenas una rayita limpia permitida, con nada más y nada menos que 16 abanicados.
No quieren detenerlo
Los Yankees tendrán esta temporada a un nuevo mánager, Aaron Boone, luego del adiós a Girardi. Entre los planes del novel estratega está no ponerle mucha atención a la posibilidad de llevar con despacio a Aroldis durante los entrenamientos primaverales. Su preparación, por las palabras del dirigente, irá tan normal como siempre.
“No sé si iremos con cuidado con él porque ahora mismo él está en una gran posición física, su estado físico es tremendo”, alabó Boone al portal web de las Grandes Ligas.
Si Chapman se mantiene concentrado, enfocado y saludable, entonces servirá la mesa para que los Yankees —junto con la ayuda de Aaron Judge, Giancarlo Stanton y Gary Sánchez— tengan la zafra que muchos están esperando desde hace años y, quizás, puedan conseguir su primer Trofeo del Comisionado desde 2009.