El día que Neymar abandonó el Barça, un escalofrío recorrió el cuerpo de todos los culés. El equipo perdía al segundo mejor futbolista del mundo que, al mismo tiempo, era el mejor socio del primero, Messi. Y, lo peor de todo, no había recambio. El pánico se apoderó del entorno blaugrana. Sobre todo ante la parálisis que mostraba el club y, especialmente, su estructura técnica… Y más aún tras el baño del Madrid en la Supercopa de España.
Han pasado cuatro meses y aquella imagen desoladora se ha transformado en ilusión. En una enorme ilusión. Gracias, sobre todo, a Valverde. El técnico supo gestionar la crisis con una inteligencia y una serenidad que contagió al equipo. La racha triunfal en Liga, Champions y Copa reenganchó a los aficionados. Y el club puso de su parte gastando todo el dinero (y más) de la huida de Neymar (222 millones de euros) primero en Dembélé (140) y ahora en Coutinho (160).
Dembélé y Coutinho dan más equilibrio al equipo, justo lo que quiere Valverde
El Barça ha cambiado una estrella por dos. Y, aunque todavía es pronto, muy pronto, para pronunciarse, creo que ha salido ganando. Porque Dembélé y Coutinho hacen todavía mejor al equipo, más equilibrado. Precisamente lo que quiere Valverde. A la espera de la llegada el próximo verano de Griezmann. Un trío de cracks para arropar a Messi, que sigue tan genial como siempre.
Este domingo el crack argentino volvió a demostrarlo. Tirando, como siempre, de un Barça que inició el 2018 en la Liga como acabó el 2017: con una nueva victoria. Del histórico triunfo en el Bernabéu al cómodo 3-0 ante el Levante en el Camp Nou. Y ya son 15 victorias en 18 encuentros. Con solo 3 empates. Mejor imposible. Y todavía falta que juegue Coutinho…
