Por Alexander García Milián
Parece el fin, pero no, siempre el fin es comienzo de todo; de la vida, de un nuevo ciclo; la Gran Carpa entra en la postemporada y con la Serie Mundial se habrán corrido las cortinas de nuevo pero las expectativas ya crecen respecto a la próxima temporada; ¿Cuántos cubanos llegaran?, ¿Quién ganará el este de la Americana?, ¿Quién será el Cy Young?, ¿Quién el MVP?; incluso ya desde antes, con las Ligas Invernales en el Caribe, la afición comienza a soñar.
El record de victorias de los Medias Rojas- 107-; el de los Yankees en jonrones- 267-; el ver a Othani, el astro japonés; a Ronald Acuña Jr. y a Juan Soto, a Gleyber Torres con los Mulos; la pelota en Estados Unidos es como deleitarse con El jardín de las Delicias de EL Bosco; sí, es como obra de arte en la que se desparrama acuarelas por aquí y por allá.
Al instante de escribir estas notas, ya comenzaron los Play Off en amabas ligas- nacional y americana- ; por un lado, Bravos- Dodgers y Cerveceros- Rockies; por el otro Yankees- Boston y Astros- Indios; la fiesta llegó a su clímax y todos en Cuba hacen hasta lo imposible por seguirla. Si bien es cierto que la televisión nacional solo pondrá algunos partidos, en diferido, quizás la Serie Mundial, una vez más completa pero igual en diferido; el fanático al béisbol es exigente y siempre quiere más, mucho más…
Las Grandes Ligas es el certamen de mayor nivel en el mundo; no es nada nuevo ni tampoco una redundancia pues saber que existen es lo que sigue esperanzando a muchos que tiene al béisbol como razón de ser; desde los mismos peloteros hasta los aficionados… No es sorna ni deseo que suene peyorativo pero abrirse de a unas a la MLB es la gran solución, la única, para que la Isla levante cabeza de nuevo y salga a flote.
La tristeza, no obstante embauca a la mayoría de los fanáticos, se va otra temporada más y con ella el placer de disfrutar verdaderos partidos, de observar la esencia del béisbol en su más amplia dimensión… La pelota rentada como apologizan desde hace ratos, algunos por ahí, es la puerta de salvación.
Estimados lectores yo este año, bueno como siempre hasta en los peores momentos, yo le voy a los Yankees de Nueva York; mi relación de amor y odio comenzó dese que era niño, desde que tenía unos doce o trece años y los ví perder contra los Marlins en la Serie Mundial de 2003, fue entonces que empecé a entender en verdad al béisbol y me quedé aferrado a la magia de los del Bronx… Yo les voy a ellos… ¿Y usted?