Por Alexander García Milián
Es un rostro- no- son diez, treinta, miles de rostros; mastican a la vez, comprimen los labios, siguen masticando, cientos de palomitas de maíz entran en cien, en trescientas, en miles de bocas, veo también caer un ligero líquido oscuro- es la gaseosa – pienso y río; más allá, es el Yankee Stadium.
Se siente el crujir de las palomitas de maíz, se siente el sabor a carne de la Mac Donald, se escucha un eco, un eco que crece se vuelve un ruido, en la pantalla sale un enorme cartel- Hello- dice, es Nueva York, la gran ciudad, veo a Sinatra cantando, bueno, no, más bien resfriado como lo vio Gay Talese, pero está en Nueva York y con eso basta.
Con el béisbol se vive todo, se percibe todo, olores, sabores, deseos, ansias; si es en la Gran Manzana, en Manhattan, mejor… si hay tabaco, arroz congrí y ron, si hay cubanos, ni hablar….
Ahora mismo, veo a Kendrys Morales sin barba y parece un tipo extraño, raro, está en la meca; muchos pensaron que se iba, otros siempre tuvieron fe; veo a Kendrys y entonces digo fe y algo me asquea, creo ha sido el hecho de ver pasar tantas palomitas de maíz, hamburguesas y gaseosas y entonces la cara gruesa de Kendrys regresa…
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El tiempo en el auto pasa rápido, muy rápido, quizás la velocidad ronde los 100 kilómetros y por ello se perciban como ráfagas los ecos sonoros de las casas, lo mercados, los edificios; lo cierto es que a un lado frente a la cámara está Orlando Hernández- se abre la camisa y muestra una camiseta de Industriales- la voz se le quiebra, creo poder ver sus ojos aguados; en ese entonces ya Hernández era una figura en los Yankees de Nueva York, pero La Habana y los azules- vaya… ni hablar-….
Es un Orlando Hernández delgadito, con el traje ajustado pero luciendo bien, elegante; es el primer juego en la MLB contra Tampa Bay y el debut no puede ser mejor, siete entradas casi perfectas y una palmada en el hombro de Joe Torre- bien muchacho, muy bien-
La historia de la pelota en Cuba guardaba ya, para ese entonces, para finales de los 90, toda las hazañas de Orlando; sus números- los mejores en las Series Nacionales- su pasión azul, desbordante, como pocas; los Yankees, Industriales, la pelota, una historia, dos, tres, cuatro, rueda director…! Acción!
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– Es una buena foto- me digo, una muy buena foto; un plano general perfecto, una imagen muy nítida, a un lado Kendrys Morales, al otro, Bob Melvin, nadie dice nada, un leve apretón de manos, dos sonrisas muy parcas, todo está dicho- los Atléticos de Oakland despiden al habanero-
Es la noticia más amarga de los últimos días, tal vez sea lo peor de los últimos años; ya Trump volvió a hacer de las suyas y mandó al acuerdo entre la MLB y la Federación Cubana de Béisbol a volar, algo duro pero que Kendrys haya sido despedido así, como si nada, como si fuera basura, no, no se cree todavía…pensaba hace unas semanas.
Es que Morales representa un símbolo, bueno, lo es, es más, es identidad, carácter, es tal vez el último gran talento que ha producido Cuba en materia de béisbol; las personas, los fanáticos, todos lo adoran y esta bomba se siente.
Ya hablaron por aquí y por allá; se ha dicho y especulado un montón, demasiado diría, la realidad parece imponerse y para muchos, Kendrys es un tipo viejo; pienso que no, que todavía puede gastar más balas, pienso en Raúl Ibáñez, en Jason Giambi; pienso que en la temporada 2018 comenzó flojo pero luego levantó y dio 21 jonrones, implantó varias marcas para latinos en la Gran Carpa.
No entiendo nada, todo se vuelca a mi alrededor, no entiendo porque Oakland que fue la meca de la sabermetría, hasta una película hicieron; sí, ahí en Money Ball se ve a un tipo como David Justice que ya había dado lo mejor de sí con los Bravos de Atlanta, se ve a un Justice siendo factor decisivo en esa dinámica que impulsaba Billy Bean… ¿Ahora qué?; con Kendrys eso parece no importar y a mes y medio de campaña lo despiden, no le dan un chance;- es un profesional- dice Melvin- ¡ Bahhh!- suena a sorna, a palabras huecas.
Entonces como de la nada, como marcando la pauta y tomando el protagonismo una vez más, regresa de nuevo la cara de Kendrys, ahora vestido con el uniforme a rayas, los Yankees de Nueva York lo contratan, se acaban las especulaciones, no hay final, por ahora no lo hoy; Kendrys la vota por el right field, un batazo monstruoso en el Yankee Stadium, ya es un hecho, el habanero está con los Bombarderos del Bronx.
El fanatismo exacerba todo, el azul de industriales, la mística de los Yankees, El Duque, Kendrys; factores que ahora se conjugan y el béisbol quizás como nunca disipe un poco la amargura; dos grandes jugadores, dos equipos inmensos.
Pienso incluso que Morales trajo algo de suerte a los Bombarderos, pues tras su llegada subieron al primer lugar en el este de la Liga Americana; pero bueno, estas son cosas de la especulación y también de la tradición, de la magia de este deporte maravilloso… Final.
Nos vemos a la vuelta.