Por Juan Páez
Jorge Soler y Yoan Moncada tardaron para tener un año como el que ambos están teniendo en las Grandes Ligas en 2019. En el caso del primero de ellos, lesiones y más lesiones impidieron que desarrollara todo su potencial como poderoso toletero en la caja de bateadores. En cuanto a Moncada, este simplemente tardó en pasar de promesa a realidad y ser un bateador realmente productivo con los Medias Blancas de Chicago.
Para empezar hablando de Soler, los primeros 77 juegos este año le han bastado para dejar atrás casi todos los topes personales que impuso antes de esta campaña. Los que no ha roto, está a punto de hacerlo.
Por ejemplo, con 21 cuadrangulares en su cuenta, ya superó ampliamente los 12 que pegó en 2016, cuando aún pertenecía a los Cachorros de Chicago. Incluso tal marca es mayor a los 11 estacazos de vuelta completa que registró colectivamente en las últimas dos zafras con los Reales de Kansas City (96 encuentros).
Con 53 durante esta campaña, quebró su máximo número de impulsadas (47, en 2015). También estableció un nuevo récord para él en anotadas (suma 40 actualmente), a un doblete de desplazar los 18 que totalizó en 2015 y 2018, a 27 imparables de un nuevo tope personal (tiene 70 y la marca es 96). En boletos, con 9 más sumará 33, uno por encima de los 32 de 2015.
Si se miran los promedios, es cierto que el jardinero derecho no tiene el mejor average de su carrera. Ese registro apenas está en .245, pero gracias al poder que muestra compromiso tras compromiso este año, su slugging (.524) le ayuda a tener el OPS más elevado desde su primera zafra en la Gran Carpa (.903, pero jugó únicamente 24 veces y tuvo menos de 100 apariciones al plato).
Según las proyecciones, lo que podría conquistar Soler, de mantener o mejorar su ritmo, es realmente impresionante. Los cálculos sugieren que terminaría el torneo con 37 dobles, 43 vuelacercas, 112 empujadas y 82 vueltas al cuadro.
El único cubano en finalizar una campaña con, como mínimo, 35 biangulares, 40 bombazos, 110 producidas y 80 recorridos al diamante es Rafael Palmeiro, quien logró esos guarismos en 1998, con los Orioles de Baltimore.
Caso Moncada
Las primeras tres temporadas de Moncada en Grandes Ligas estuvieron calificadas como decepcionantes si se comparan con la etiqueta de gran prospecto que tenía el infielder.
En 2018 —aunque ligó 32 dobles, seis triples y 17 jonrones— lideró las Mayores en abanicados, con 217, y su OPS fue un muy bajo .714.
Pero esta campaña ha sido de gracia en su mayor parte para el jovencito de 24 años recién cumplidos. En 67 juegos disputados hasta el viernes, suma 16 biangulares, tres conexiones de tres esquinas y 12 bombazos.
Esos números los acompaña con 40 fabricadas, 39 anotadas, 20 boletos y cinco bases robadas.
Pero quizás la mejor parte de su progreso para este torneo es los ponches. Ciertamente, aún promedia más de uno por encuentro, debido a que totaliza 80 en 67 compromisos, pero su porcentaje de abanicados por apariciones es de 27.8 %, notablemente inferior al 33.4 % del año anterior.
De hecho, el nacido en Abreus se tragó 102 chocolates en sus primeros 66 desafíos en 2018.
Según las proyecciones, Moncada podría terminar la ronda regular con 32 dobletes, 27 estacazos de vuelta completa, 90 producidas y 86 anotadas, todas serían las mejores estadísticas de su trayectoria en el big show.