«Para ser contratado en una liga FUERA de Cuba tenía que RETIRARME» Alejo O´Reilly

Kiara Gonzalez

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 Por Swing Completo     La década del ochenta ha sido a criterio de aficionados y especialistas la más trascendente en la coincidencia de grandes estrellas del bateo y pitcheo dentro de las Series Nacionales cubanas, al extremo de que muchos jugadores no lograron todo el protagonismo en concordancia con su talento precisamente por el cúmulo de…

 Por Swing Completo 

   La década del ochenta ha sido a criterio de aficionados y especialistas la más trascendente en la coincidencia de grandes estrellas del bateo y pitcheo dentro de las Series Nacionales cubanas, al extremo de que muchos jugadores no lograron todo el protagonismo en concordancia con su talento precisamente por el cúmulo de luminarias en casi todos los equipos de los certámenes de la Isla. 

   Alejo O´Reilly fue una de las figuras más connotadas de aquel tiempo además que no son muchos los bateadores zurdos capaces de acumular mejores números y méritos en los últimos 60 años en comparación con el ex primera base. Sin embargo la mala suerte y las injusticias también fueron compañeras del sonriente moreno como sus contundentes batazos que relucieron dentro y fuera de Cuba. 

   Natural del municipio villaclareño de Quemado de Güines, O´Reilly se mudó hacia Ciego de Ávila después de haber brillado por varios años con su provincia natal donde se consolidó como un jugador de primer nivel que a fines de esos años ochenta fue incluido por fin en la selección nacional. No obstante, su titularidad y permanencia en el equipo grande no fue lo suficientemente feliz para el estelar número 14. 

   Su debut internacional se produjo en 1987 participando en los Panamericanos de Indianápolis y la Copa Intercontinental de La Habana. «Tuve una excelente preparación en la que tuve que bajar de peso con un gran esfuerzo de mi parte», dijo el recio extoletero que continuó diciéndonos que en la cita continental pese a llegar como el único inicialista ponían a jugar a Pedro Medina y Luis Giraldo Casanova.  

   «Yo no me rendí y seguí esperando mi momento hasta que gracias al difunto José Miguel Pineda siempre me alentó diciéndome que me siguiera preparando y no perdiera la fé. Es por eso que le tendré que agradecer eternamente porque tuvieron que ponerme a jugar y terminé de 10-5 con dos hits en el juego final contra Estados Unidos, el primero como emergente contra Chris Carpenter y después un tubey contra un zurdo». 

   O´Reilly manifestó sentirse confiado que con ese rendimiento notable en la justa norteña no iba a tener problemas para estar como regular en la Copa Intercontinental desde que el evento empezara su accionar. «Yo pensaba que iba a estar en la alineación, pero mandaron a buscar a Muñoz (Antonio) que terminó lesionado y fue lo que me dio la posibilidad de tener un puesto fijo para implantar aquel récord de 11-11, además de terminar como líder de los bateadores (38-21, .553) y decidir con jonrón el último juego contra Taipei de China a las dos de la madrugada». 

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   Sobre esta competición señaló que había sido su momento más importante en su fructífera trayectoria deportiva gracias a la combinación de sus registros individuales con la coronación de su equipo gracias a su cuadrangular que dejó al campo a los taiwaneses. 

   En la Copa Mundial de Italia 1988 (35-11, .314, 2 HR, 6 CI) el fornido exjugador también tuvo que hilar bien fino para jugar más que en los torneos precedentes y así conseguir protagonismo en los triunfos de la selección, aunque en la Copa Intercontinental de Puerto Rico 1989 (15-5, .333, 1 HR, 3 CI) volvió a perderse varios partidos por decisión del cuerpo de dirección. 

   A la pregunta de si su fatalismo para integrar la escuadra cubana o mantenerse estable como regular se debía a la gran cantidad de figuras de alto calibre la respuesta de O´Reilly estuvo encaminada en otra dirección. 

   «Yo no les caía bien a los entrenadores porque siempre para mí había un pretexto diferente. Si no era que estaba gordo entonces tenía que subir. Loco me tenían ellos, pero yo no dejaba de trabajar y seguir con mucha perseverancia que me llevó a triunfar. Eso me dio más fuerza para poder demostrar mi calidad como pelotero», reconoció uno de los escasos bateadores zurdos que integró el Cuba en el cierre de aquel decenio. 

   A partir de 1990 las oportunidades de Alejo más allá del entorno nacional fueron nulas, combinándose varios factores entre los que estaban el cambio de posición de Orestes Kindelán y Lourdes Gurriel, junto a la valoración de los técnicos y la aparición de lesiones que apresuraron su retiro del juego activo a mediados de la década. 

   «Decidí retirarme porque ya no estaba en el equipo nacional, además de la edad, la lesión en la rodilla y porque para poder ser contratado en una liga fuera de Cuba tenía que acogerme al retiro. Tuve un buen rendimiento en Colombia con el equipo de Antioquía, pero el contrato se cayó rápido y no fuimos más a jugar allá para cerrar definitivamente mi carrera con apenas 35 años». 

   El respetado bateador consideró que sus resultados destacados no tienen en la actualidad toda la recordación que merecen. «Veo que se habla de otra gente y sin embargo se habla muy poco de mí dentro del béisbol cubano”. 

   Alejo O´Reilly Morejón jugó en 16 Series Nacionales en las que dejó un average de .303, con mil 416 imparables, 240 vuelacercas y 910 carreras impulsadas. Colectivamente sobresalió sus títulos con el aplastante Villa Clara de 1982-83 y con Las Villas en la Selectiva de esa propia temporada. Fue la gran estrella de Ciego de Ávila durante una década de labor y figura entre las figuras más simbólicas que han vestido el uniforme de las dos provincias.

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