Por Andy Lans
Parecía cuestión de tiempo la firma del prospecto Carlos Emilio Pelegrín con alguna franquicia del Big Show. El pinareño rubricó con los Detroit Tigers por un monto de 550 mil dólares. Bien sabía la Federación Cubana de Béisbol de las condiciones de este muchacho cuando, en su momento, lo incluyeron en la lista de 34 peloteros aptos para vincularse a las Grandes Ligas.
Los inicios.
-Desde pequeño me gustó la pelota, pero mi primer deporte fue el karate. Después me salí de esa práctica, y casualmente pasó por mi barrio un profesor de béisbol. Me invitó a un terreno conocido como El Guamá. Allí coincidí con el activista Raúl Macías Torres, quien hasta la fecha me ha motivado como nadie en mi carrera deportiva. Le debo todos mis logros a Raúl. Sin él, no conseguiría nada. También el entrenador Abel López mostró mucho interés en mí, incluso me ayudó a mantenerme vinculado con la pelota mientras pasaba el servicio militar.
Equipo e ídolo de la infancia.
-Siempre me identifiqué con los Vegueros de Pinar del Río, el equipo de la provincia donde nací y me crié. Entre los jugadores, Yulieski Gurriel me llamaba la atención, pero a medida que observaba los partidos de MLB, admiraba a peloteros como Mookie Betts y Mike Trout.
¿Cómo rememoras tus participaciones en equipos Cuba de categorías inferiores?
-Para todo cubano integrar la Selección es lo más grande. Debuté en el Cuba con 15 años en un Panamericano celebrado en México, aunque no disputé el Mundial al que clasificamos porque me pasé en edad. Ya en juveniles, representé al país en otro Panamericano con sede en Panamá.
Para este jardinero vueltabajero de 20 abriles, la plata nacional conseguida en el Sub 15 con los Vegueros, así como el título juvenil constituyen dos triunfos que atesorará en su memoria. Pelegrín alcanza los 1,95 metros de estatura. Posee velocidad tanto en las piernas como en el swing, a lo que suma un excelente brazo.
Personas que más te ayudaron desde tu arribo a República Dominicana.
–Mi agente Carlos Paulino y su familia me apoyaron incondicionalmente. También les debo a ellos la firma.
Tus principales progresos fuera de Cuba.
-Mejoré bastante mi físico. En Cuba pesaba 140 o 150 libras, pero aquí he llegado hasta 190 o 200. El trabajo diario, unido al rigor de los entrenamientos, perfecciona el bateo y fildeo de uno.
¿Por qué Detroit Tigers?
-Recibí otras ofertas, pero siempre preferí a Detroit. A los 13 años jugaba con los Tigers en un Play Station 2 en mi casa. Me gustaría conocer a Miguel Cabrera y compartir con él.
Planes futuros
-Nunca me conformo con nada en lo referido al deporte. Trataré de subir lo más rápido posible con el favor de Dios y el apoyo de mi familia. Solo quiero establecerme en Grandes Ligas para proponerme otras metas.